Exploración de color en los paisajes de “Equilibrio Cromático”
Diego Molina, egresado de la Facultad de Arte, presenta la exposición “Equilibrio Cromático”, en la que experimenta y hace una revisión de la historia de la percepción del color.
Texto:
Solange AvilaFotografía:
Roberto Rojas
Aunque no se le preste mucha atención a los paisajes cotidianos, estos contienen un gran abanico de colores y de posibilidades a lo largo del día, y la luz y la oscuridad juegan y se contraponen. Es un fenómeno de la naturaleza que muy pocos atendemos, pero que ha sido ampliamente observado y estudiado. Por ello, en el proyecto «Equilibrio cromático», Molina explora sobre qué se ha pensado con respecto a la experiencia y percepción del color a través de la historia desde varias aristas, como la ciencia, el arte y la poesía.
Los paisajes de Molina son el reflejo de un trabajo que fusiona teoría y arte, presentes principalmente en el balance de colores y el equilibrio entre la luz y la oscuridad, es así que podemos apreciar paisajes con un abanico de colores, que no recurren al blanco y al negro, tal como los panoramas de la naturaleza.
Los estudios de la percepción del color
En la revisión histórica de Molina, el referente principal fue Goethe, quien replicó los experimentos de Newton y desarrolló la teoría del color. Goethe revoluciona las ideas que había alcanzado Newton, debido a que ambos tienen acercamientos distintos: Newton fue un investigador científico y Goethe, aunque también tenía investigaciones, venía más bien de una tradición poética por ser escritor. “Goethe abre una puerta hacia una subjetividad en la interpretación de los colores. Muchos años después nace la psicología del color y todo el siglo XX está lleno de investigaciones pictóricas basadas en estas ideas”, explica Molina.
Al replicar los experimentos de Newton, como descomponer un rayo de luz blanca en todos los colores a través de un prisma, Goethe haya que los colores emergen de la unión entre la luz y la oscuridad. Él entiende que en la naturaleza no hay blanco y negro, sino que los amarillos y los naranjas son la luz y los azules, la oscuridad. Molina considera que el mejor ejemplo es el atardecer, donde podemos ver diferentes posibilidades de color. “Todo lo que vemos termina siendo efectos ópticos, y nos remontamos a preguntarnos si lo que vemos ocurre en la realidad o en nuestras mentes. Cada especie ha desarrollado cierto acercamiento a las cosas según sus necesidades. Yo creo que la humanidad está variando su percepción, pero a tramos muy largos”, explica Molina.
La búsqueda del equilibrio
Si bien esta exposición logra fusionar el arte con la teoría y la psicología del color, Molina describe su trabajo como un proceso más analítico que psicológico. En sus piezas se destaca la equivalencia cromática y la relación luz y oscuridad. El trabajo más complejo consistió en poder marcar equilibrio entre azules y rojos, y en paralelo trabajar la obliteración de capas de color, desde las más cargadas, pasando por capas más aguadas, hasta llegar a la tela cruda sin gesso o base. También podrás apreciar la inclusión de elementos geométricos, que corresponden a la paleta de los colores menos intensos presentes en los paisajes.
Los paisajes están equilibrados no solo por los colores, sino por la composición, las diferentes etapas y posibilidades de color de un mismo atardecer en Lima, el efecto espejo del salar de Uyuni y otros panoramas que viven en la imaginación de Molina. Otras pinturas parten de la base del color negro mucho más profundo, resultado la combinación de verde esmeralda con rojo carmín. Molina considera que el color reacciona e ilumina completamente distinto sobre negro.
Experimentando con color
Como para salir un poco de la experiencia pictórica, en la muestra de Molina se presentan otros experimentos con el color. El primero es la interpretación de un poema sonoro de Jorge Eduardo Eielson. Molina busca representar la definición de cada color evocado en nuestra mente al escuchar esta “audiopintura”. Para presentar su propia percepción de las distintas personalidades de cada color, elaboró una “partitura” de la performance de Eielson, que luego fue adaptada a una composición musical de Jorge Miranda y a una animación experimental a cargo de Diego Vizcarra.
Otra pieza, mucho más lúdica y que representa de forma literal la exposición, es «Equilibrio cromático», que es un recipiente de pintura colgado como péndulo que va dejando miles de posibilidades de rastros de pintura. También hay una réplica de la máquina de colores de Goethe, en la que puedes ver cómo la luz cambia la percepción de los colores.
Después de esta muestra, anímate a ver nuevamente el paisaje limeño que, pese a todo, está lleno de color y vida. Lima y cualquier lugar del mundo merecen otra oportunidad de ser contemplados para descubrir la complementariedad y el equilibrio que surge entre todos los colores.
La exposición “Equilibrio cromático” estará abierta al público en Wu Galería (Av. Sáenz Peña 129, Barranco), hasta el viernes 7 de agosto, de lunes a viernes de 10:30 a.m. a 8 p.m. y sábados de 12 a 8 p.m.
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