“El 19 de enero se publicó el último reporte de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), la agencia meteorológica del gobierno de Estados Unidos”, explica. “Con esa información podemos descartar un Fenómeno El Niño fuerte y desastroso para las costas peruanas”.

Aun así, El Niño podría llegar a la costa norte del Perú con una intensidad moderada. Y aunque las primeras imágenes que vengan a nuestra mente sean las inundaciones provocadas por el Fenómeno El Niño en el verano de 1998, Córdova explica que un Niño de mediana intensidad no es necesariamente malo, sino que han sido casos muy excepcionales los que han causado lluvias torrenciales e inundaciones. “Una presencia moderada del fenómeno ENSO (El Niño Southern Oscilation) provocaría una lluvia que, sin ser desastrosa, sí sería fuerte. Esa es la esperanza de los agricultores, especialmente de aquellos más pobres que viven de una agricultura de secano y sin las cuales no pueden cultivar”, dice. “Ahora, por ejemplo, hay una sequía que afecta la siembra de maíz, zarandaja y frejoles, además del pasto para el ganado”.

El reporte de la NOAA señala que durante las próximas dos semanas no se sentirá un movimiento especial de las aguas calientes, luego de las cuales hay una probabilidad de entre 50% y 60% de que pudiera haber lluvias fuertes en el noroeste del Perú durante los próximos dos meses.

“El agua caliente se ha estancado a la mitad del Pacífico y, de hecho, hay una masa de agua con la temperatura un poco por debajo de lo normal que llega a la costa del Perú, lo que resulta en que no se sienta El Niño por aquí”, cuenta Córdova. ¿De qué depende que llegue o no? Para entenderlo, debemos comprender cómo se produce.

Córdova explica que normalmente los vientos del Anticiclón del Pacífico Sur soplan sobre el océano de sur a norte pero, a medida que se acercan al ecuador, avanzan hacia el oeste. “Es como si uno estuviera barriendo permanentemente el agua de la superficie del mar hacia el oeste, por eso surge el agua fría y así, normalmente, el proceso genera poca evaporación en la costa, que no hayan lluvias y se forme el desierto”, dice.

Pero en algún momento estos vientos se debilitan y el agua caliente acumulada regresa con fuerza hacia el sur. “La comunidad científica todavía no logra explicar qué produce el debilitamiento del anticiclón”, acota Córdova. Lo cierto es que el aumento de la temperatura del agua superficial en el mar genera una mayor evaporación y un incremento de la humedad en la atmósfera. “Cuando ese aire húmedo y caliente llega al continente pierde calor y se condensa en forma de nubes, generalmente cumulonimbos. A medida que sigue enfriándose es como una esponja que se va exprimiendo y genera precipitaciones”.

En el siglo XX hubo tres Fenómenos El Niño extraordinarios en los que el agua caliente avanza con mucha más fuerza y llega a la altura del Callao, causando precipitaciones desastrosas: en 1925, en 1982-1983, y en 1997-1998. “No hay coincidencia o patrón en estas fechas. Solo nos queda prepararnos mejor”, advierte el especialista.
En esa línea, Córdova señala también que las lluvias con gotas gruesas que han caído sobre Lima “son un anuncio de una lluvia tropical que, cuando caiga con fuerza, nos va a agarrar totalmente desprevenidos, especialmente en el Centro Histórico y sus construcciones con techos de barro y paredes de adobe”. Y aunque esta tropicalización no es producto del Fenómeno El Niño, sino del cambio climático que sufre todo el mundo, la prevención es también la mejor opción.