Para Issa Watanabe, la ilustración es el medio para comprender los acontecimientos de la vida. A través de este arte, la autora peruana reelabora esa realidad, quizás dolorosa, y le da un nuevo significado, más esperanzador. Transitar por una difícil situación familiar en el 2020 y por la llegada, hace 17 años, de una caja de objetos que había guardado su padre, el recordado poeta José Watanabe, la inspiró a crear una historia que reflexiona sobre la pérdida y la necesaria transformación que la acompaña. 

“Mi manera de crear es haciendo piezas sueltas. Dibujo un pájaro y, en otro papel, una taza. Los coloco y desordeno hasta que encuentro lo que trato de decir. Es un juego que deja espacio a la intuición y el inconsciente”, dice Watanabe, quien completó Estudios Generales Letras, y luego estudió un tiempo en la Facultad de Arte y Diseño de la PUCP.

De esas reflexiones y juego creativo nació Kintsugi, obra que recientemente fue elegida como el Mejor libro de ficción en los Premios Bologna Ragazzi 2024, uno de los galardones más importantes a nivel mundial en el ámbito de la literatura infantil en ilustración y que se entrega en la Feria del Libro Infantil de Bolonia. “El premio lo siento como una palmadita reconfortarte en el hombro; como si me dijeran ‘lo estás haciendo bien’ y me animaran a seguir en el difícil camino de vivir del arte”, dice Watanabe.

La filosofía de realzar nuestras fisuras

Había una vez un conejo que vivía con un pájaro. De pronto, su cotidianidad se ve interrumpida. ¿Cómo recuperar el equilibrio?

De eso se trata Kintsugi, libro que no solo toma el nombre de la técnica japonesa sino también su filosofía, la cual enseña que cuando un objeto se rompe no hay que ocultar sus fisuras sino más bien realzarlas reparándolas con materiales preciosos.

Sin embargo, a diferencia de la técnica tradicional, el protagonista mezcla cosas diferentes. Por ejemplo, a una taza le pone una parte de una tijera. «Así consigue un nuevo equilibrio que nunca va a ser como el que tenía. Al igual que en la vida, no hay que ocultar las cicatrices porque son parte de uno. Eso es lo que quiero comunicar con el libro», cuenta Watanabe.

Los animales como guías en la obra de Watanabe

En su anterior libro Migrantes, que ganó el Premio Llibreter 2020 en la categoría de Mejor álbum ilustrado, Watanabe se valía de un león, un elefante y un rinoceronte, entre otros, para hablar sobre la migración. En Kintsugi, los personajes vuelven a ser animales. La autora estima que nos podemos identificar más con un pájaro, un león o un hipopótamo que con otro ser humano.

“Considero que ver a una persona cierra una historia, mientras que los animales la abren. Puedes proyectar lo que quieras en ellos”, dice. Asimismo, señala que un público infantil puede acercarse a temas complejos, como la pérdida o la migración, más fácilmente a través de los animales.

Silencios que invitan a expresarnos

En las páginas de Kintsugi, apreciamos un fondo oscuro que le da un respiro a las ilustraciones mostradas. “Me gusta dejar ese espacio en los libros para que el lector pueda apropiarse e interactuar con él, rellenando esos silencios con sus propias necesidades o experiencias”, resalta la ilustradora formada en la PUCP.

En esa línea, el libro no tiene palabras escritas. “Si tuviera texto, creo, la narración se enfocaría en una sola dirección. Lo que nos da el silencio es que podemos oír otras voces”, resalta.

Kintsugi

Issa Watanabe

Editorial Libros del Zorro Rojo, 2023

Precio: S/69

Encuéntralo en las principales librerías.

Influencias familiares y de la PUCP

En Kintsugi, afloran diversas influencias que la autora ha tenido a lo largo de su vida. De su madre, la artista Gredna Landolt, su manera dulce de dibujar; de su padre, José Watanabe, las imágenes poéticas y la contención de los haikus. “Mi mamá y mi papá siempre están presentes”, enfatiza.

"En la Universidad, se me abrió el mundo. Mi horizonte cultural se amplió mucho […] Al igual que yo, ahora mi hija está descubriendo un mundo nuevo en la PUCP".

Si bien no concluyó su carrera en nuestra Universidad, debido a que migró a España donde terminó la carrera de Bellas Artes e Ilustración en la Escuela Superior de Diseño de Palma de Mallorca, Watanabe comenta el gran impacto que tuvo el paso por nuestras aulas en su carrera. “En la Universidad, se me abrió el mundo. Mi horizonte cultural se amplió mucho”, resalta. Profesores como Fidel Tubino, Johanna Hamann y Alejandro Alayza la marcaron. Recientemente, su hija Mae ingresó a nuestra carrera de Pintura. “Al igual que yo, ahora mi hija está descubriendo un mundo nuevo en la PUCP”, dice.

Una manera de entender la vida

El 8 de abril, Watanabe recibirá el premio Bologna Ragazzi 2024 al Mejor libro de ficción en la Feria del Libro Infantil de Bolonia. “Este galardón servirá para dar a conocer más Kintsugi y que se edite en varios idiomas. Todo ello también repercutirá económicamente”, dice la autora, quien en su trabajo cotidiano realiza ilustraciones para una marca de ropa para niños.

Asimismo, resalta que, además del premio, Kintsugi le ha dado algo más importante a su autora: una manera de procesar y dar sentido a las situaciones que se presentan en la vida. “Armar este libro fue reparador. Es esperanzador poder seguir creando a pesar de los pesares. El arte salva”, finaliza, convencida, la artista.