Cada vez que Fátima Ordinola recuerda cómo inició su pasión por el dibujo retrocede a las madrugadas en las que se quedaba dibujando, a la alarma sonando a las 5 a.m., momento en el que se despertaba, hacía unos trazos y se iba a trabajar. 

No se imaginó dedicándose a la ilustración, pues es egresada de Diseño Gráfico PUCP, fue algo que descubrió en el camino. Sabía que había algo en el dibujo que la motivaba mucho. Una vez que el grafito toca el papel se encuentra en un espacio en el que se siente segura y plena. 

Recuerda claramente una escena de la película Cambio de hábito 2, allí uno de los personajes cita esta frase del libro de Rainer Maria Rilke, Cartas a un joven poeta: “Si todos los días te levantas con ganas de escribir, entonces eres escritor”. Algo resonó en ella con eso. “Yo me levanto con ganas de dibujar todos los días, entonces soy dibujante” fue su realización. Con eso en mente, ha trabajado incansablemente y ahora ha sido seleccionada en la 56 edición de la Exhibición de Ilustradores, concurso que forma parte de la Feria del Libro Infantil de Bolonia. 

Intenta y persevera

Era inicios del 2020 cuando Fátima decidió postular. Aunque sin mucha expectativa, pues ya había postulado tres veces a esa categoría y no quedaba seleccionada. “Tenía la idea, la proyección de volver a postular. Así, empecé a trabajar en una idea. Quería algo que en verdad me guste mucho, algo de lo que sepa también, que pueda investigar más, jugar y divertirme en ese proceso”, recuerda. 

Grande fue su sorpresa cuando quedó preseleccionada junto con más de 300 ilustradores. “Cuando me enteré de esa noticia, que era finalista, ya para mí significó mucho porque nunca había pasado ese filtro”, comenta. 

Siempre estoy expectante de qué es lo que me va a llevar a crear una historia. Así me seleccionen o no, ¿qué es lo que me queda de esto?”.

Este año tuvo el número más alto de postulaciones en la historia de la exhibición con 19,365 ilustraciones de artistas de más de 90 países. Entre los 3,873 postulantes, ella fue la única peruana seleccionada junto con otros 77 ilustradores de 29 países. Con esto, se convirtió en la única peruana ganadora en esta edición y la tercera en toda la historia del concurso.

“Es un premio muy importante. Más allá de sentirme orgullosa, es un premio importante para la ilustración peruana. Que se escuche el nombre de Perú en una feria tan grande como esta significa que hay más oportunidades de visibilidad del trabajo que hacemos como ilustradores”, resalta.

Celebración escénica

Pese a no haber estudiado artes escénicas, la artista tiene un gran vínculo con ellas, sobre todo con el teatro. Con sus ilustraciones tenía muy clara su idea: homenajearlo. Por ello, como parte de su proceso creativo, llevó un taller de clown con Tomás Carreño, a la par de un taller de voz y cuerpo con Rebeca Ralli, fundadora del Grupo Yuyachkani. Ambas actividades la ayudaron mucho en su viaje de autoconocimiento.

“Quería estar sumergida en el tema, vivirlo en cuerpo. Una vez que empecé el proceso de investigar mi lado más académico, hice los bocetos. No era un proceso creativo de sentarme a dibujar primero, sino que empecé al revés”, comenta.

El proceso que hice para estas ilustraciones fue tan emotivo. Me sentí plena en cada parte del proceso que yo elegí, porque yo decidí qué taller llevar, qué texto leer. Fue un proceso que me sirvió para entenderme mejor, para entenderme como ilustradora y como dibujante”.

Gracias a ese trabajo, las ideas empezaron a trasladarse al papel en agosto del año pasado. No tenía muy clara la historia, pero sí tenía decidida una característica particular: todos los personajes debían tener máscaras. 

Su experiencia en los talleres, junto con los textos que Rebeca Ralli le recomendaba para su investigación, le ayudó a construir esta idea del cuerpo y la voz como máscara, algo que sentía que estaba muy presente en las artes escénicas.

Así, la historia se centra en un personaje: una actriz que está enamorada de la inmensa y luminosa luna. Con eso en mente, Fátima usó al satélite como una alegoría para el teatro. De este modo, esta actriz es una guía para los otros personajes y los motiva a usar la luna para mostrarse frente a ella con un acto escénico en la plaza. “Siento que capaz era un homenaje al actor. La actriz [aquí] está enamorada del teatro como escenario, como presencia, como espectador”, relata. 

Trabajó todos sus dibujos en papel. Dibujó a todos los personajes por separado y los fue escaneando y digitalizando uno por uno. Al final, en el programa Adobe Photoshop, ensambló cada pieza.  

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Mucho trabajo y esfuerzo

Su postulación a la Feria del Libro Infantil de Bolonia no fue lo único que la mantuvo ocupada el año pasado. También trabajó en la plataforma educativa Doméstika y publicó un libro, titulado Sopa, junto con María Laura Bustamante, egresada de Artes Escénicas PUCP.

“El 2021 fue un año de mucho trabajo y no sentí que paraba. Ha sido un año muy lindo, de mucha ilustración, de mucho dibujo”, comenta. 

Tras todo este periodo de exploración, Fátima siente que se entiende mejor como dibujante e ilustradora. Ahora está trabajando incluso en otro libro. “[Esta experiencia] me deja más aprendizaje y ganas de seguir conociéndome. Creo que eso es lo que me llevo. El premio es genial, pero todo lo que pasó antes de este me hizo sentir completa”, reflexiona.