La Gran Depresión fue una crisis económica mundial que se desarrolló entre fines de los años veinte y comienzos de los treinta, pero que en el Perú no tuvo un gran impacto gracias a una serie de medidas desarrolladas por el Estado, en conjunto con otros países de la región, las mismas que le permitieron reponerse rápidamente.

Publicado por Duke University Press de Estados Unidos, The Great Depression in Latin America examina las consecuencias de esta coyuntura en nuestra región en términos del rol del estado, los partidos políticos y la formación de la clase obrera y otros movimientos políticos y sociales. La parte de este libro relacionada a Perú, The Great Depression in Peru, fue escrita en conjunto por el historiador Paulo Drinot y el Dr. Carlos Contreras, docente del Departamento de Economía de la PUCP.

Según Contreras, lo ocurrido a partir de 1929 puede compararse al actual periodo de crisis económica. “Cuando en el hemisferio norte hay crisis, y el año 29 ocurrió esto, sobretodo en EE.UU., los precios de las materias primas que esos países compran se vienen abajo. Como las economías latinoamericanas se caracterizan por depender mucho de la exportación de sus materias primas, el ingreso de sus gobiernos decrece porque, a su vez, sus sistemas tributarios están prendidos de este sector. Asimismo, las empresas que dependen de las exportaciones se recienten, lo mismo que aquello que podemos llamar la aristocracia obrera, que son los trabajadores sindicalizados”, comenta.

El especialista asegura que, a diferencia de México, que vendía metales, primordialmente, Perú pudo paliar el mal momento y recuperarse en poco más de tres años a partir de la diversificación de sus exportaciones y de los países a los cuales estas iban dirigidas. Además, otras razones que facilitaron su acelerada mejoría tuvieron que ver con las medidas adoptadas por su gobierno, entre ellas, la decisión de no pagar la deuda externa.

“Perú y los otros países de la región tomaron medidas audaces. Por ejemplo, dejar de pagar la deuda externa (por un lapso de casi 20 años). Este fue un acuerdo del que solamente se apartó Argentina y que le brindó alivio fiscal. Otro acuerdo fue devaluar la moneda. Nuestro país tenía un sistema monetario muy rígido basado en la libra peruana de oro (que físicamente era de oro), así que se cambió este a papel y se adoptó el Sol de Oro. Este cambio le dio al gobierno la posibilidad de apoyar la industria interna y dar crédito a los empresarios a través de una banca de fomento (se creó el Banco Agrícola, el Banco Minero y el Banco Industrial). Así se le inyectó liquidez a la economía y se le reactivó”, detalla Contreras.

El profesor de Economía de la PUCP sostiene también que en aquella época se realizaron una serie de medidas de incentivo a los empresarios relacionadas con la represión del movimiento laboral, el cual se desarrollaba aceleradamente a consecuencia de la llegada simultánea al país de corrientes políticas, como el comunismo, el nazismo o el catolicismo social. “Lo que hicieron los gobiernos de Sánchez Cerro y Benavides fue aplicar mano dura. De esta forma, los empresarios se animaron a invertir de manera que a partir del año 33 la economía se recompuso”, comenta.

La publicación

The Great Depression in Latin America recoge las ponencias presentadas por diferentes historiadores durante un evento dirigido por Pablo Drinot realizado en Londres el año 2011. “No es fácil publicar fuera del Perú, pero, para mi suerte, tuve un socio de oro en Pablo Drinot a quien conocí a través de Rosemary Thorp (Oxford), quien ha sido un gran nexo entre nuestro país y la academia británica. Por ello, pienso que siempre es importante pertenecer a diferentes redes”, afirma. Y, finalmente, concluye: “Creo que hay que procurar un equilibrio entre publicar dentro del Perú y fuera del Perú, pues no hay que descuidar el mercado interno, hablando en términos económicos. Es bueno diversificar (tal como lo hizo nuestro país con los productos que exportaba durante la Gran Depresión)”.

Puedes encontrar el libro en la Biblioteca de Ciencias Sociales con el código HB 3717 G.