En el Perú, la responsabilidad social está avanzando significativamente considerando las acciones de los principales stakeholders involucrados en el tema. Desde el entorno gubernamental se han creado instituciones como el Ministerio del Ambiente, Ministerio de Inclusión y Desarrollo Social, Ministerio de Cultura y el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, entre otros, con la intención de redefinir la responsabilidad del Estado ante la sociedad. La empresa privada se está preocupando gradualmente por implementar áreas de responsabilidad social como parte de sus estrategias para lograr ventajas competitivas sostenibles en los mercados.

Asimismo, Perú2021 como asociación civil, es un esfuerzo colectivo de empresas que apuestan por la responsabilidad social para mejorar las condiciones de vida de la población. La universidad peruana también realiza esfuerzos importantes por desarrollar la responsabilidad social universitaria conjugando los aportes de profesores, estudiantes y trabajadores. En el caso de la PUCP, la Dirección Académica de Responsabilidad Social Universitaria tiene tres áreas clave como son formación e investigación académica, desarrollo social y desarrollo organizacional; las cuales se orientan a apoyar iniciativas y proyectos  socialmente pertinentes.

Otros grupos de interés relevantes son la Iglesia, los gremios empresariales, las organizaciones no gubernamentales, las agencias de cooperación internacional, los gremios de consumidores, entre otros. Un caso interesante es la legislación de depósito para envases que autoriza el reembolso monetario por cada envase devuelto. En Alemania, la ley es conocida como Pfand o Einwegpfand, se implementó en 2003 y se orienta a fomentar una conducta responsable de consumidores, retailers y proveedores básicamente. Es común ver consumidores en Supermercados Aldi hacer cola en las máquinas especializadas para el reembolso vía tickets.

Actualmente, la experiencia de estudiantes universitarios en acciones de responsabilidad social es altamente valorada por las empresas para cumplir con el nuevo perfil de los puestos de trabajo y la formación de una fuerte cultura organizacional empresarial. Por otro lado, la transparencia de las acciones del sector público y privado es una opción estratégica sustantiva para propiciar la paulatina reducción de la corrupción. Según el Índice de Percepción de la Corrupción 2014 de Transparencia Internacional, Perú se encuentra en el puesto 85; esto afecta negativamente las expectativas de la inversión extranjera y el crecimiento económico.

Una condición ideal sería que independientemente del tamaño de la empresa y la condición de cotizar en bolsa o no, las empresas deberían voluntariamente elaborar memorias de responsabilidad social o sostenibilidad para conocer su grado de contribución a la sociedad. Esta información sería trascendente para crear un mercado que atienda a un sistema de competencia más justa. En el caso de las Mipymes las memorias se alinearían a sus recursos disponibles.

Los desafíos futuros están relacionados con el articular los esfuerzos en responsabilidad social para generar sinergias mediante los aportes de los stakeholders, crear un centro nacional de investigación en responsabilidad social, promover la certificación de empresas familiarmente responsables y constituir la Asociación Peruana de Ejecutivos en Responsabilidad Social como la existente en España denominada Asociación Española de Directivos en Responsabilidad Social que opera desde 2013.