Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página

Mes del Orgullo: "Un acto de memoria inserto en la historia de nuestras comunidades que combina protesta y esperanza"

  • Martín Jaime Ballero
    Profesor del Departamento de Ciencias Sociales

Un año más ha pasado y un nuevo orgullo LGBTIQ+ ha llegado a nuestras vidas. ¿Qué puede significar recordar un orgullo más en el Perú? Debemos partir de que las vidas de las personas LGBTI en nuestro país se encuentran atravesadas por diversas situaciones que nos exigen reflexionar sobre las condiciones de la des/humanización, y como esta abre límites y posibilidades para nuestras propias existencias.

Hace más de un mes, el Estado peruano volvió a recordarnos la raíz de este asunto al establecer en el Plan Esencial de Aseguramiento en Salud (PEAS) que algunas expresiones de la orientación sexual y la identidad de género eran patologías1. Más allá de los debates de tipo administrativo, procedimental e incluso jurídico, lo importante es que este decreto refuerza y reproduce una serie de prejuicios muy bien instalados en nuestra sociedad y política, cuya base es la homofobia y la transfobia estructurales. ¿Este nuevo acto de deshumanización contras las personas LGBTIQ+ debe sorprendernos? Lamentablemente, no. Si alguien revisa los números informes de derechos humanos, diagnósticos e investigaciones elaborados en el Perú, podremos darnos cuenta de que el Estado peruano tiene una larga tradición de discriminación que somete a nuestras comunidades a un estado de continua vulnerabilidad.

¿Este nuevo acto de deshumanización contras las personas LGBTIQ+ debe sorprendernos? Lamentablemente, no. El Estado peruano tiene una larga tradición de discriminación que somete a nuestras comunidades a un estado de continua vulnerabilidad".

Si bien en el Perú existe una protección difusa sobre la orientación sexual y la identidad de género, en la práctica no existen mecanismos de protección eficientes y oportunos. Los intentos de enfrentar los asesinatos contras las personas LGBTIQ+ se han frustrado continuamente, la búsqueda de una ley de identidad que permita el reconocimiento nuestras vidas ha sido postergada y, desde luego, los mecanismos que permitan reconocer los proyectos afectivos no han tenido la mínima oportunidad de llevarse a cabo. Si bien ha habido experiencias donde se ha quebrado progresivamente esta situación, siempre ha sido resultado de un trabajo continuo por parte de personas y colectivos de la propia comunidad. Es interesante resaltar que, a lo largo de dos décadas, la presencia más consistente dentro de las políticas públicas en el Perú se haya dado a través de las políticas de VIH/Sida, a pesar de toda la invisibilización, ineficiencias y problemas que han presentado.

Frente a este escenario, ¿dónde podemos fijar nuestro orgullo? El día o mes del orgullo es un acto de memoria inserto en la historia de nuestras comunidades que combina protesta y esperanza, justamente, gracias al hecho de producir un recuerdo frente a la violencia y discriminación que, a la vez, nos permite imaginar un futuro donde se pueda practicar la justicia social. ¿Dónde sería posible encontrar esta alegría y esperanza? Creo que, en las últimas tres décadas, ambas se han hecho presentes en tres aportes político-teóricos producidos desde el quehacer comunitario: la transformación de la relación entre lo privado y lo público, la concepción de un cuerpo fracturado, y el reconocimiento del deseo como agente de la reproducción de la ley. Estos tres elementos conforman una tríada que constituye la posible agencia del movimiento LGBTIQ+ e intenta desplazar la política del ámbito de la necesidad al de la demanda. Con el primero, los desplazamientos entre lo público y lo privado permiten transformar ciertas prácticas cotidianas en puentes discursivos entre los dos espacios que genera un ámbito íntimo donde «todo (casi todo) es puesto en revuelta». Con el segundo, la fragmentación ubica al cuerpo como sujeto de la política y como estrategia para escindir el destino político del «destino biológico», estrategia producida desde los discursos conservadores con la finalidad de romper la linealidad hegemónica establecida entre los cuerpos y las identidades. Finalmente, la exclusión de la ley dirigida en contra de las personas LGBTIQ+ incentiva ver más allá del enunciado normativo y enfatiza aspectos invisibilizados, rompiendo con un sistema legal lineal y hegemónico basado en una visión naturalista y moralista de la propia ley.

El día o mes del orgullo es un acto de memoria inserto en la historia de nuestras comunidades que combina protesta y esperanza, justamente, gracias al hecho de producir un recuerdo frente a la violencia y discriminación".

Ojalá estos caminos puedan profundizar nuestras búsquedas por darle un sentido a la conmemoración de un mes del orgullo más en nuestro país que, al fin y al cabo, permita un reconocimiento integral y profundo de las vidas de las comunidades LGBTIQ+.

Nota del autor:

  1.  El decreto supremo Nº 009-2024-SA (10/05/24) incorpora, siguiendo el CIE10, a la lista de diagnósticos lo siguiente: el transexualismo, el transvestismo de rol dual, trastorno de la identidad de género en la niñez, otros trastornos de la identidad de género, trastorno de la identidad de género, no especificado, el tranvestismo fetichista y la orientación sexual egodistónica, con el fin de que pueden ser cubiertas por los planes de seguros.
Etiquetas:
género

Deja un comentario

Cancelar
Sobre los comentarios
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los comentarios pasan por un proceso de moderación que toma hasta 48 horas en días útiles. Son bienvenidos todos los comentarios siempre y cuando mantengan el respeto hacia los demás. No serán aprobados los comentarios difamatorios, con insultos o palabras altisonantes, con enlaces publicitarios o a páginas que no aporten al tema, así como los comentarios que hablen de otros temas.