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Dr. Christoph Theobald S.J.: “La sinodalidad es caminar juntos y preocuparnos por el otro”

El eminente teólogo jesuita Dr. Christoph Theobald S.J., que es profesor emérito de Teología Fundamental y Dogmática en Facultés Loyola Paris, brindó en nuestra Universidad un seminario que motivó el diálogo sobre la sinodalidad en la Iglesia católica y en nuestra sociedad. Aquí nos comparte sus reflexiones sobre cómo podemos caminar juntos y la manera en que, desde la Santa Sede, se fomenta esta práctica.

  • Dr. Christoph Theobald S.J.
    Profesor emérito de teología fundamental y dogmática en Facultés Loyola Paris, Francia
  • Texto:
    Oscar García Meza
  • Fotos:
    Jorge Cerdán

Usted fue parte de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo, realizada en el Vaticano en octubre del 2023, ¿cómo fue el camino para llegar a este evento y qué entiende la Iglesia católica por sinodalidad?

La sinodalidad significa, etimológicamente, «caminar todos juntos». Para lograrlo, se necesita un guía, que es Jesús, y un método, el cual -bajo la conducta del Espíritu Santo- consiste en escuchar a los demás y quedarse en silencio unos minutos para dejarse interpelar por sus palabras. Esta escucha atenta y empática permite romper barreras y superar posiciones encontradas.  

La escucha atenta y empática permite romper barreras y superar posiciones encontradas".

El Sínodo, convocado por el papa Francisco, se preparó en 3 fases. En la primera, la fase diocesana, se hicieron consultas en las parroquias y diócesis de cada continente para reflexionar sobre las comunidades y el caminar juntos. En la segunda, se realizaron asambleas regionales y continentales. Finalmente, se celebró la primera Asamblea General del Sínodo sobre la sinodalidad en Roma del 4 al 29 de octubre 2023. La segunda asamblea está prevista para octubre de 2024.

El seminario internacional "Autoridad y poder en una Iglesia sinodal: retos y perspectivas" promovió el diálogo en nuestra casa sobre cómo vivimos la sinodalidad. Mons. Carlos Castillo, arzobispo de Lima, participó en el debate.

¿Qué diferencias hubo entre el Sínodo del 2023 y los anteriores?

En esta ocasión, los participantes no eran solo obispos sino también sacerdotes y laicos. Hubo 346 hombres y 53 mujeres.  Asimismo, durante la asamblea, la distribución del espacio fue en mesas redondas, lo que fomentaba la circulación de ideas y permitía una mayor comunicación sin jerarquía. En contraste, por ejemplo, con el Concilio Vaticano II, durante el cual los participantes se sentaban en gradas.

Progresivamente, de acuerdo con lo que se debatía en cada mesa y luego de manera general, se fue construyendo entre todos un consenso. Así se realizó el documento final, en el cual hay puntos en los que todos están de acuerdo, pero también otros en los que no, los cuales se necesita profundizar y reflexionar. Acaso lo más importante a lo que se llegó es que había que aprender a escucharse mutuamente en la Iglesia. En la sesión del sínodo de octubre de este año, habrá que resolver aquellas cuestiones pendientes.

¿Por qué es importante que practiquemos la sinodalidad no solo en la Iglesia, sino en la sociedad peruana?

En el seno de la Iglesia, considero que los consejos pastorales deben reflexionar, siguiendo el método sinodal, sobre la misión de la Iglesia en la sociedad. Especialmente en el Perú, un país marcado actualmente por muchos problemas sociales y políticos. Sin embargo, el método sinodal, que implica apertura incondicional a los demás, no se debe practicar solamente en espacios eclesiales. Tenemos que unirnos todos, católicos y no creyentes, pues somos seres humanos y juntos debemos buscar consensos, sin esquivar los focos de tensión.

El método sinodal, que implica apertura incondicional a los demás, no se debe practicar solamente en espacios eclesiales. Tenemos que unirnos todos, católicos y no creyentes, pues somos seres humanos y juntos debemos buscar consensos, sin esquivar los focos de tensión".

¿Cómo los jóvenes, por ejemplo los de nuestra Universidad, pueden practicar la sinodalidad?

Primero, que cursen muy bien sus estudios. Eso no significa querer destacar sobre los demás, sino, digamos, que formen una inteligencia colectiva, pues la palabra y participación de cada estudiante cuentan, tanto el que tiene más o menos talento, o mayores ventajas. Recordemos que la sinodalidad es la preocupación por el otro y el caminar juntos. Eso también se aplica en los estudios.

Uno de los temas que usted ha investigado es la autoridad y el poder en la Iglesia, ¿cómo se vincula esto con la sinodalidad? ¿Las mujeres podrían ser parte del clero?

La sinodalidad es una dimensión vinculada a nuestro bautismo, del cual somos parte hombres y mujeres. Introducirla implica redefinir el clero, preguntarse cuál es su función y quién está habilitado para ejercerla. Uno de los siguientes pasos sería pensar si estos cargos también los podrían ejercer las mujeres. Pero esta pregunta implica haber debatido en la Iglesia qué significa la igualdad entre hombres y mujeres.

Más de una voz dice que la Iglesia se encuentra en crisis, ¿considera que es así? ¿Qué recomendaciones daría para poder salir de ella?

El papa Francisco tiene una fórmula muy precisa: “No vivimos en una época de cambios sino en un cambio de época”. La crisis de la Iglesia es una necesidad pues está relacionada con la que atraviesa la sociedad y el ajustarse a una nueva situación mundial, como es la globalización, los nuevos medios de comunicación y el redescubrimiento de las culturas locales.

Tradicionalmente, el catolicismo se apegaba a una uniformidad. Pero, realmente, nuestra religión no se vive igual en París, Roma, Lima o los Andes. Hay que tomar en cuenta esas especificidades. Asimismo, vivimos en una época marcada por el individualismo, en la cual es más difícil formar una comunidad. Frente a estos nuevos factores, justamente, es importante fomentar la sinodalidad.

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