Docente del Departamento de Humanidades es elegida presidenta de la Academia Nacional de la Historia
Recientemente, fue elegida presidenta de la Academia Nacional de la Historia y tiene como reto resaltar la importancia de la historia nacional en el marco del Bicentenario de la Independencia del Perú, que se celebrará el 2021.
Texto:
Paloma VeranoFotografía:
Víctor Idrogo
Se ha sumergido en el libro Littérature Anglaise. Histoires des Littératures, de Edmund Gosse, que escogió al azar en la Biblioteca del Instituto Riva-Agüero (IRA), donde es coordinadora de grupos de investigación. Está tan concentrada en la lectura que olvida que está posando para una fotografía.
La Dra. Margarita Guerra, docente de nuestro Departamento de Humanidades y recientemente elegida como presidenta de la Academia Nacional de la Historia, ha interiorizado su pasión por la historia en todos los ámbitos de su vida. Se sienta en uno de los salones de la casona del IRA y afirma que no le ha comentado a casi a nadie sobre su elección. “Nunca me imaginé tener el cargo de presidenta, ni siquiera me imaginé ser miembro de la Academia”, cuenta, mientras esboza una sonrisa nerviosa.
Ella habla de los inicios de la Academia Nacional de Historia, creada en 1962, como si fuese un hecho que ocurrió hace poco. Puede decir con facilidad las fechas de todos los gobiernos del país y de las guerras que hubo, tanto en América Latina como en el mundo. Aun así, afirma que no es necesario tener una buena memoria para ser historiadora. “No importa si un alumno recuerda pocas fechas, lo importante es que recuerde el significado de estas y que razone sobre eso. La historia no se tiene que memorizar, sino aplicar para lograr una crítica propia”, señala.
Dos intereses distintos
“Si no hubiera estudiado historia, ¿qué otra carrera habría escogido?”, pregunto. Y, antes de que pueda terminar de decir la oración, la Dra. Guerra responde: “Derecho”. Lo dice convencida. “Cuando yo empecé a estudiar no existía la modalidad de créditos y podíamos llevar todos los cursos que quisiéramos. Por eso, logré estudiar por tres años, en paralelo, las carreras de derecho e historia”, cuenta.
Pero llegó un momento en el que tuvo que elegir solo una y optó por historia. “Supe que era mi vocación desde que estaba en el colegio. Tener un buen profesor ayuda mucho; a mí me enseñó, durante 5 años, Josefina Fonseca y fue ella quien me hizo inclinarme por esta carrera”, recuerda. Antes de terminar sus estudios universitarios, en 1967, se convirtió en jefa de práctica del profesor José Agustín de la Puente Candamo. Su primera experiencia como docente fue en Estudios Generales Letras y desde entonces no se detuvo. Ahora dicta cursos en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas, y en la Escuela de Posgrado. “He dictado todos los tipos de historia: del Perú, del mundo, de América. Todos, menos historia económica”, cuenta.
Le interesa, sobre todo, la historia política y la de las ideas, es decir, el tipo de corrientes doctrinarias que se dan en cada época y que marcan la orientación política de los gobiernos. “Ideas como el comunismo, socialismo, capitalismo, positivismo, ilustración, entre otras, son aspectos de la historia que están vinculados, básicamente, con la historia política”, explica.
Por otro lado, hace hincapié en que la historia no se puede ver solo desde el punto de vista de los vencedores o de los vencidos, ya que no hay un solo discurso. “La historia es algo mucho más complejo. Tiene que verse como la historia del hombre, ya que sigue siendo el relato de lo ocurrido y de cómo se ha desarrollado un pueblo, qué aspiraciones ha tenido. La historia es la comprensión del hombre en su vida diaria”, añade.
La presidenta
Ser presidenta de la Academia Nacional de la Historia es un trabajo demandante, sobre todo cuando el país está próximo a celebrar el bicentenario de su Independencia. Es por esto que, desde ahí, va a pedir la colaboración del Ministerio de Relaciones Exteriores para que, a través de las embajadas, se puedan conseguir los programas de estudio de la historia de Francia, Italia, España y otros países, para evaluar y comparar la enseñanza de la historia nacional. “Con esto, haremos un informe, que presentaremos al Ministerio de Educación, donde señalaremos que, en América Latina y Europa, la historia nacional sigue teniendo la mayor importancia, y en el Perú no nos podemos quedar atrás”, cuenta la Dra. Guerra. “No podemos ser el único país en el que si preguntamos a un chico en el bus quién fue Miguel Grau, no sepa responder”, agrega.
Pertenece a la Academia Nacional de Historia desde hace doce años y su recuerdo más grato en esta institución es haber podido conformar un equipo dispuesto a conseguir que la historia recupere el papel que debe jugar en nuestra sociedad. Que así sea.
Academia Nacional de la Historia
La Academia Nacional de la Historia es la asociación de historiadores e intelectuales más prestigiosa del país. Fue creada el 18 de febrero de 1905, bajo el gobierno de José Pardo, con el nombre de Instituto Histórico del Perú y quedó adscrita al Ministerio de Educación, que en ese entonces se llamaba Ministerio de Instrucción, Justicia y Culto. Recién en 1962, durante la Junta de Gobierno del general Ricardo Pérez Godoy, cambia a la denominación que tiene actualmente.
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