Muy pocas personas tienen claro lo que hace el director fotográfico. ¿Cuál sería tu definición?

Es complejo incluso para los mismos directores de fotografía, porque va dependiendo mucho del trabajo con el director, el tipo de proyecto, incluso en algunos casos, como me pasó con Raúl Ruiz, él hacia el experimento de mandarme solo a filmar algunas cosas luego llegaba con el material y luego él construía algo, pero ese es el extremo de la experimentación. Creo que todo parte de imaginarnos que hacer una película es un viaje, el director de foto es un compañero, si tienes un director que sabe a dónde quiere llegar pero no sabe cómo, entonces el trabajo del director de foto es el articular los elementos estéticos y técnicos.

¿Cómo compaginas estos elementos con los deseos del director?

Un director quiere hablar de un universo, contar una historia, entonces articulas los elementos para que eso se imprima, para que quede incorporado en la imagen, pero hay otros casos en los cuales ni el director sabe a dónde quiere llegar pero sí sabe qué proceso quiere hacer, entonces en ese sentido, el trabajo es ir junto con él descubriendo el devenir, este nuevo individuo que todavía no nos lo imaginamos, pero que lo vamos a ir develando, es como en la escultura, vas esculpiendo con el director, por supuesto que el director de foto trabaja desde la imagen pero escribimos con la luz y la oscuridad, entonces debemos relacionar el inconsciente que está en la oscuridad con la manifestación que se encuentra en la luz y hacer converger esos elementos para que el director llegue a donde desea o para que el director viva ese proceso que tiene que vivir.

La fotografía en filmes como en El Cielo, la tierra y la Lluvia o en The Loneliest Planet es muy diferente. ¿Cuál diría que es el sello que usted le imprime?

Tal vez mi estilo es un ‘no estilo’, en el sentido que cada vez que me enfrento a un proyecto intento desprenderme de todo lo que me resultó antes y busco una impronta nueva para este nuevo universo, al ver los filmes en los que he participado hasta podrías decir que la foto fue hecha por personas diferentes, eso me parece divertido, pero sí creo que hay una cierta personalidad en el sentido afectivo con relación a la imagen, cuando asumo un proyecto lo hago desde la afectividad, desde la relación emocional que tengo con el director y con el universo que se está creando, para lograr llegar al espectador, eso es lo maravilloso.

También has participado en documentales, ¿cómo manejas la fotografía en un filme que debe procurar ser más realista?

Las películas de ficción también es una forma de documentar un imaginario, una forma de soñar, que hasta incluso es más complejo; en el documental, al momento que pones una cámara sobre algo o frente a algo, estas decidiendo que se ve y que no se ve , entonces ya no hay una relación objetiva, hay una selección, ahí tienes una abstracción, al hacer esto, haces evidente la subjetividad el proceso de filmar, por eso los documentales también tiene elementos de ficción, desde esa perspectiva estas diciendo ‘esta es mi visión’. La delgada línea entre el documental y la ficción es bien particular, por ejemplo, Las niñas Quispe fue filmada toda en el lugar donde sucedieron los hechos, pero es una película de ficción, entonces hay una conversación entre la realidad y la ficción.

Me imagino que a veces al plantear tu visión y al oponerla a la del director, se generan conflictos.

Como todo viaje, tiene momentos de contradicción y de hecho si no las hubiera, quiere decir que algo no está andando bien, justamente en un documental que estaba haciendo Walter Salles sobre otro director, Walter le pregunta cómo hace en el set, porque al ver sus películas parece que siempre fluyen y le responde que él siempre ve el momento cuando las cosas empiezan a fluir, se detiene y se va para otro lado, porque eso quiere decir que algo está mal. Crear algo nuevo siempre es sumergirse en lo desconocido y cuando eso sucede siempre te vas a enfrentar a otros, como en la vida misma, que está llena de contradicciones.