La fiebre del Mundial de Fútbol Brasil 2014, ya se vive en todo el mundo, el Perú no es ajeno a esta cita, pese a no estar presente: nuestro país no asiste a un Mundial desde España 82, hace 32 años.

Generalmente los jóvenes de hoy viven este emocionante certamen mundial, no por la cercanía al país organizador o por tener seis representantes sudamericanos (Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia, Ecuador y Chile). Al vivir en este mundo tan globalizado, nos venden (en más de 5 canales deportivos en vivo y en directo) diversos campeonatos europeos: Liga Española, Alemana, Inglesa, Copas del Rey, Champions League, Europa League, Intercontinental, etc. dónde Messi, Cristiano Ronaldo, Neymar, Robben, Van Persie, Iniesta, Xabi, Ribéry, Rooney, Benzema, Khedira, Suárez, Modric, Cavani, Ozil, Mandzukic, Muller, Lampard, entre otros, son los máximos representantes del balompié mundial. Son ídolos a seguir y cada quién busca identificarse ya sea con la forma de jugar, pararse para patear tiros libres, penales, uso de zapatos coloridos de fútbol, look, vestimentas y conocen no solo la vida deportiva sino también la vida privada de sus jugadores favoritos, se sienten tan identificados que en conversaciones y debates aseveran que sus ídolos son mejores jugadores que otros.

Asimismo, otros jóvenes al ver y sentir un Campeonato Nacional de nivel tan irregular, así sean hinchas acérrimos, sienten que no tienen nada que asimilar de sus ídolos locales y deseosos de ver fútbol de alto nivel, esta situación les hace estar pendientes y ansiosos de ver y seguir a estas grandes estrellas del fútbol mundial.

Los que hemos vivido el sentir de esa pasión indescriptible, sobre todo, en los tres últimos Mundiales que asistió Perú, podemos asegurar que la vida sin el fútbol no tiene sentido. Al ver los partidos en la televisión  o en el estadio solo se piensa en el balón y en su dominio en el terreno de juego por la magia de los jugadores. Todo llega al clímax más alto con la palabra gol, grito sagrado que despierta innumerables emociones, desde saltar, abrazar de alegría, euforia, risas, gritos, hasta el llanto y lágrimas. Por eso me atrevo a decir que el fútbol no es un sentimiento es una pasión.