Tanto el mercado laboral, como la vida familiar y la continuación de estudios, en forma de maestrías o especializaciones, son fenómenos en constante cambio y actualización. Estos son algunos de los cambios a los que se enfrentan los estudiantes al culminar sus estudios de pregrado en nuestra Universidad. Conversamos sobre estos retos y algunas recomendaciones con la magíster Elena Franco Temple, psicóloga y coordinadora de la Oficina de Empleabilidad de la Dirección de Asuntos Estudiantiles.

Todo es un aprendizaje o reaprendizaje: uno aprende a trabajar en equipos de trabajo, a manejar las exigencias y oportunidades del horario, los modos de resolver problemas que no necesariamente sabíamos cómo afrontar"

1. Comprende el contexto

Al terminar la universidad surgen una serie de cambios alrededor del manejo del tiempo y los horarios. Mientras que en clases puedes organizar tu horario como mejor te parezca, en el mundo laboral es algo mucho más difícil, sobre todo si debes coordinar con otras personas. Ya sea un trabajo de seis u ocho horas, este horario no ofrece la misma flexibilidad que hay en el espacio de la universidad.

Del mismo modo, las aptitudes y las habilidades requeridas para concretar con las tareas laborales no siempre son las mismas que se utilizaban en el contexto académico. “Las características y las habilidades que se requieren para aprender escuchando una clase son distintas a las que uno necesita para producir un documento, por ejemplo, o para pensar una presentación o un informe en el trabajo, un espacio en el que el contexto y los flujos son totalmente distintos”, señala la especialista.

Del mismo modo, las jerarquías cambian. “En un trabajo, tú tienes uno o varios jefes y te piden cosas en cualquier momento y con diferentes niveles de urgencia. El profesor te pide que escuches clase, pero ya tienes un silabo que te dice qué hacer en todo el semestre”, señala Franco. Entonces, los aspectos de la organización son distintos. Es necesario aprender nuevos recursos para enfrentar estos cambios.

2. Reaprende sobre relaciones interpersonales

Otro aspecto que debe manejarse son los cambios en las relaciones interpersonales. La universidad les permite a los alumnos vincularse con sus contemporáneos y tener distintos grupos de amistad e interés. Esto se diferencia del tipo de relación que hay con los compañeros de trabajo, quienes no necesariamente se convierten en una red amical o de soporte similar al universitario. Al respecto, Franco nos comenta que “uno tiene que aprender a coordinar con personas de diferentes edades, responsabilidades y carreras, lo cual no siempre es un proceso simple”.

3. Maneja tus expectativas y no te compares

Las expectativas que se tienen al salir de la universidad también pueden convertirse en un reto u obstáculo al momento de ingresar al mundo laboral. Por ejemplo, uno puede comenzar a compararse con sus excompañeros en cuanto al crecimiento laboral o al ingreso económico. Esto, nos comenta Franco, se ve exacerbado por factores como las redes sociales. Por otro lado, las mismas expectativas de los familiares se convierten en generadores de ansiedad.

Lo importante es ser positivo y sacar lo positivo de lo que estamos viviendo, esta, en sí misma, ya es una capacidad de adaptación”

4. Recuerda que todo es un aprendizaje

Es verdad que los factores expuestos son causantes de estrés en distinta medida; sin embargo, la psicóloga nos comenta que hay modos de mitigar su efecto y de mejorar el tránsito de la academia al mundo laboral. “Lo importante es ser positivo y quedarnos con lo positivo de lo que estamos viviendo. Esta, en sí misma, ya es una capacidad de adaptación”, señala.

Franco destaca que es igual de importante reconocer y valorar aquellas decisiones, acciones y aprendizajes que sí están funcionando bien.

Por otro lado, Franco destaca que es igual de importante reconocer y valorar aquellas decisiones, acciones y aprendizajes que sí están funcionando bien. Finalmente, “todo es un aprendizaje o reaprendizaje: uno aprende a trabajar en equipos de trabajo, a manejar las exigencias y oportunidades del horario, los modos de resolver problemas que no necesariamente sabíamos cómo afrontar, y a lidiar con personas de diferentes formas de liderazgo y trato, siempre desde el respeto y el autocuidado”, señala Franco.

5. Busca apoyo en otros espacios

Además, siempre es necesario tener en cuenta los efectos del contexto y los cambios sobre la salud mental. En este sentido, Franco recomienda buscar espacios de apoyo e interacción fuera de lo rigurosamente laboral, como talleres o espacios de enriquecimiento cultural o, simplemente, reconocer la importancia de las salidas o los viajes familiares y amicales. Del mismo modo, vale la pena apostar por prácticas como el deporte, el yoga o el baile. “Corporalmente, uno necesita sacar el estrés y conectar con el cuerpo”, finaliza Franco.

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Además, habrá talleres y activaciones que organiza la Oficina de Empleabilidad de nuestra Dirección de Asuntos Estudiantiles. ¡No te los pierdas!

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