El Dr. José de la Puente Brunke, profesor de nuestro Departamento de Humanidades, recuerda que su vocación nació de niño. Tenía apenas 11 años cuando, en la vieja casona familiar, una visita del ilustre historiador Jorge Basadre lo sorprendió profundamente. Aquel encuentro, así como las fotos sepia y las cartas de sus bisabuelos durante la Guerra con Chile encendieron su pasión por recuperar el pasado peruano.

El historiador recuerda cómo el legado familiar se fundió con su propia voz durante los ocho años que dedicó a transcribir y editar las cartas de su bisabuelo, Manuel Candamo. “Al explorar cada renglón enviado desde el destierro en Chile, descubrí no solo la pasión de mi bisabuelo. También descubrí mi propio pulso como investigador”, confiesa. Asimismo, evoca las largas sesiones de sobremesa en las que discutía con su padre, Dr. José Agustín de la Puente Candamo —coautor de El Perú desde la intimidad. Epistolario de Manuel Candamo 1873-1904—, sobre qué matices resaltar en las notas a pie de página.

Su reciente nombramiento como presidente de la Academia Nacional de la Historia —institución fundada por decreto en 1905— marca un hito en la comunidad PUCP, pues desde hace más de un siglo asesora al Estado y promueve la conciencia histórica colectiva.

Aquel proceso compartido le abrió las puertas al fascinante drama del siglo XIX y le enseñó la ética en el trabajo con fuentes. “Jamás cedimos a la tentación de eliminar fragmentos incómodos”, subraya. Y destaca que se siente orgulloso de que su padre mantuviera intactos los pasajes más duros —desde el escepticismo ante el futuro del Perú hasta la tentación de emigrar—, y de que juntos defendieran la integridad de la memoria que es, a la vez, familiar y nacional.

Su reciente nombramiento como presidente de la Academia Nacional de la Historia (ANH) —fundada por decreto en 1905— marca un hito en la comunidad PUCP. Esta institución desde hace más de un siglo asesora al Estado y promueve la conciencia histórica colectiva.

Reunión de la nueva junta directiva de la Academia para la gestión 2025 – 2027

Liderazgo renovado y compromiso institucional

Desde que asumió la presidencia hace pocas semanas, De la Puente ha definido como prioridad la digitalización de los volúmenes de la Revista Histórica. Este medio hasta ahora solo podía consultarse en papel en archivos especializados. “Hemos conseguido el apoyo de una fundación española para digitalizar la Revista Histórica y acercarla a todo el país”, explica, ilusionado con relanzar la web de esta academia, y generar nuevos canales con docentes, estudiantes y público general.

La Academia Nacional de la Historia es un actor clave para garantizar que las decisiones del Estado tengan en cuenta nuestros procesos históricos".

Al mismo tiempo, reafirma la continuidad de los diplomas al mérito instaurados por su antecesora, la Dra. Margarita Guerra, destinados a reconocer a creadores de contenido histórico —desde documentalistas hasta youtubers— y gestores culturales del interior del Perú. “Entregamos cada febrero diplomas al mérito a quienes contribuyan a difundir la historia del Perú y valorar nuestro patrimonio”. Y subraya la apertura de la ANH hacia las nuevas formas de divulgación.

En su visión, debe consolidarse como una institución asesora del Estado en la toma de decisiones vinculadas a la memoria del país. Destaca que debe participar en las comisiones que dictaminan el destino de documentos públicos, así como en la nomenclatura de calles y en la emisión de informes técnicos para proyectos de ley con relevancia histórica. “La ANH es un actor clave para garantizar que las decisiones del Estado tengan en cuenta nuestros procesos históricos”, añade, convencido de que este rol demanda mayor visibilidad y recursos.

José de la Puente: su formación y mirada jurídica al pasado

La formación del Dr. De la Puente en la Universidad de Sevilla, donde obtuvo su licenciatura y doctorado en Historia de América, incluyó estancias prolongadas en el Archivo de Indias. Fue allí donde descubrió “la riqueza del derecho indiano y el volumen impresionante de documentos que guardan la memoria de la América española”. Esta experiencia lo marcó profundamente y definió su pasión por la etapa virreinal. Tras trabajar varios años como investigador en Sevilla, regresó al Perú con una visión renovada, dispuesto a combinar la historiografía con herramientas jurídicas.

Esta doble perspectiva —historiador y jurista— le ha permitido liderar proyectos de investigación y congresos internacionales. Esto ha hecho posible acercar al gran público temas complejos como la administración de justicia en el virreinato.

Convencido de que el estudio del pasado se enriquece con la comprensión de sus marcos normativos, estudió Derecho en la PUCP mientras ejercía como profesor. “A mí me resultó una experiencia muy interesante y he seguido trabajando en la historia del derecho indiano”, confiesa. Y reconoce, además, que los rigores del derecho agudizaron su capacidad analítica y la precisión de sus publicaciones académicas. Esta doble perspectiva —historiador y jurista— le ha permitido liderar proyectos de investigación y congresos internacionales. Esto ha hecho posible acercar al gran público temas complejos como la administración de justicia en el virreinato.

Alerta máxima por el Archivo General de la Nación

Una de las mayores preocupaciones del Dr. De la Puente es la crítica situación del Archivo General de la Nación, cuyo traslado apresurado y sus instalaciones inadecuadas ponen en riesgo la preservación de miles de documentos. Tras reunirse con exfuncionarios y expertos, no duda en afirmar: «Declararía en emergencia esta situación: la memoria peruana no puede estar a expensas de la ineficiencia», advirtiendo que, sin una planificación rigurosa y un compromiso firme del Estado, se perderán legajos irremplazables que documentan impuestos, decretos, correspondencia, y la vida cotidiana colonial y republicana.

La comparación con archivos de países vecinos —la antigua cárcel reconvertida en Ciudad de México o la estupenda sede de Sucre— le resulta dolorosa. «Sentí envidia al ver los espacios que Bolivia y México destinan a custodiar su patrimonio documental. Aquí tenemos la misma riqueza, pero carecemos de la infraestructura y voluntad para protegerla», lamenta, al tiempo que insta a promover una cultura archivística que trascienda mandatos pasajeros y garantice el acceso seguro a futuros investigadores.

Gestión cultural desde la PUCP

La gestión de proyectos culturales es otro pilar de su liderazgo. Durante sus dos periodos como director del Instituto Riva-Agüero quiso concretar el “Edificio Paisajes Peruanos”. El proyecto de transformar un antiguo depósito en un moderno archivo contó con el financiamiento de Alberto Benavides de la Quintana y el diseño de David Mutal. Sin embargo, no pudo prosperar. “En el IRA aprendí a pedir apoyos y a ejecutar proyectos que fortalecieran nuestra cultura. Aprendí también que de 10 gestiones solamente 1 te va a funcionar”, recuerda, valorando la importancia de cultivar relaciones con donantes y aliados estratégicos.

La PUCP ha sido esencial para la construcción del Perú del siglo XX y lo que va del siglo XXI. Nuestra historia universitaria es motivo de orgullo y compromiso".

En el 2017, como decano de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la PUCP, impulsó la creación de la sala Raimundo Morales de la Torre —primer decano de la facultad—. Este espacio hoy acoge a cientos de estudiantes. Estas experiencias le enseñaron que la PUCP, a través de su prestigio, puede movilizar recursos para iniciativas que trascienden las aulas y beneficien a la sociedad.

“La PUCP ha sido esencial para la construcción del Perú del siglo XX y lo que va del siglo XXI. Nuestra historia universitaria es motivo de orgullo y compromiso”, sostiene. Asimismo, invita a alumnos, exalumnos y docentes a sumarse a las actividades de la ANH, desde talleres de digitalización hasta foros sobre enseñanza de la historia en el colegio. “Tenemos la responsabilidad de mantener viva la conciencia histórica y compartirla con las nuevas generaciones”, resalta. ​

La restauración de la Casa de Osambela, un reto patrimonial

La Casa de Osambela, joya arquitectónica del Centro Histórico —que alberga a las academias nacionales—, fue propiedad del comerciante español Martín de Osambela. Esta casa tiene un mirador muy bonito que es muy particular, desde el cual, supuestamente, el mismo Osambela podía mirar el Callao y ver que llegaran sus barcos.

Según un informe de ProLima, algunas partes de la casa podrían requerir ser restauradas. El Dr. De la Puente informa que, entre todos los presidentes de las academias nacionales, se ha encargado al ingeniero Daniel Torrealva —especialista en construcciones de adobe— un informe técnico detallado para determinar las áreas que precisan refuerzo y las fases de intervención. “Con el ingeniero Daniel Torrealva, definiremos las fases de restauración necesarias para proteger este símbolo patrimonial”, señala, convencido de que, una vez recuperada, la casona se convertirá en un centro cultural activo, abierto a exposiciones, conferencias y actos académicos.

Con esta hoja de ruta que articula digitalización, reconocimiento a divulgadores, asesoría al Estado, rescate de archivos y gestión cultural, el Dr. De la Puente Brunke da un paso firme para que la Academia Nacional de la Historia ilumine nuestro pasado con rigor. Su propósito es claro: fortalecer nuestra memoria y proyectar, desde el presente, el legado que nos une como peruanos.