“El concepto de vivienda que se tenía va a ser modificado por la pandemia”
Tanto en nuestro país como en otras partes del mundo, el periodo de cuarentena ha generado un cambio en la percepción de las dinámicas sociales y su relación con el espacio. La Dra. Susana López, docente del Departamento de Arquitectura, analiza cómo se está viviendo este proceso, a través del proyecto de investigación internacional “Ciudades Emergentes”.
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Susana López
Docente del Departamento de Arquitectura
Texto:
Gabriela PérezFotografía:
Archivo personal
¿En qué consiste el estudio “Ciudades Emergentes”?
El estudio internacional “Ciudades Emergentes. Cómo y dónde viviremos después de COVID-19” tiene como objetivo sistematizar una serie de datos e información que se han obtenido gracias a una encuesta que se está realizando en línea durante los primeros 40 días de confinamiento. Esta indaga sobre las actitudes y percepciones que el aislamiento social está generando en nuestra manera de entender el presente para así contribuir a la discusión sobre la vivienda y ciudad del futuro.
Yo soy la encargada de coordinar el estudio en Perú, a través de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo. Sin embargo, está dirigido por el Centro de Estudios Superiores Universitarios de Galicia, Cesuga (España), y cuenta con la colaboración de diversas universidades, entre las que destaca la Pontificia Universidad Católica de Ecuador (Ecuador), el Tecnológico de Monterrey (México), la Universidade de Porto (Portugal), la Universidade de São Paulo (Brasil), la Universidad de Concepción (Chile) y la University of Virginia (Estados Unidos).
Al día de hoy superamos ya las 10,000 encuestas a nivel global y en Perú, con la encuesta ya cerrada, hemos llegado a casi 1,300 personas.
¿Cuáles son las primeras hipótesis que manejan?
La investigación aún está en curso, pero las primeras respuestas reflejan, por ejemplo, que este episodio que estamos viviendo puede ser un motivo para replantearse o cambiar totalmente algunos hábitos de vida que teníamos previos al confinamiento. Resulta curioso que, aunque la mayoría de las personas no se plantea cambiar de ciudad, hay un porcentaje que viviría en otra zona de la misma. También se percibe que la crisis ha aumentado la desigualdad, sobre todo en las grandes urbes de América Latina, una grieta que se manifiesta en aspectos clave como la brecha digital.
En el caso de Perú, ¿esta pandemia cambiará la percepción del público en función de los inmuebles que adquieran en el futuro?
En un primer análisis, está claro que el concepto de vivienda que se tenía hasta ahora se va a modificar. Temas como la importancia de la orientación, la iluminación natural, vistas y la ventilación han tomado gran relevancia entre las encuestas realizadas. Además, la implantación de la educación a distancia o del teletrabajo hace que se replanteen algunas cuestiones, como la necesidad de disponer de más metros cuadrados o tener espacios destinados a ese fin.
Debido al periodo de aislamiento y a las consecuencias que este ha tenido en el público, ¿se replantearán los modelos de construcción buscando incluir áreas verdes o espacios que permitan disfrutar del exterior en las construcciones modernas?
El deseo que se transmite en la encuesta de disponer de un pequeño espacio exterior, como un jardín, un balcón, una terraza o un patio, o incluso de poder ver desde la vivienda un espacio verde o una calle arbolada, hará que se replanteen las tipologías de departamentos, e incluso que la existencia de espacios públicos cercanos sean una plusvalía para las futuras viviendas. El deseo de que la ciudad fuese “más verde” ha sido una de las ideas más valoradas para la ciudad que nos gustaría en el futuro.
¿Cree que, por la misma razón, el público optará por adquirir espacios más cercanos al campo o a áreas abiertas?
Si bien es cierto que la mayoría de las personas no se plantea huir de la ciudad al campo, el contacto con la naturaleza es una de las cosas que más extrañan las personas en este periodo de aislamiento, por encima incluso de actos como viajar o practicar deporte.
En el caso de la infraestructura para transporte, ¿la implementación de mayor cantidad de ciclovías o espacios peatonales es una realidad cada vez más cercana?
Sin duda. Por ejemplo, el significativo incremento del consumo en las bodegas de barrio ha revelado la importancia de la proximidad, que se traduce en una mayor caminabilidad y mixticidad de usos. Esto abrirá una puerta hacia el concepto de la ciudad caminable o ciudad de las distancias cortas a través del empoderamiento. Habrá necesidad de implantar, equitativamente, un mayor número de los equipamientos y servicios cada vez más locales. Además, se impulsará la comprensión de la calle no como simple infraestructura de movilidad, sino como el espacio público que debería ser, con prioridad, a través del diseño, del peatón o bicicleta frente a otros medios de locomoción.
Volviendo al proyecto en general, ¿qué similitudes se han encontrado entre los distintos países participantes?
En ese sentido, hay países que todavía están en proceso de recopilación de encuestas, pues el estudio sigue abierto. En estos momentos, estamos analizando los datos individualmente y contextualizándolos a las particularidades territoriales. El objetivo es, a finales de mayo, compartir las distintas experiencias y que estas sirvan de soporte preliminar para investigaciones conjuntas, para así dar continuidad a la red que hemos establecido.
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