Tiene solo 26 años y su nombre ya está registrado como una de las marcas –y uno de los diseñadores- con mayor proyección dentro del medio local. Edward Venero y su marca VNRO se convirtieron en las estrellas de la última edición del Lima Fashion Week (LFW). “Me invitan a participar al LFW en marzo. Fue una sorpresa, porque no creía estar insertado en el circuito comercial del diseño”. Y es que el cuzqueño Venero, más allá de diseñar, estaba muy comprometido en la investigación y desarrollo de las necesidades que requería la industria del diseño de modas para poder despegar.

Su trabajo se basa en la seguridad que tiene sobre el potencial en diseño con el que cuenta nuestro país. “La industria textil es una de las más importantes, pero actualmente no tiene el valor ni genera la cantidad de dinero suficiente para ser un activo superimportante”. Es por esto que, tras la invitación de los organizadores del LFW, pidió apoyo, como en otras ocasiones, a la PUCP. “Les dije que teníamos la oportunidad de demostrar a la sociedad, a través de un proyecto de investigación, cuáles son las necesidades y cómo podemos generar diseño peruano; es decir, diseñar desde el país una tendencia para afuera”.  El resultado fue todo un éxito.

Trabajo interdisciplinario

Venero no pasó por una escuela de modas propiamente. Llevó algunos cursos básicos en Cuzco, “cursos de 30 soles”, recuerda, pero su verdadera formación como diseñador se dio en la Facultad de Arte, de donde egresó de la Especialidad de Diseño Gráfico y donde enseña. “Creo que la formación por parte de la Universidad ha sido completa porque nos da las herramientas necesarias para poder crear cualquier diseño”, comenta acerca de su influencia de diseñador gráfico en su trabajo como diseñador de modas. Y agrega: “El diseño es una forma de pensar, los soportes son diversos y al estar dentro de una Facultad de Arte con especialidades de Diseño Gráfico, Diseño Industrial, nos ha alcanzado las herramientas necesarias para poder enfrentarnos a estos retos como el estampado, la creación de patrones, el manejo del color, la composición”.

En una pasarela no solo cuenta la calidad del diseño, la capacidad innovadora y los elementos de vanguardia que pueda mostrar el diseñador; es de suma importancia la puesta en escena, el contexto en el que se lucirán sus diseños y el diálogo que existe entre lo que se muestra y cómo se hace. “La puesta en escena no implica solamente hacer la ropa: está cómo vas a presentarla, cómo vas a construirla, la música, el sonido, el video, algo que está instalado en las áreas de la Universidad”.

La colección

Tan solo le tomó un mes y medio en diseñar y crear las piezas de su colección otoño-invierno, que debe su éxito a sus innovadores estampados y los colores utilizados. “Analizando en ese momento lo que la gente comprende como otoño-invierno y cuál es el comportamiento natural en esta estación, identificamos que Lima suele ser depresiva, la presencia del color es nula, lo que modifica y aletarga todo en el comportamiento diario”, cuenta sobre su proceso de abordaje a la colección que después realizaría. Era marzo y los carnavales estaban terminando, así que buscó rescatar esos colores propios de las fiestas locales y sus elementos para trasladarlos en modelos creados para contrarrestar el frío.

Tras su éxito en el LFW se generó la base para seguir creando y mejorando la industria del diseño. “Esto ha sido un ejercicio de cuáles son las capacidades que puedo tener, cómo se pueden manejar y cómo hacer de esto un proyecto comercial y exitoso. Ya se ha hecho la parte artística y se tiene una fórmula. Ahora es importante dar el siguiente paso”.