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Día del Psicólogo: ¿estar alegres o preocupados?

  • Jorge Villalba Garcés
    Profesor del Departamento de Psicología PUCP

Siempre me ha molestado el Día del Psicólogo. Durante veinticuatro horas un aire de buenismo y complacencia se respira en la comunidad psicológica y sus allegados. A muchos colegas les viene bien saludarse llevando a cabo un gesto que tiene más de mímico que de legítimo. Las instituciones en las que laboramos se ven inclinadas a entregarnos pequeños regalos que nadie recordará demasiado al día siguiente. Mientras tanto, nuestros familiares, asaltados por la premura de este día vacío, se apresuran a enviarnos un mensaje tan escueto como confundido sobre nuestra querida profesión. Celebramos, pero nadie parece tener muy claro por qué.

Cada año celebramos el Día del Psicólogo, un día que, me parece, ha tomado más matices festivos que reflexivos. Quizá sea momento de cambiar la orientación. Abandonar los abrazos entre colegas y aprovechar la oportunidad para dialogar sobre nuestra profesión".

Día del Psicólogo: retos de la profesión

La verdad es que los motivos para preocuparnos, y hasta desalentarnos, parecen mayores a las razones que podríamos tener para organizar una celebración pomposa. Basta levantar un poco la cabeza para ver a la psicología sucumbir ante sus problemas. En los centros de salud, muchos psicólogos hacen uso de técnicas e intervenciones que la investigación más seria describe como poco eficaces o pseudocientíficas. En las empresas, numerosos profesionales de la psicología se coluden con prácticas discriminatorias o de explotación laboral. En los colegios, la ausencia de psicólogos sigue siendo alarmante. Y en las redes sociales, cuando los psicólogos intentan “informar”, prolifera la ausencia de evidencia empírica, la difusión de ideas erradas y un discurso que deja de lado muchas dimensiones del ser humano, pues se concentra, casi exclusivamente, en lo emocional.

Sin embargo, quizá el problema más grande es el extendido desconocimiento respecto de qué hace (o qué puede hacer) un psicólogo. Queridos colegas: ¿no han notado que cuando se les ocurre (la mala idea) de confesar que estudiaron psicología, su interlocutor no duda en señalar a la persona más cercana y afirmar que él será, sin duda, “tu próximo paciente”? Resulta angustiante constatar que los psicólogos no hemos logrado aún que el público general sepa que la psicología es mucho más que psicoterapia, que sus objetivos no se agotan en la salud mental y que es tan diversa en sus especialidades como la medicina, la ingeniería o el derecho.

En las redes sociales, cuando los psicólogos intentan 'informar', prolifera la ausencia de evidencia empírica, la difusión de ideas erradas y un discurso que deja de lado muchas dimensiones del ser humano, pues se concentra, casi exclusivamente, en lo emocional".

La psicología profesional no ha podido aún escapar de su estereotipo y, por esto, demasiadas personas e instituciones no tienen claridad sobre a qué psicólogo recurrir para abordar sus diferentes problemas o qué exigirle a un psicólogo.

Noten esto, la mayoría de personas sabe que frente a un problema estomacal debe recurrir a un gastroenterólogo, pero muchos no saben que si el colegio de sus hijos contrata a un psicólogo, este debe tener una especialidad en psicología educacional, pues así estará mejor equipado para afrontar los problemas de bullying, asesorar a padres, promover la reflexión en los docentes, etc. Asimismo, la mayoría de personas sabe que si desea construir un edificio debe recurrir a un ingeniero civil, pero muchos gerentes de grandes empresas no saben que si desean contratar a un psicólogo para realizar un proceso de selección de personal, este debería estar especializado en psicología organizacional, ya que así estará entrenado en los procesos de selección y podrá llevarlos a cabo.

Los psicólogos no hemos logrado aún que el público general sepa que la psicología es mucho más que psicoterapia, que sus objetivos no se agotan en la salud mental y que es tan diversa en sus especialidades como la medicina, la ingeniería o el derecho".

La dura verdad es que los psicólogos no hemos hecho lo suficiente para que, en nuestro contexto, se conozca la diversidad de nuestra profesión. Aún así nos mostramos muy descontentos por lo poco valorada que es la psicología en muchos espacios. Parece que se nos escapa lo obvio: es imposible que alguien valore lo que no conoce.

Cada año celebramos el Día del Psicólogo, un día que, me parece, ha tomado más matices festivos que reflexivos. Quizá sea momento de cambiar la orientación. Abandonar los abrazos entre colegas y aprovechar la oportunidad para dialogar sobre nuestra profesión. Invertir menos en regalos y más en materiales informativos. Cambiar la mirada complaciente por la crítica. Estar más preocupados que alegres y que de esa preocupación surjan acciones que cambien la psicología en nuestro país.

*Las columnas de opinión reflejan la opinión del autor y no necesariamente la de la PUCP.

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