¿Cuál es la situación actual de los estudios de posgrado en América Latina?

La universidad latinoamericana tiene que cambiar, desde la concepción del alumno en el pregrado. Hay que verlo como un colaborador, a quien hay que ayudar desde joven a prepararse en la investigación. Tenemos que evitar que el posgrado se convierta en una vía de empoderamiento de personas, que se hagan doctores o másters no porque quieran investigar, sino porque aspiran a determinados cargos y tengan como requisito el ser doctor o ser máster.

Desde hace muchos años, en Cuba, la investigación es una prioridad del Estado y de todas las organizaciones institucionales, así. Cuba tienen más de 11 mil doctores, eso es el 1 por mil de la población. No hay ningún país de América Latina que tenga ese indicador de doctores formados e investigadores dedicados a la investigación.

¿Cuáles son los principales desafíos que ha podido encontrar en el camino?

Lo más peligroso es que los posgrados se conviertan en escudo para el empoderamiento. Aunque pase momentáneamente, explota a la larga. No satisface necesidades reales, y no son realmente posgrados. Eso es la formación de hombre, constantemente estudiando en una temática. Es una nueva forma de vivir que las tecnologías digitales te acercan la información y debes tener la habilidad de procesar la capacidad de trabajar en grupo y de colaborar.

¿Qué caminos debe abrir la decisión de llevar estudios de posgrado?

No todo el mundo tiene que ser doctor o máster. Lo importante es que la persona aprenda a aprender durante toda su vida. Alguien que aspire a ser profesor universitario tiene que seguir un posgrado.

¿Cómo elegir un buen posgrado? ¿Qué características debería reunir?

Si el posgrado es recibir clase e información de manera tradicional, no es un posgrado. El posgrado es una forma de trabajar colaborativamente en la cual, un especialista comparte la información a otros menos experimentados. La actualización permanente es una necesidad de todos los profesionales, pero el posgrado tiene finalidad académica. Eso es un modelo que Paulo Freire llamó “educación bancaria”, en la que una persona ejerce cierta autoridad, y hace al estudiante dependiente, vacilante y temeroso. Lo que necesitamos es gente independiente, creativa, que sepa resolver problemas, que se equivoque. La enseñanza de posgrado que impulse la capacidad de trabajo, de estudio, de búsqueda de información, de creatividad, ese es el mejor posgrado, no importa la especialidad que sea.

¿Se debe hacer un posgrado en la misma especialidad?

A mis estudiantes, los primeros seis meses, los obligo a entrar y salir en diferentes temas hasta que me digan cuál es el tema que a pesar los despierta de madrugada y les echa a perder un buen día, él se siente contento. Depende mucho también a dónde quieres enfocarte.

Recuerda que está abierta la convocatoria para los programas de la Escuela de Posgrado de la PUCP.

El Perfil

Nombre: Ángel Castañeda Hevia