“Desde la musicología, reivindicamos que las canciones no son solo letras”
El Dr. Juan Pablo González es, sin exagerar, el más reconocido musicólogo chileno. Ha dedicado toda su vida a la investigación y docencia. Y ha sabido sortear tan bien los muros de la Academia que hasta llegó a ser jurado de un programa de televisión en su país. Entre sus principales aportes, destaca el haber sido pionero en el estudio de la música popular en Chile desde fines del siglo XIX hasta el presente, y sus esferas de influencia desde una perspectiva histórica, social y estética.
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Juan Pablo González
Director del Instituto de Música de la Universidad Alberto Hurtado (Chile)
Texto:
Suny SimeFotografía:
Tatiana Gamarra
¿Cómo se estudia la música popular desde la musicología? ¿Hay aún resistencia de ciertos sectores de la Academia?
Sí, muchísima. Hasta el día de hoy, el estudio de la música popular es un campo minoritario en la musicología. Ahora está mucho más reivindicada y presente, pero tardó mucho. La música popular empezó a ser estudiada desde fuera del campo de la música, desde la sociología y literatura principalmente. Esto tuvo sus pro y contra. Si bien se aprecia la interdisciplinariedad, el limitante era que se estudiaba la música popular sin referirse a los aspectos musicales, solo a las letras. Por eso, desde la musicología, reivindicamos que las canciones no son solo letras. Son letras interpretadas, cantadas, puestas en escena, grabadas. Incluso nos fascinan canciones o construimos nuestra propia identidad con algunas, cuyas letras no entendemos, porque están en otro idioma; y si están en español, no les prestamos atención.
En una de sus conferencias habló sobre Violeta Parra
Sí. Quise centrarme en la propuesta autoral de Violeta Parra, como folclorista, investigadora y música. Ella destacó por su genialidad y espíritu libre y silvestre, sin una formación académica en ninguna de las áreas en que se desempeñó, solo su talento y capacidad para absorber y para reelaborar. De sus 12 discos, seis son recopilaciones que hizo en los 50 y los otros seis de canciones propias. Entonces, a mí me interesa cómo lo que ella recopiló, y aprendió del ámbito del folclore y la décima, y su vínculo con el mundo ilustrado, de vanguardia y de izquierda, formaron la Violeta Parra que hoy conocemos, la creadora.
Usted sostiene que, en realidad, no hubo un apagón cultural después del golpe del 73, sino que más bien hubo un florecimiento artístico que la dictadura nunca quiso que pasara. ¿Fue realmente el golpe pinochetista un quiebre en las artes y cultura?
Las manifestaciones artísticas y culturales fueron una herramienta de oposición a la dictadura. Las vanguardias incluso funcionaron como formas de burlar la censura. Por supuesto que hubo represión, muerte, exilio, pero también centros culturales y circuitos alternativos. Quienes vivimos la dictadura dentro de Chile nos dimos cuenta o fuimos protagonistas de ello. Así se fue generando todo un movimiento con bastante esperanza en el retorno de la democracia. Hubo mucha expectativa que luego se volvió decepción; entonces, se perdió ese espíritu de lucha contra la dictadura desde el arte y la cultura. ¿Ahora contra quién luchas? ¿Contra los malls? Yo lucho contra ellos.
Hablando de malls, usted es un crítico de la sobresaturación sonora vinculada con la música de fondo y con el consumo. ¿Qué tan cierto es que ya no tenemos silencio en nuestras vidas?
Hay todo un estudio de la música de fondo como una que genera ciertas conductas en las personas. Sin duda, hay una manipulación de las personas a través de la música. En los 80, empezó a ser tocada en los ascensores, aeropuertos, restaurantes. Y se nos fue de las manos, ahora la gente siente un vacío si no hay música, pero realmente no la está escuchando. Además, hay una especie de disgregación de las personas, una doble capacidad para aislarse y realizar dos actividades al mismo tiempo. Una de ellas sería escuchar música, pero yo no creo que la gente esté escuchando algo. Esto también tiene que ver con los avances tecnológicos.
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