No puedo entender cabalmente el sentido de mi vida sin tener en cuenta de manera especial a la PUCP. Varias de sus facultades son parte de mi formación y de mi compromiso con la enseñanza y el desarrollo del Perú.

Debo mucho a las Humanidades, a las Ciencias Sociales y, en las últimas tres décadas, a las Ciencias y Artes de la Comunicación y, finalmente, a las Artes Escénicas. He sido ferviente alumno, luego profesor y gestor en cada una de ellas. No puedo menos que agradecer a quienes componen esta maravillosa comunidad académica por haberme permitido trabajar incansablemente por ella y por nuestro país.

¡El sueño de la Facultad de Artes Escénicas viene de muy atrás! Desde siempre en la PUCP se hizo teatro como parte de la formación integral de sus estudiantes. La vigencia y productividad cada vez mayor del Teatro de la Universidad Católica (TUC) se hizo patente sumando a la dedicación musical y de danza todo aquello que fuera necesario para una formación integral en el campo de la creación escénica.

A lo largo de varias décadas, nuestra Universidad ha respondido a la demanda por una educación cada vez más compleja y completa. Es, sin duda, uno de los grandes logros en el campo de la cultura y el arte.