Día Mundial de la Educación Ambiental: reconectándonos con la naturaleza en el Perú
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Claudia Tuesta Velarde
Profesora del Departamento de Educación
Foto:
Andina
El 26 de enero celebramos el Día Mundial de la Educación Ambiental, una fecha que nos invita a reflexionar sobre cómo nuestras acciones impactan en el entorno y cómo podemos actuar de manera responsable para protegerlo. En el Perú, un país con una riqueza natural y cultural invaluable, los desafíos y las oportunidades en educación ambiental son numerosos y urgentes.
Replanteando el aprendizaje ambiental desde el asombro
Muchas veces, al visitar espacios naturales o destinos turísticos, nos enfocamos en capturar la mejor fotografía en lugar de disfrutar el momento, reconocer el valor del lugar o reconectarnos con el entorno. Esta desconexión nos lleva a subestimar el impacto de nuestras acciones, y a no comprender el valor económico, social y ambiental que estos espacios generan.
Como peruanos, debemos sentirnos orgullosos y comprometidos con su preservación, entendiendo que educarnos para conservarlos y valorar la biodiversidad que nos brindan beneficiará al desarrollo de nuestro país".
Este año, por ejemplo, cuatro áreas naturales protegidas por el Estado a través del SERNANP, junto con otros destinos únicos, han sido nominadas a los “Green Destinations Top 100 People’s Choice Award 2025”, un reconocimiento que posiciona al Perú como un referente en sostenibilidad a nivel mundial. Estos espacios no solo destacan por su biodiversidad única, sino también por su gestión sostenible y la integración de las comunidades locales en la conservación. Como peruanos, debemos sentirnos orgullosos y comprometidos con su preservación, entendiendo que educarnos para conservarlos y valorar la biodiversidad que nos brindan beneficiará al desarrollo de nuestro país.
En el libro Educar en el asombro, Catherine L’Ecuyer propone la necesidad de replantear el aprendizaje y la educación ambiental como un viaje que nace del interior de la persona, una aventura facilitada por una consideración de lo que reclama la naturaleza del niño: el respeto por su inocencia, sus ritmos, su sentido del misterio y su sed de belleza. Estos principios también pueden guiar la forma en que nos relacionamos con el entorno natural a lo largo de nuestra vida.
En este sentido, los guardaparques, al transmitir su conocimiento y pasión por proteger nuestros ecosistemas, se convierten en educadores por excelencia, que inspiran tanto a los niños como a los adultos a reconectarse con la naturaleza. Sus enseñanzas nos invitan a ver las áreas naturales protegidas no solo como espacios de conservación, sino como aulas vivas donde aprendemos el valor de cuidar y respetar el planeta.
Educación ambiental para una ciudadanía activa
Uno de los grandes retos que enfrentamos es incorporar la educación ambiental de manera efectiva en nuestra vida cotidiana y en los espacios de aprendizaje. Tal como lo señala la Unesco, esta debe ser transversal a todas las carreras y profesiones, ya que su impacto trasciende disciplinas y sectores. Desde la ingeniería hasta la gastronomía, la educación ambiental es clave para formar ciudadanos responsables, capaces de medir su impacto y actuar en consecuencia. Necesitamos fomentar una cultura de consumidores responsables que valoren los recursos naturales y busquen minimizar su huella ecológica.
Desde la ingeniería hasta la gastronomía, la educación ambiental es clave para formar ciudadanos responsables, capaces de medir su impacto y actuar en consecuencia".
La educación ambiental, más que un aprendizaje, es una herramienta transformadora que puede cambiar el rumbo del Perú hacia un desarrollo sostenible.
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