¿Qué hay de malo con el concepto de globalización? ¿Por qué tendríamos que repensarlo?

Dentro del concepto tradicional de globalización, se piensa en países conectados a través del intercambio de bienes: un país crea un producto con tecnología propia y se lo vende a otro y viceversa. En este mundo, se establecen ajustes en precios y salarios para que cada país sea competitivo en alguna materia. Esa es la antigua teoría de ventaja competitiva.

En esta “nueva globalización”, no solo son los productos los que cruzan fronteras sino también las ideas, la tecnología y la mano de obra. El proceso de fabricación se desagrega y como consecuencia, el flujo de información que solía moverse de manera interna se internacionaliza. Así, si Nike pone una planta en Perú, el know-how de marketing, financiero o ingenieril viene de Estados Unidos pero la mano de obra es local.

La implicancia más importante de esto es la combinación de alta tecnología con bajos salarios en varios sectores de manufactura. Y eso es muy diferente a lo que solía haber antes, donde tenías lugares con alta tecnología y altos salarios o de baja tecnología y bajos salarios. Ese es el gran cambio.

¿De qué manera han influido las tecnologías de la información y comunicación (TIC) en la globalización?

Antes de las TIC, era muy complicado organizar actividades complejas a larga distancia. Cuando comencé en esta industria en 1986, todo se acordaba por correo aéreo. Podía tomar un año organizar una conferencia. Ahora, simplemente intercambias algunos correos electrónicos, haces cambios sobre la marcha muy rápidamente. Gracias a las TIC, se pueden coordinar procesos de producción complejos a distancia.

Dentro de este contexto, ¿sigue siendo importante el contacto personal?

Sin duda. La comunicación personal siempre es valorada de otra manera. Cuando realizas actividades complicadas, a veces necesitas hablar con personas cara a cara y cuando el proceso de producción está disperso, es importante que todo funcione bien. La casa matriz de la compañía mandará ocasionalmente técnicos y gerentes a otros locales para arreglar el proceso. Si estos sitios encuentran cerca es algo fácil y rápido de hacer, pero si están muy lejos resulta costoso.

Como consecuencia, las redes de producción tienden a ser muy regionales. Por ejemplo, los Estados Unidos extienden su red a México y Canadá principalmente, y no lo hacen en África. Alemania hace offshore en Polonia, Hungría, la República Checa o Turquía, países cercanos. Eso se debe a la necesidad del contacto personal.

Perú tiene una larga tradición de exportación de materias primas y nuestra economía aún depende de ello. Pero el cambio climático nos debe llevar a prepararnos para buscar una alternativa.

Eventualmente, los países gastarán todos sus recursos naturales. No sé cuándo, pero pasará. Entonces, el Perú debe mirar hacia adelante y pensar cómo puede diversificar su economía y de qué manera podría participar. Considero que sería útil para la economía peruana involucrarse en cadenas globales de valor en el sector servicios. Acá tienen la ventaja de hablar español, que hoy es considerado un idioma global. La desagregación y la tercerización de servicios se están incrementando considerablemente y aún no hay un líder, no hay una “India” del idioma español. Esa es una posibilidad que el Perú puede intentar.

¿Cómo podemos ser parte de estas cadenas globales de valor?

Una manera es asegurar que se cumplan los derechos de propiedad y de libre mercado, pero también tiene que ver con que el gobierno mantenga políticas que respalden estos temas, que respondan a la industria y que los promuevan hacia adentro. Así como contar con profesionales para trabajar en esta industria, por lo que cualquier tipo de capacitación y apoyo será útil.

¿Cuál es su evaluación sobre la Eurozona?

¡Es un gran lío! Creo que se puede solucionar pero debemos de cambiar la forma como pensamos sobre Europa. Hay una división entre Europa del norte, que considera que es un problema transicional y mantiene una política de austeridad, y economistas de otras regiones que considera que esta situación de estancamiento económico requiere de estímulos más significativos y de mayor inversión.

Es muy barato para los gobiernos endeudarse y Europa necesita invertir en mucha infraestructura. Hay muchas soluciones para esta crisis pero hay un bloqueo político liderado por Alemania que no quiere salir de la idea de la reforma estructural y de la austeridad, que no está funcionando.

De repente también ha llegado la hora de repensar la Eurozona…

Ahora que Alemania está entrando en recesión, veremos si reconsideran su punto de vista. Es extraño porque muchos economistas alemanes entienden cómo funciona el mundo moderno pero aún hay quienes creen que estamos en 1920 y tienen una conceptualización completamente diferente acerca del rol de las deudas. En Alemania, «deuda» y «culpa» se expresan con la misma palabra. La idea de endeudarse para salir de la recesión es moralmente ofensiva para muchos alemanes. Creen que es una trampa que hará que Alemania pague por ello, pero deben dejar de pensar eso.

El Perfil

Nombre: Richard Baldwin