Han pasado más de 20 años desde la publicación de Salón de Belleza, ¿aún se reconoce en esa forma de escribir?

Siempre he sido, o más bien he tratado, de estar ausente en mi escritura. He seguido la empecinada idea de ser un instrumento para que se construya esa escritura de manera autónoma. En otras palabras, lo que pueda pensar o hacer carece de toda importancia y creo que Salón de Belleza pertenece a esa suerte de todo que pretendo que sea lo que he escrito.

¿Es cierto que empezó a publicar autofinanciándose con bonos de preventa? ¿Cómo describiría el camino que lo llevó de la autopublicación al éxito?

Esas tarjetas amarillas con las letras en alto relieve, que daría cualquier cosa por tener una ahora. Fue un trabajo extenuante, intenso y corto, en tres semanas logré vender casi ochocientas promesas de libro. Fue un acto inaugural que desencadenó todo lo que vino después. ¿Éxito? No lo creo. La satisfacción de que mi escritura genere nueva escritura es una verdad objetiva y esa es mi meta: estar dentro de un ir haciendo constante. ¿Qué? No tengo una idea clara de ello, salvo la evidencia de cientos de cuartillas que antes estaban vacías y ahora muestran las huellas de mi paso.

Tengo entendido que no escribe en PC, sino en su dispositivo móvil, ¿qué implica ver el mundo a través de un IPhone?

En PC jamás. Creo que me creí el cuento de que la gente joven -en este caso un carcamán- y creativa escribe en Mac. Pues el iPhone se ha convertido en un vicio difícil de erradicar, porque no puedo cumplir jamás con la regla de ponerlo en modo avión y concentrarme solo en Notas. Me paso la vida usando buena parte de sus aplicaciones de la mañana a la noche. Una verdadera vergüenza.

¿Cómo se convirtió Salón de belleza en un producto cinematográfico? ¿Qué otros proyectos cinematográficos tiene?

Todavía no se ha convertido en película. Lo que voy a proyectar es un ensayo que habla más de mí en mi modo de ser escritor que la exhibición de una película. Creo que nunca haré cine, de la misma forma que jamás se me ha cruzado por la mente escribir un poema. Hay un proyecto avanzado de hacer Salón de Belleza en Hollywood, pero no quiero participar de manera directa en ese asunto.

¿Cómo ve la literatura peruana contemporánea? ¿Qué opina de la autoficción?

Quiero aprovechar este viaje para mirar de más cerca lo que está ocurriendo ahora. Veo que las magníficas escritoras Carmen Ollé y Giovanna Pollarolo siguen publicando. Pero quiero saber más. No sé qué es la autoficción. Escucho mucho el término aquí y en Chile. ¿Un texto escrito en primera persona donde se descubren aspectos biográficos del autor? En ese caso El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo sería el ejemplo perfecto, pero fue escrita cuarenta años atrás. Y si no logra ese nivel de maestría un ejercicio semejante, podría ser llamado como autoaflicción.

¿Qué es lo que le interesa al momento de contar una historia?

De la historia nada. De escribir la aparición de una letra detrás de otra. Y del contexto, la sorpresa de constatar que la mayoría de las veces el cuerpo escritural que se produce de esa manera está más enraizada con la realidad cotidiana que los textos que la buscan de una manera concreta.

El Perfil

Nombre: Mario Bellatin