El teléfono móvil omnipresente: la economía del 'touch' y del desplazamiento indefinido

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Manuel Saavedra
Coordinador de Desarrollo Docente y Especialista de la Dirección de Educación Continua
Según Statista, para el 2025, habrá más de 7.3 billones de usuarios de telefonía móvil en todo el mundo, eso es importante considerando que la población mundial está alrededor de los 8 billones de habitantes. Por lo tanto, es interesante advertir el ecosistema que se tendrá en el corto plazo con el dispositivo móvil para cualquier ciudadano global y, por consiguiente, el despliegue permanente frente al aparato electrónico.
El inquietante modo de vivir por medio del “touch” nos lleva a que despertemos todos los días tocando el teléfono móvil con el desbloqueo respectivo. Luego lo manipulamos para consumir, como primer contenido, un video y ya no la lectura de una noticia impresa. Del mismo modo, es muy probable que el primer diálogo de la mañana se realice presionando el icono del micrófono del famoso aplicativo de mensajes para comentar determinado tema con una amistad o compañeros de trabajo.
La omnipresencia del teléfono móvil ha hecho que deje de ser un recurso meramente comunicacional para extenderse como herramienta vital con el hipervínculo de permanencia. Así, a un costo menor, incentiva un mercado de consumo en expansión".
El teléfono favorece la menor inversión del tiempo por las acciones desplegadas y el desplazamiento indefinido1, y extiende estas acciones a la economía, siendo el costo marginal mínimo para el prosumidor (término de los ochenta que empleó el futurólogo Alvin Toffler) en la dinámica del proveedor individual y consumidor exponencial. Si este prosumidor se insertara en la tecnología blockchain, maximizaría aún más su beneficio. Así la mecanización del comercio ha migrado a la compra inmediata mediante el touch. A esto hay que añadir el Informe de Tendencias Globales de Consumo 2024, de Euromonitor, que destaca que el 40% de los consumidores admite sentirse cómodo con un asistente de voz con presencia algorítmica para personalizar una recomendación, por lo que aumentarían las compras debido al impulso diario de tocar el teléfono móvil. Así, hemos pasado a acentuar nuestras vidas y relaciones sociales gracias al mismo.
A raíz de esta realidad, se presenta una nueva concepción del trabajo y de la vida. Esta última tendrá como hábito tocar el teléfono móvil y sentir el impulso emocional que puede llevar a experiencias adictivas con la pantalla. Como bien destaca el economista francés Daniel Cohen: “La lectura de un libro, que requiere dar tiempo al autor para establecer los personajes o el razonamiento, se ve constantemente obstaculizada por una relación compulsiva con el teléfono móvil, que hace casi imposible mantenerse concentrado en cualquier otra cosa”. A esto, el propio autor extiende la influencia que tendría en el orden económico el miedo a estar ausente o FOMO (fear of missing out), por perder una información o una oportunidad.
40%
de consumidores admite sentirse cómodo con un asistente de voz con presencia algorítmica para personalizar una recomendación, por lo que aumentarían las compras por el impulso diario de tocar el teléfono móvil.
Como observamos, la omnipresencia del teléfono móvil ha hecho que deje de ser un recurso meramente comunicacional para extenderse como herramienta vital con el hipervínculo de permanencia. Así, a un costo menor, incentiva un mercado de consumo en expansión que impulsa la economía, por lo que surge la necesidad de equilibrar el sistema mediante la gobernanza global en favor del consumidor. Como bien menciona Kate Rawort: “La economía constituye la lengua materna de las políticas públicas, el lenguaje de la vida pública y la mentalidad que configura la sociedad”.
En ese sentido, se deben determinar políticas que regulen esta actividad económica y abarquen dos aspectos: el tratamiento del perfil del usuario y el derecho a desvincular los datos.
A través del perfil de usuario, las empresas identifican a las personas y perfilan un tipo de consumo específico. Huelga decir que la estrategia ya no es la segmentación sino la personalización por medio de la tecnología algorítmica: nuestros perfiles se envían de manera remota a las empresas que recopilan, analizan y venden las bases para armar o potenciar mercados sin ninguna regulación. Y las plataformas de gestión de datos tercerizan el uso de estos perfiles, cuyo dominio es de carácter privado.
Se deben determinar políticas que regulen esta actividad económica y abarquen dos aspectos: el tratamiento del perfil del usuario y el derecho a desvincular los datos".
El derecho a desvincular los datos es la acción realizada en el flujo de navegación de los aplicativos que se manifiestan respecto a la preferencia de un producto, mediante el uso del teléfono móvil, donde los denominadores comunes de influencia son los likes o los retuits. Enfatizar estos dos aspectos se torna importante, porque representan las relaciones sociales que nos convierten en insumos para las empresas. Como sostienen Agrawal, Gans y Goldfarb en Máquinas predictivas: “Más datos significa menos privacidad. Más velocidad significa menos precisión. Más autonomía significa menos control”.
Considerando que los datos se vienen constituyendo como otro factor de producción, surge la importancia de la regulación de trato personal como el resto de valores económicos. De esta forma, será posible que la interacción personal que crea la economía del touch equilibre la transformación de las estructuras del mercado, visibilizando sus riesgos, costos y beneficios.
Referencia:
- El término de desplazamiento indefinido lo destaca Daniel Cohen en su libro Homo Numericus a la acción del scroll constante en la pantalla y como manifiesta “nos ata de una forma totalmente adictiva”.
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Maria Sandra
Me apropio de este párrafo… «La omnipresencia del teléfono móvil ha hecho que deje de ser un recurso meramente comunicacional para extenderse como herramienta vital en nuestras vidas. Quienes vivimos hiperconectados a nuestros móviles pasamos a ser un instrumento para la producción y reproducción del consumo, dentro de los estándares delimitados por un algoritmo»… Me parece muy interesante cómo el artículo destaca cómo los móviles nos ‘instrumentalizan’ para el consumo de información y entretenimiento a través de la publicidad dirigida y las redes sociales. Esta reflexión nos invita a cuestionar cómo esta hiperconexión puede afectar nuestra autonomía y capacidad de tomar decisiones libres. ¡Excelente artículo! Gracias por compartirlo.»
Sofia Cubas
Manuel, me encantó cómo abordas la evolución del teléfono móvil, no solo como herramienta de comunicación, sino como una extensión de nuestra vida diaria y nuestra economía. La forma en que hemos pasado de tocar un teléfono para hacer una llamada a tocarlos para consumir contenido, socializar o incluso comprar productos refleja cómo nuestra relación con la tecnología se ha vuelto casi orgánica. Es alarmante, pero también interesante, cómo esta constante conectividad puede generar tanto beneficios como riesgos, como la adicción al toque o la invasión de nuestra privacidad. Creo que la regulación de los datos y la creación de políticas que protejan al usuario deberían ser una prioridad, porque si seguimos en este camino sin control, lo que hoy parece una comodidad puede terminar siendo una trampa.
Ruby Suyon
Como especialista en redes sociales, pues admito que el FOMO es una herramienta poderosa en la creación de contenido aplicada bajo un enfoque de storytelling. Al desarrollar publicaciones en LinkedIn, como carruseles, se utiliza el miedo a perderse algo clave para mantener la atención del usuario hasta el final. Esto se logra generando curiosidad en cada slide, dejando pistas visuales y textuales que invitan a seguir deslizando.
Este mismo principio es aplicable en otras áreas del marketing digital, desde campañas de email hasta estrategias de lanzamiento de productos. El FOMO no solo es una consecuencia del uso del móvil, sino también una técnica activa en la comunicación digital y el engagement de audiencias.
Leer este artículo ha sido un lujo total ¡Felicitaciones Manuel!