Francesca Denegri: Te pido que nos hables sobre tu rol en la interdisciplinariedad y la convocatoria que te hizo la Universidad Católica.

Luis Carrizo: Vine invitado muy cordialmente por el Vicerrectorado de Investigación y la Escuela de Posgrado de la Católica para discutir sobre interdisciplinariedad. Es un momento muy importante no solo para la Católica sino también para el Perú y América Latina. No son frecuentes las experiencias institucionales con una voluntad de sus autoridades tan clara para modernizar su actividad científica y académica, fortaleciendo su misión en la comunidad y respondiendo a las exigencias de los problemas contemporáneos, que no son simples y muchos no tienen precedentes. Hoy el mundo enfrenta fenómenos ecológicos, políticos, sociales, económicos que son nuevos y muy poderosos. Exigen respuestas inteligentes e integrales. Ese es el sentido de la interdisciplinariedad. Tratamos de generar la sensibilización de la comunidad académica, acompañar proyectos interdisciplinarios desde la Católica y promover los programas institucionales que favorezcan esta línea de pensamiento.

F.D.: ¿En qué sentido y en qué medida la interdisciplinariedad como método de trabajo responde a esos desafíos cada vez más complejos que se presentan?

L.C.: La interdisciplinariedad como idea no es nueva, pero sí de creciente presencia en la comunidad científica y académica los últimos 40 años. Ha habido una creciente presencia e inquietud acerca de cómo generar mejores resultados desde la investigación para ante nuevos desafíos que son alta complejidad en esta época. La interdisciplinariedad intenta responder a esta multidimensionalidad de los fenómenos, esta incertidumbre que generan. El diálogo entre los distintos campos de saber se hace cada vez más necesario para dar cuenta de fenómenos cuyas respuestas no pueden ser solamente referidas a una parte de ellas sino al conjunto. La interdisciplinariedad no es la única manera de conocimiento científico, pero es una manera idónea de tratamiento de realidades complejas con resultados imprevisibles.

F.D.: No podemos hablar de un modelo de trabajo interdisciplinario. Pero uno quiere sistematizar los conocimientos nuevos que van eclosionando, en este caso la interdisciplinariedad. Julie Klane habla de la dificultad de cartografiar el archipiélago que es la interdisciplinariedad. ¿Cómo abordar esta tensión entre la necesidad de sistematización y lo que sería un archipiélago no sistematizable?

L.C.: Cualquier fenómeno puede tomar distintos modos en momentos y lugares distintos. Lo que dice Klein es cierto: hay mucha diversidad… No necesitamos totalizar eso. La idea de totalizar está afiliada a un cierto autoengaño, desde mi punto de vista. En la interdisciplinariedad, puede diferenciarse tendencias. Los europeos tienen más en cuenta la dimensión más teórica y epistemológica. La escuela aglosajona y de Estados Unidos tiene más interés en para qué sirve, la investigación orientada a resultados. En América Latina hay mucho interés en los efectos que el trabajo interdisciplinario genera en las subjetividades de los investigadores. Haciendo interdisciplinariedad, uno se transforma, el colectivo como grupo humano y la institución adquiere otra visión de sus objetivos. Hablamos de cómo concebir lo uno y lo múltiple, la unidad en la diversidad, el diálogo de distintas visiones, un espíritu de empatía por la opinión contraria y un aprendizaje cruzado. Todo eso no se da en un trabajo individual. Se da en un colectivo que intercambia conocimientos y se deja transformar por el conocimiento del otro. Eso es bueno en el equipo y en la sociedad.

F.D.: En la Católica, ¿existe un clima interdisciplinario o todavía falta mucho?

L.C.: La vocación de la Católica oficializada en este encuentro es muy esperanzadora. El padre Felipe McGregor concibió el término «cultura de paz» y la UNESCO lo distinguió por esto. Ese término orientó las acciones de la UNESCO desde los 90. Una cultura de paz es en sí un asunto multidimensional, atraviesa todo el cuerpo social y todos los campos del conocimiento. La Católica está respondiendo a su propia historia y a su misión cuando convoca a trabajar los problemas del país desde una perspectiva multidimensional. Se juega por fortalecer los conocimientos disciplinarios sobre los cuales se construirá un abordaje de la interdisciplinariedad. Parece que se abre una época donde se profundiza el conocimiento y se amplia para cubrir mejor la realidad.

F.D.: Considerando lo que has resaltado del padre McGregor, hay una historia del impulso interdisciplinario en la Católica. Podemos trazar una línea desde la cultura de paz hasta la Comisión de la Verdad, que integró un grupo importante de nuestra Universidad y constituye un espacio de reflexión interdisciplinaria.

L.C.: Absolutamente. Es la línea de continuidad. Hay una coherencia institucional que tienen hitos distintos. Hay tiene un compromiso explícito y concreto para apoyar a sus investigadores a comprender y transformar mejor el mundo en el que estamos. Es una labor que da cuenta de lo que nosotros siempre, hace muchos años que estamos trabajando en el tema universitario. Decimos que hay que generar un nuevo pacto entre universidad y sociedad. En ese nuevo pacto, una de las cláusulas que hoy está suscribiendo la Católica es comprendamos mejor la realidad para poder actuar en ella.