Semana de la salsa en la PUCP
El evento trae mesas de diálogo y un concierto que harán que relajes el cuerpo, te muevas al son de la clave salsera y, sobre todo, que analicemos por qué la academia estudia la música popular.
Texto:
Suny SimeFotografía:
Roberto Rojas
Suenan la clave, bongos y timbales. El talento de Celia Cruz, Ray Barretto y Adalberto Santiago retumba: “La universidad sintió / de la rumbita, el rumor / y allí también la bailó / del estudiante al rector”. Esta estrofa, parte de la canción que da título a estas páginas, asocia la salsa –como es tradicional– con el disfrute y diversión, pero el alcance de este género es mucho mayor.
A finales de los sesenta, la salsa empezó a conocerse como tal. Si bien nació en los barrios latinos de Nueva York como una expresión de la cotidianidad de los inmigrantes caribeños, fue su integración a la industria musical norteamericana lo que le permitió ubicarse en la escena internacional. Así, la salsa surgió como un movimiento popular que devino en género musical y que albergó en sus raíces sonidos del Caribe, como el son cubano, y norteamericanos, como el jazz.
En medio del movimiento por los derechos civiles en EE.UU., la salsa tuvo una función política: dio voz a gente que no era escuchada. “La música popular se ha anticipado siempre a procesos de ruptura”, comenta el Dr. Jesús Cosamalón, profesor del Departamento de Humanidades. Muchas orquestas tocaban sobre temas como la guerra de Vietnam, el proceso migratorio, el exilio. La salsa incluso llegó a ser un vehículo para denunciar el racismo. Letras como “las caras lindas de mi gente negra” o “yo que soy mulato oscuro” buscaban reivindicar la estética y cultura afro. “La música latina, en general, y la salsa, en particular, tienen un carácter transversal en términos de etnicidad y clase”, señala Cosamalón.
En el Perú, muchos de los discos que llegaron al país desde el Caribe o Nueva York entraron por el Callao. La salsa trajo un sonido agresivo y lenguaje callejero. “Agregó a su narrativa ingredientes de la crónica periodística y relatos sociales de su tiempo y sus experiencias: injusticia, pobreza, desigualdad”, apunta Fernando Flores, director musical de la Orquesta Salsa PUCP.
Así, la salsa se asentó en nuestra sociedad, principalmente, en las zonas urbanas. Para Cosamalón, es válido estudiarla no solo desde el punto de vista de producción, sino también desde el consumo: “Hemos descuidado esa posibilidad de acercarnos a esta música para comprender el universo de los sectores populares. Socializamos con música, y este es uno de los procesos más importantes de la conformación de identidades y grupos sociales”. Para profundizar en el tema, la DACU, la RAU y el Centro Federado de EE.GG.CC. presentan la tercera edición de la Semana de la Salsa PUCP. ¡No dejes de asistir!
Actividades:
Martes 25 – 5 p.m. en el E213
– Mesa de diálogo “¿Por qué estudiar la música popular en el Perú?” (Fred Rohner, Jesús Cosamalón y Fernando Ríos)
Jueves 27 – Desde la 1 p.m. en los jardines de Estudios Generales Ciencias
– Concierto de la Orquesta Salsa PUCP
Jueves 27 – 5 p.m. en el L214
– Mesa de diálogo sobre Héctor Lavoe (Angelina Medina, Ruswell Carpio, Eduardo Livia)
Salsa en casa
Desde este año, nuestra Universidad cuenta con la Orquesta Salsa PUCP, parte de los programas de la Dirección de Actividades Culturales, que tiene como finalidad difundir la salsa desde y para los jóvenes. “Queremos darle el lugar que se merece como manifestación musical y cultural”, comenta Fernando Flores. Las audiciones se realizaron en abril de este año; el primer ensayo, en mayo; y el predebut, en julio. Ahora, en el marco de la Semana de la Salsa PUCP, tendrá su debut oficial en el campus.
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