“Durante mucho tiempo se creyó que había una tendencia al ostracismo en la vejez, una especie de cierre del relato personal”, explica Ricardo Iacub, doctor en Psicología especializado en los adultos mayores.  “Esta etapa se asociaba fuertemente con la depresión o con ciertas patologías de tipo cognitivo. Hoy lo que sabemos es que esta tendencia a la depresión que parecía como un dato en sí mismo, en realidad, no es así”.

Iacub precisa que la vejez es una etapa donde se toman mejores decisiones, se emprenden proyectos antes postergados y se afrontan las crisis de mejor manera. “Por ejemplo, las fobias, las tendencias obsesivas, así como ciertos tipos de neurosis no se dan de la misma manera,  no ocurren tan frecuentemente como en otras etapas de la vida. Por otro lado, la depresión, aun cuando crece, no es tan habitual como se pensó”.

En este sentido, hay actividades que son recomendables para mantener una buena salud mental, tales como la actividad física, intelectual, tener espacios de encuentro con amigos, así como involucrarse en una sana relación amorosa.

El amor en el tiempo de las canas

La experiencia del enamoramiento en la vejez está marcada por un realismo práctico. “Las relaciones son más auténticas en esta etapa. Podemos encontrar gente que siente que ahora se encontraron como son. Si bien la belleza era un elemento atractivo, esta no dejaba apreciar otros rasgos en épocas más jóvenes. La gente se conecta desde otro tipo de rasgos, le da importancia a otras cuestiones”, explica el psicólogo argentino.

Según Iacub, las personas de esta edad cuentan con mecanismos que compensan la incertidumbre que pueden llegar a sentir con respecto a sus cuerpos. “No se sabe bien si les va a doler algo o cuánto tiempo puedan llegar a vivir, pero se tiene un proyecto de vida más claro, así como un mejor conocimiento de sí mismo”, asegura. “El amor sigue siendo intenso, pero existe una distancia normal, las relaciones pueden durar lo que duren. Mientras que cuando uno se engancha con alguien de joven parece que fuera para siempre”. Además, las personas saben que se conocieron de una manera y no van a cambiar. “Si con la juventud uno piensa ‘yo voy a hacer que cambie, que sea mejor’; ahora la gente es como es, no va a cambiar la historia, no va a cambiar porque uno esté al lado, sino que las cosas son más realistas”.

Lamentablemente, la sociedad sigue siendo muy conservadora con los mayores, a quienes se les suele reducir a un rol familiar. De la misma manera, se piensa que los mayores son conservadores, lo cual no es siempre cierto. “Cuando encontramos personas como José Mujica, expresidente uruguayo, o el Papa y vemos que están renovando la política, nos sorprendemos. La verdad es que hay muchos mayores que pueden ser muy modernos y poco conservadores como los jóvenes”, finaliza.