Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página

El principio y fundamento de la PUCP

  • Cardenal Pedro Barreto, S.J.
    Arzobispo de Huancayo y Gran Canciller de la PUCP

*Palabras del Gran Canciller de la PUCP en la sesión de Asamblea Universitaria del 5 de diciembre del 2022

Es la primera Asamblea Universitaria en la que, de manera presencial, participo como Gran Canciller.

Deseo contribuir con la PUCP, reafirmando, hoy, su identidad centenaria de Pontificia Universidad Católica del Perú en respuesta a los graves desafíos históricos de ayer y de hoy.

Somos pontificia con relación al Romano Pontífice (papa Francisco) porque somos puente de diálogo con la sociedad, en este esfuerzo sinodal, de caminar juntos, al que él nos llama, para que, como Universidad, podamos contribuir con el conocimiento y la fe a las preguntas y respuestas en la búsqueda de la verdad. Y somos católica porque trabajamos por el bien común del mundo y del Perú en el encuentro de las personas, en la construccion de una sociedad justa, solidaria y comprometida con los más pobres y con los excluidos.

Somos herederos, pero también portadores de la herencia humanista, científica, tecnológica, cultural, artística y religiosa del Perú. Y nuestra tarea es seguir enriqueciéndola, desde la Doctrina Social de la Iglesia, para el bienestar de las generaciones presentes y futuras.

En estos 105 años de existencia, hemos formado y estamos formando personas para ser profesionales de alta calidad en las diversas disciplinas, inspirados en los principios y valores del pensamiento social de la Iglesia, expresados especialmente en las encíclicas Laudato Si’ (2015) y Fratelli Tutti (2020), para responder a los desafíos actuales de nuestro país.

Por eso, en la apertura del año académico, en marzo pasado, afirmaba nuestra identidad: «Somos PUCP, en una Iglesia en salida para la transformacion de la sociedad peruana».

Compartimos una crisis integral y existencial

El papa Francisco señala algo muy actual en la humanidad y que la sociedad peruana experimenta con dolor y angustia: «La mejor manera de dominar y de avanzar sin límites es sembrar la desesperanza y suscitar la desconfianza constante, aun disfrazada detrás de la defensa de algunos valores. Hoy en muchos países se utiliza el mecanismo político de exasperar, exacerbar y polarizar» (FT 15).

El clima de intolerancia, autoritarismo, polarización y enfrentamiento que estamos viviendo en el Perú no es de ahora. El matiz actual es la urgencia de respuestas honestas y democráticas porque hemos llegado a un punto crítico de ingobernabilidad que desconcierta y empobrece a nuestra sociedad. Esta dura situación nos recorta las posibilidades para continuar en la historia de ese camino de ser «luz en medio de las tinieblas». La PUCP siempre ha estado presente en la vida de las personas, familias y en nuestra sociedad peruana. No debe sorprendernos ni desanimarnos la actitud de intolerancia entre dos o más polos que se consideran opuestos e irreconciliables. Se está instaurando un proceso de destrucción del otro que no piensa igual que yo y lo consideramos como enemigo. Creemos -equivocadamente-que no hay otra salida más que la eliminación del contrario. Esta oposición destructiva que se establece entre las personas de la propia familia y de la sociedad destruye la necesaria unidad para salir juntos de una situación compleja como la que vivimos.

La PUCP está llamada a promover la cultura del encuentro mediante el diálogo social

Como nos dice el papa Francisco en la Fratelli Tutti: «El aislamiento y la cerrazón en uno mismo o en los propios intereses jamás son el camino para devolver esperanza y obrar una renovación, sino que es la cercanía, la cultura del encuentro» (FT 30). Esto nos exige:

Primero: reconocer los efectos destructivos que nos causa el enfrentamiento emocional, ideológico y político de vernos como enemigos y no como hermanos y hermanas.

Segundo: reconciliarnos entre todos los que conformamos la gran familia de la PUCP mediante un acercamiento progresivo para encontrar espacios de encuentro que restauren las relaciones interpersonales, familiares y sociales mediante un diálogo respetuoso, tolerante de las diversidades que enriquecen a todo grupo social.

Tercero: iniciar un proceso de caminar juntos buscando el bien común de la sociedad peruana. Una propuesta, entre otras, es la iniciativa inclusiva, participativa y solidaria Resucita Perú Ahora. Es un camino de esperanza, lento y sostenido que debemos realizar como comunidad de la PUCP porque «una gran nobleza es ser capaz de desatar procesos cuyos frutos serán recogidos por otros, con la esperanza puesta en las fuerzas secretas del bien que se siembra» (FT 196).

En la línea de una universidad en salida, cabe reconocer el aporte de miembros de la comunidad PUCP en el rol de ministros de Estado, como los profesores Waldo Mendoza, Pedro Francke y Silvana Vargas, quien también dirige la Dirección Académica de Responsabilidad Social. Fue igual de importante el aporte del Ing. Fernando Jiménez al dirigir el desarrollo de plantas de oxígeno y el rol en salud mental de la profesora Cecilia Chau.

«Cada uno de los miembros y la PUCP como institución de la Iglesia católica estamos llamados a ‘soñar juntos’ y propiciar liderazgos para la transformación de la sociedad peruana».

Con el papa Francisco, con los creyentes en Dios y las personas de buena voluntad, los «invito a la esperanza, que nos habla de una realidad que está enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en que vive. Porque la esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna. Caminemos en esperanza» (FT 55).

Recordemos, con gratitud y decisión, a los fundadores y nuestros rectores en la historia de nuestra Universidad y dejémonos inspirar por sus vidas entregadas para hacer de la PUCP una universidad que sea puente de inclusión social, enraizada en el hoy de la historia del Perú, y comprometida con su futuro de fraternidad y amistad social entre todos los peruanos y peruanas sin excepción.

Concluyo proponiendo unos compromisos que debemos reforzar desde hoy:

  1. Ejercitarnos en el diálogo: que se manifiesta en la actitud de acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto, todo eso se resume en el verbo «dialogar». Para encontrarnos y ayudarnos mutuamente, necesitamos dialogar (FT 198).
  2. Conscientes de estar todos en la misma barca: necesitamos desarrollar esta conciencia de hoy que nos salvamos todos o no se salva nadie. La pobreza, la decadencia, los sufrimientos de los olvidados de la selva, sierra y costa son un silencioso caldo de cultivo de problemas que finalmente afectarán a todo el Perú. (FT 137)
  3. Resucitemos a este Perú que nos duele: ante tanto dolor, ante tanta herida, la única salida es ser como el buen samaritano. Toda otra opción termina o bien al lado de los salteadores o bien al lado de los que pasan de largo, sin compadecerse del dolor del hombre herido en el camino (FT 67).
  4. Somos artesanos de paz: cada uno, en el lugar en que esté, tiene un rol fundamental en un único proyecto de paz, de justicia, de esperanza y de reconciliación para el Perú. Esta «arquitectura» de la paz exige la intervención de los tres poderes del Estado y de las diversas instituciones de la sociedad, cada una según sus competencias, y también de una «artesanía» de la paz que nos involucra a todos los miembros de la familia peruana (FT 231).
  5. Atreverse a iniciar procesos de cambio: porque «una gran nobleza es ser capaz de desatar procesos cuyos frutos van a ser recogidos por otros, con la esperanza puesta en las fuerzas secretas del bien que se siembra» (FT 196).
  6. Soñemos juntos: nadie puede vivir aisladamente. Necesitamos de una comunidad que nos sostenga y en la que nos ayudemos unos a otros para mirar hacia delante, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos.
  7. Ser signos del renacer de la esperanza: el aislamiento y la cerrazón en uno mismo o en los propios intereses hacen crecer la indiferencia y la desilusión. Es la cercanía y la cultura del encuentro las que hacen renacer la esperanza. Por eso, afirmamos con nuestras propias vidas:
    • El aislamiento, no; la cercanía, sí. La cultura del enfrentamiento, no; la cultura del encuentro, sí (FT 30).

Queridos hermanos y hermanas: el Perú necesita de la PUCP en salida para la transformación de la sociedad.

La Iglesia la conformamos todos los bautizados y bautizadas. Somos el pueblo de Dios que camina en la historia compartiendo los gozos y esperanzas, las tristezas de los hombres y mujeres de hoy, y la PUCP, que es parte de ella en nuestro querido Perú, nos necesita para construir una sociedad justa y fraterna.

La crisis de la COVID-19 ha evidenciado todas nuestras carencias. Pero también nuestras serias deficiencias de otras pandemias sociales, como la crisis política, económica y ambiental. Repensemos el Perú fraterno y solidario que deseamos. Busquemos nuevas formas de organizarnos para lograr el desarrollo humano integral y bienestar de todos: el bien común que queremos.

Necesitamos para nuestra gente puestos de trabajo, viviendas dignas, servicios básicos, producción de calidad, cuidado de nuestras riquezas, respeto a los derechos del otro, instituciones sociales y políticas sólidas y éticas que contribuyan a la formación de una nación que soñaron nuestros padres, que se base en el respeto, diálogo y encuentro, paz y prosperidad. Así la PUCP seguirá siendo una «luz en medio de las tinieblas».

Pedro Barreto, S.J.

Deja un comentario

Cancelar
Sobre los comentarios
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los comentarios pasan por un proceso de moderación que toma hasta 48 horas en días útiles. Son bienvenidos todos los comentarios siempre y cuando mantengan el respeto hacia los demás. No serán aprobados los comentarios difamatorios, con insultos o palabras altisonantes, con enlaces publicitarios o a páginas que no aporten al tema, así como los comentarios que hablen de otros temas.