“Cualquier persona, haya estudiado o no una carrera de filosofía, se hace preguntas existenciales”
En sus primeros años como estudiante de Filosofía, el argentino Darío Sztajnszrajber —“se pronuncia shtain-shraiber”, aclara en su cuenta de Twitter— leyó a Hegel explicar que si bien todos tenemos pies, no todos podemos ser zapateros; y que, a pesar de que todos pensamos, no todos podemos hacer filosofía. Esa idea lo marcó, pues estaba convencido de todo lo contrario: la filosofía está en lo cotidiano de la vida. Desde entonces, él ha defendido esta certeza en la televisión, radio, redes sociales, cafés y en una serie de libros, uno de los cuales presentó la semana pasada ante un auditorio repleto en la Feria Internacional del Libro de Lima.
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Darío Sztajnszrajber
Filósofo y escritor argentino
Texto:
Vania RamosFotografía:
Héctor Jara
En internet hay videos tuyos haciendo divulgación ante miles de personas en distintos espacios y medios. ¿Es difícil hablar sobre filosofía?
El que viene a una clase o a un espectáculo de filosofía tiene una predisposición que posibilita ese acceso. Lo simple o lo difícil no tiene que ver con el lenguaje, sino con la predisposición. Si estoy en una charla de filosofía en la calle ante 3,000 personas y hago una disquisición sobre las formas en que Kant fue cambiando su idea acerca de la analítica trascendental en la Crítica de la razón pura, nadie entiende nada y ese no es el objetivo. El tema es cómo esa revolución en el pensamiento que generó Kant es algo que puedes compartir con un montón de gente para la que, de algún modo -y sin darse cuenta-, el pensamiento kantiano está presente sus diálogos y en sus formas de tomar decisiones. Puedes no saber sobre ética kantiana, pero ella está presente en nuestras formas de pensar el deber. La divulgación de la filosofía tiene que ver con traducir este lenguaje para permitir que cualquier persona pueda apropiarse de todos esos saberes, transformarse y pensarse mejor a sí misma. Es casi un mandato político que si el saber no tiene que ver con el mejoramiento de las condiciones de vida, entonces se vuelve más un negocio que otra cosa.
Este meme, sacado de Facebook, reinterpreta una frase atribuida a Sócrates que usas en tu libro. ¿Cómo impactan la tecnología y las redes sociales en la filosofía?
Ya existía una vocación de tomar recursos pedagógicos diversos para que las ideas se plasmen. El meme está cristalizando algo que ya se venía haciendo y, en ese sentido, no hay una novedad. Y esto me lleva a que no está bueno pensar que la tecnología cambia todo de raíz. En la metáfora del río de Heráclito, «nadie puede bañarse dos veces en el mismo río», el río es otro y es el mismo a la vez. La tecnología genera algo así: los problemas son los mismos, el tema es que nos brinda la posibilidad de ir visualizándolos desde otros lugares y, obviamente, va transformando sus límites. El problema del conocimiento y de la ignorancia es eterno, habla de los límites del ser humano, hasta dónde podemos llegar. En una época, la metáfora que mejor representaba eso fue la de Adán y Eva y la prohibición de comer el fruto del árbol del conocimiento. «Solo sé que no sé nada» es una frase que no es literal, además, pero que aparece como una idea en los primeros cultores de la finitud que es el pensamiento griego.
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