"La música nos ayuda a sobrellevar la carga de la vida y a sobrevivir emocionalmente"
El reconocido pianista, uno de los máximos exponentes de la música clásica contemporánea a nivel mundial, dictará en junio el taller virtual «Música, fenómeno cotidiano, fenómeno global, fenómeno cósmico», organizado por la Facultad de Artes Escénicas de la PUCP.
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Juan José Chuquisengo
Concertista de piano, compositor musical y artista de Sony Classical Internacional
Entrevista:
Daniel Contreras
Aunque lleva más de 30 años en el extranjero, el vínculo emotivo de Juan José Chuquisengo con el Perú sigue más fuerte que nunca. A partir de este 13 de junio, el reconocido pianista peruano -cuyo disco Transcendent Journey es considerado uno de los cien mejores álbumes clásicos de todos los tiempos- dictará el taller virtual «Música, fenómeno cotidiano, fenómeno global, fenómeno cósmico», organizado por el área de Formación Continua de la Facultad de Artes Escénicas PUCP.
En esta entrevista, el músico habla sobre su relación con el Perú, y la compleja conexión emocional que hay entre la música y las personas.
Has vivido más tiempo en el extranjero que en el Perú. ¿Cómo definirías tu relación con nuestro país?
Yo partí del Perú a los 17 años, no por curiosidad de conocer el mundo, sino por pura necesidad. En mi época de formación como músico, el ambiente institucional peruano era casi nulo, así que solo quedaba irse. Entonces, mi relación con el Perú surge de una ruptura y el desarraigo de tener que dejar mi propio país y a mi familia y amigos para seguir mi vocación, con la tristeza, el dolor y la cólera de que este no me ofrezca las posibilidades.
Conozco a compatriotas que partieron con ese mismo dolor y le han dado la espalda al país. Podría haber tenido esa actitud, pero invertí la figura y me pregunté qué le podía dar yo a mi país, porque no quería que a otros jóvenes peruanos les pase lo mismo. Así que asumí un compromiso por lo que he dado cientos de conciertos didácticos y he enseñado en universidades, colegios, centros e instituciones para mantener ese vínculo emocional con mi país. Prueba tangible es la suma que he recaudado a través de conciertos en favor de obras sociales, educativas y culturales: más de US$ 1.5 millón y medio.
Entonces sí, me gustaría visitarlo de nuevo. Quise visitarlo en marzo de 2020, pero justo empezó la pandemia. Espero visitarlo a finales de este año o inicios del próximo, siempre con la emoción de que es la tierra donde nací, como dice el vals peruano.
¿Cómo ha influido tu experiencia como intérprete en más de 50 países en tu enfoque hacia la música y tu perspectiva cultural?
Me dio la oportunidad de conocer culturas y sociedades de todo tipo, una visión cosmopolita amplia. A partir de ahí también aprendí a entender la música en general y a tener esa perspectiva de curiosidad e interés por la música del mundo, de ir con la mente abierta y los oídos receptivos para apreciar, conocer y aprender. Es una maravilla que cada sociedad haya producido algo singular, único y riquísimo a nivel cultural y espiritual.
Desarrollo musical peruano
¿Cuál es tu impresión sobre el estado actual de la escena de la música clásica y otras actividades culturales similares en el Perú? ¿Cómo ves el potencial de nuestro país para aportar a esta rama de la música?
He visto con mucha alegría la gran evolución en las posibilidades de formación musical y el ejercicio de la profesión en el Perú, en comparación con la época en la tuve que irme. Hoy, hay cien veces más eventos musicales de los que había en mi tiempo.
Ahora viene la parte crítica. Y es que en el Perú, tanto en la música clásica como en otras actividades culturales, ha aumentado mucho el consumo, lo que me parece muy bien. Pero hay una gran carencia, puesto que aún falta que el sector que tiene la posibilidad económica de consumir cultura asuma su responsabilidad de fomentarla. De lo contrario, será una desgracia para un país, en términos de desarrollo, ser solo un importador y no exportar nada. Y para evitar eso hay que crear las condiciones y la infraestructura. Eso, para mí, es responsabilidad sobre todo del sector privado, de tomar consciencia del valor de aportar por la cultura a través del fomento de los jóvenes talentos.
El potencial de nuestro país es enorme por su riqueza cultural y de orígenes de todas las sangres. Esa fuerza creativa la veo aparecer en la música, ya sea de la costa o de los Andes, sea moderna o urbana. Pero explotar ese potencial solo será posible a través del fomento de la educación y del aprecio de la música.
Sabemos que practicas karate y tiro con arco, ¿cómo equilibras tus diversos intereses con tu carrera como pianista?
Para mí, un paso fundamental en la formación humana es lograr la maestría en una cosa, en cualquier área. Ello implica experimentar todo un proceso evolutivo del espíritu: trabajo, concentración, paciencia, persistencia, superar frustraciones, experimentar entusiasmo, crecer por encima de los obstáculos y no rendirse al primer revés, algo pésimo para la formación personal. Lo comparo con un proceso químico: el agua no se cocina ni a 90° o 99°, recién a los 100° sucede la transformación química del agua en vapor. Eso es para mí es lograr la maestría en algo. A partir de ahí uno ya puede diversificarse y dominar otras cosas.
Es verdad, soy cinturón negro en karate, pero ahora estoy dedicado al kung fu, al tai chi y al chi kung. Las artes marciales y el arte de la música tienen algo en común: la búsqueda incondicional de la excelencia y la inmersión completa en el aquí y ahora. En ese sentido, mi centro sigue siendo la música, pero paralelamente practico estas artes que, a nivel terapéutico, son una forma de balance entre el cuerpo y la mente.
¿Por qué crees que la música es tan importante para la gran mayoría de las personas? ¿Qué es lo que la hace tan especial?
Justo sobre eso va a tratar el taller que dictaré. Quiero que los alumnos hagan un experimento mental: imaginémonos que, por una semana, la música y el sonido desaparecen completamente del planeta, a excepción del habla. Estoy casi seguro de que afectaría nuestra salud mental. La música, de una forma muy sutil, nos ayuda a sobrellevar la carga de la vida e incluso, en casos dramáticos, nos permite sobrevivir emocionalmente. Entonces, si quieren responder esa pregunta, les diría que asistan al curso.
Dictarás el taller virtual «Música, fenómeno cotidiano, fenómeno global, fenómeno cósmico», ¿qué pueden esperar las personas que se inscriban en este taller?
Considero que uno de los grandes valores y privilegios de la juventud es la curiosidad de descubrir la vida en todos sus planos y niveles, para conocerse mejor a uno mismo en esa búsqueda de ‘quién soy’. En cambio, cuando uno ya entra a la vida más adulta tiene que asumir otro tipo de responsabilidades que, a veces, ya no dejan espacio para esa introspección. El potencial del espíritu joven es romper esquemas para seguir descubriendo la vida como si fuera la primera persona en el mundo.
Entonces, invierto la pregunta: ¿qué puede esperar el taller del alumno? Lo que el curso espera es una actitud mental viva y fresca para descubrir nuevas cosas. Por mi parte, ofrezco más de treinta años de experiencia intensa con la música, que espero aprovechar al máximo para redescubrir la maravilla y prodigio que esta es. Es, como dice la canción de Violeta Parra, “volver a los diecisiete y sentir profundo como un niño frente a Dios”. Desde esa premisa, este taller le ofrece al alumno un estímulo para conocerse más a sí mismo.
Taller ‘Música, fenómeno cotidiano, fenómeno global, fenómeno cósmico’
El curso tiene como objetivo hacer recordar y retomar consciencia del significado trascendente de la música en la experiencia humana. Las clases serán dictadas por el docente Juan José Chuquisengo, concertista de piano, compositor musical y artista de Sony Classical International.
Dirigido a estudiantes de todas las áreas de música, estudiantes vinculados a las artes y humanidades, y público interesado.
Horario: martes 13, jueves 15, martes 20 y jueves 22 de junio, de 12 a 2 p.m.
Las inscripciones y ventas ya están abiertas a todo el público a través de este enlace.
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