"He encontrado confianza y espíritu eclesial en la búsqueda del bien de la Universidad"
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Cardenal Giuseppe Versaldi
Prefecto de la Congregación para la Educación Católica y ex Gran Canciller de la PUCP
*Mensaje del Cardenal Giuseppe Versaldi por los 105 años de la PUCP en la ceremonia de Apertura del Año Académico 2022.
En la solemne inauguración del nuevo año académico de la Pontificia Universidad Católica del Perú y en el marco de los 105 años de su fundación, quiero manifestarles mi gran alegría por el nombramiento del nuevo Gran Canciller: el eminentísimo señor cardenal Pedro Barreto, S.J.
Este nombramiento es un paso que señala la definitiva normalización de la situación que se había creado y que había producido un daño grave a la Universidad y a la Iglesia entera. Por gracia de Dios, me correspondió recoger el trabajo de tantos que colaboraron en la solución de esa dolorosa cuestión. Ya en mi primera visita a la Universidad, en septiembre de 2016, pude constatar la existencia, entre todos, de una voluntad comunitaria, orientada hacia la búsqueda de una solución correcta y justa de los problemas surgidos en precedencia.
Por esto, debo agradecer al entonces rector, el doctor Marcial Rubio, a sus colaboradores, así como también a la Asamblea Universitaria por la comprensión que demostraron ante mis propuestas en nombre de la Santa Sede. El Santo Padre quiso nombrarme Gran Canciller de esta prestigiosa Universidad con el fin de consolidar los acuerdos hechos hasta llegar a la aprobación definitiva de los nuevos estatutos, conformes con las normas eclesiásticas y para el bien de la misma Universidad. A esta se le restituyeron los títulos de Pontificia y de Católica, según su inspiración originaria.
He podido acompañar, aunque sea a distancia, el desarrollo positivo de los acuerdos entre la casa de estudios y la Santa Sede, a través de la presencia de la Comisión Episcopal en la dirección de la Universidad. También tuve la dicha de presenciar la juramentación y la toma de posesión del nuevo rector, el Doctor Carlos Garatea Grau, en julio de 2019, quien de inmediato apoyó las directrices logradas con un gran espíritu de colaboración y comunión.
He podido acompañar, aunque sea a distancia, el desarrollo positivo de los acuerdos entre la casa de estudios y la Santa Sede (…) También tuve la dicha de presenciar la juramentación del nuevo rector, el Doctor Carlos Garatea Grau, quien de inmediato apoyó las directrices logradas con un gran espíritu de colaboración y comunión".
El encuentro del equipo rectoral con el Santo Padre, en octubre del año pasado, reforzó tal comunión y dio el impulso necesario para los siguientes pasos que vieron una breve prórroga de mi mandato como Gran Canciller, durante la espera de la aprobación de los estatutos y del nombramiento del nuevo Gran Canciller, según lo estipulan los mismos estatutos.
Este nombramiento, como es bien sabido, ha sido una decisión soberana del papa Francisco, a través del Decreto hecho el 21 de febrero de este año.
Al terminar, entonces, mi mandato, siento el deber de expresar mi agradecimiento, en primer lugar, al Santo Padre por la confianza que ha puesto en mí y, en segundo lugar, a todos aquellos que me han ayudado en mi misión. Agradezco de modo particular a los dos rectores que se han sucedido durante mi mandato y a sus colaboradores. Puedo decir, con toda sinceridad, que he encontrado siempre confianza y espíritu eclesial en la búsqueda del verdadero bien de la Universidad.
Por ello, invoco sobre el nuevo Gran Canciller, sobre el rector y sus colaboradores, y también sobre todos los estudiantes, que son el verdadero patrimonio de la Universidad, la bendición del Señor para que, superada definitivamente la fase crítica, la Universidad pueda responder a los nuevos desafíos que el mundo de hoy coloca ante la Iglesia. Esto confiando en la asistencia del Espíritu Santo, que es luz que ilumina las mentes humanas en la búsqueda de la verdad toda entera.
Con emoción saludo a todos ustedes y una vez más les agradezco por haberme soportado durante mi misión, asegurándoles estar disponible para acogerlos en caso de que tuvieran que visitar a la ciudad donde reposan los apóstoles Pedro y Pablo.
Con mi sincero afecto y estima, los bendigo.
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