"La PUCP sigue teniendo clara su misión ineludible: ser luz en la tiniebla de nuestra historia"
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Mons. Carlos Castillo Mattasoglio
Arzobispo de Lima
*Discurso de Mons. Castillo en la Ceremonia de Apertura del Año Académico 2023, realizada el 24 de marzo
Hace 106 años nuestros fundadores quisieron que lo religioso, como uno de los factores que contribuyeron a inspirar el Perú como nación, se activara vivamente en la sociedad a través de la Universidad Católica, fieles a una visión antropológica integral.
Viniendo casi todos de San Marcos y apoyados por el P. Jorge Dintillhac, afrontaron el desafío de renovar la presencia señera de “lo Católico” en nuestra historia, especialmente, en la fe viva de los peruanos a través de una universidad; es decir, a través del diálogo, debate, conocimiento, estudio y reflexión sincera y abierta, para situar el peso social de la Iglesia en nuestro horizonte presente y futuro.
El “factor religioso”, como le llama un autor peruano, requería ser reflexionado y resituado, en cada circunstancia histórica, para comprender y ayudar al proceso nacional que comenzó en la República. El esfuerzo de autores cristianos en favor del “bien común” fue muchas veces despreciado por caudillos e intereses de parte, ausentes de horizonte mínimo de unidad y de respeto por la patria naciente.
No se trataba de imponer una doctrina ni envolver a la sociedad peruana en un solo pensamiento, sino de reflexionar el sentido de lo cristiano y lo católico en diálogo con lo mejor del conocimiento filosófico, científico y técnico".
La Universidad Católica no tenía el interés de hacer un país católico ni una ciencia católica, porque no se trataba de imponer una doctrina ni envolver a la sociedad peruana en un solo pensamiento, sino de reflexionar el sentido de lo cristiano y lo católico en diálogo con lo mejor del conocimiento filosófico, científico y técnico, en una historia en que este aspecto siempre tuvo un lugar y una misión que, de no esclarecerse, podría dar lugar a falsos integrismos totalitarios que justamente en 1917 surgían en el mundo, pretendiéndose en esos momentos el uso de la religión en favor de la destrucción de la libertad humana.
En la tensión vivida por meses y expresada también en las últimas tragedias, se está estableciendo la crisis como nuestro modus vivendi cotidiano. Allí, hemos visto que lo religioso ha cambiado. Lejos del “Aplaca, Señor, tu ira” que algunos pocos quisieron propalar, hemos sido testigos de la convicción más honda y veraz de un Dios solidario, que no tiene ira, y que se abre paso y avanza.
La fe sigue siendo compañera, como compañero es el Dios cristiano que no abandona".
Apreciamos así que la fe sigue siendo compañera, como compañero es el Dios cristiano que no abandona, que da fuerzas contra la adversidad por medio su amor gratuito sin medida, y que tiene la voluntad irrevocable de perdonar, de unir y de amar hasta la muerte.
De allí que la sensibilidad humanitaria de la gente de todos los sectores sociales, mostrando su solidaridad abundante con los damnificados, es la misma que existe en favor de las víctimas que han sido sacadas sin compasión de este mundo al no desarrollarse formas inteligentes de persuasión y control que evitasen mayor violencia.
El Dios cristiano no tiene ira, y por ello ni manda las lluvias, ni bendice la violencia ni las muertes perpetradas por cualquiera de sus causantes. El Dios cristiano y católico, por lo menos, no es así. Y no se le puede usar. Porque bendice siempre interpelando y llamando a la rectificación y a la construcción de una hermandad universal y concreta en el aquí y ahora de nuestro convulsionado país, que el Santo Padre Francisco nos ha recordado en su visita hace 5 años y en “Fratelli Tutti”.
Al iniciar este año, démonos cuenta de que la PUCP sigue teniendo clara su misión ineludible: ser luz en la tiniebla de nuestra historia".
Al iniciar este año, démonos cuenta de que la PUCP sigue teniendo clara su misión ineludible: ser luz en la tiniebla de nuestra historia, valorando, haciendo emerger y enarbolando sus sutiles valores humanos, especialmente los de las jóvenes generaciones, generando conocimiento con espíritu geométrico, científico y técnico, pero de la mano del otro aspecto del conocimiento, “infinitamente superior”, que Pascal llamaba “espíritu de fineza».
Por ello, hoy nos toca proponer una y otra vez que no puede coparse todas las instituciones bajo el control de la mediocridad interesada, tecnicista y cientificista que lleva a la devaluación completa de la educación peruana. Hoy tampoco puede usarse la religión para proteger esa mediocridad generalizada.
Hoy nos toca proponer una y otra vez que no puede coparse todas las instituciones bajo el control de la mediocridad interesada, tecnicista y cientificista que llevan a la devaluación completa de la educación peruana".
Y hoy nos urge ahondar en el aspecto fino y sabio de nuestro quehacer, para que el aporte cristiano a la promesa peruana, en especial al bien común, sea no solo el análisis detallado y esclarecedor de los problemas y las posibilidades del Perú, sino también la reflexión sobre la inspiración y sentido humano y universal que nos viene de nuestra humanidad y también de nuestra fe en medio de la crisis más honda de la historia humana.
En nombre de nuestra Iglesia de Lima, en los 10 años del papa Francisco y en los 43 años del martirio Mons. Romero que hoy celebramos, ¡buen año universitario, querida comunidad universitaria de la PUCP!
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