Existen diversos fuegos artificiales, de los que son coloridos y que explotan en el aire, y también los que son cohet  ecillos ruidosos y que se quedan en el suelo. Estos últimos vendrían a ser de los que hay que tener cuidado. En estas épocas, son los más pequeños quienes sufren los estragos de manipular los cuetes que cada año se hacen más potentes y más peligrosos.

Rata blanca, El Chalacón y Paparrata, son algunos de los juegos pirotécnicos más peligrosos que hay en el mercado, cuya manipulación puede causar graves accidentes, entre los cuales, se debe incluir el daño auditivo. “Con este tipo de pirotécnicos puede haber daño en el sistema auditivo de los niños porque están en desarrollo y son más sensibles”, menciona el profesor Moscoso.

Daño irreparable

¿Cómo saber si se ha ocasionado algún daño auditivo? Pues el profesor Moscoso explica que la característica más común al encontrarse ante un estallido muy fuerte, es que luego se siente un zumbido, esto se debe a que el propio sistema auditivo está tratando de protegerse.  Lo que sucede es que el nivel mínimo auditivo se mueve hacia arriba, esto como mecanismo de reducir la sensibilidad. Si la explosión ha sido muy fuerte se dañará el oído interno y oído medio, y el umbral no va a regresar a donde estaba. Esto solo es posible de medirlo mediante una audiometría antes y después, para saber si hay algún daño, sin embargo, las personas no toman esto en cuenta.

“Cuando es algo muy eventual, no te vas a dar cuenta, pero si te acostumbras al ruido, puede ser que te des cuenta que la comunicación se vuelve más difícil, por ejemplo, como en los lugares donde hay mucho ruido de fondo y notas una dificultad para mantener la conversación o continuamente pides que te repitan algo,  podría ser un síntoma”, explica el especialista.

Tipo de ruido

El profesor Moscoso explica que 140 decibeles es cuando la sensación auditiva empieza a convertirse en dolor. Para tener una idea, un avión de pasajeros en pleno despegue llega a ese tipo de nivel. Si bien no hay investigaciones específicas sobre el nivel de decibeles a los que llega cada juego pirotécnico, el profesor explica que últimamente los cohetes se hacen más fuertes teniendo explosiones de mayor grado.

La av. Javier Prado o la av. Abancay en hora punta, pueden llegar a los 100 o 110 decibeles. Definitivamente existen fuegos artificiales que pueden superar este tipo de nivel. “Un explosivo tiene un contenido en un espectro de frecuencias muy amplias, puede ser que todos los picos están en rangos donde somos menos sensibles, pero como el nivel también es alto en otras bandas, entonces si puede hacernos daños, no solo a los animales que son más sensibles”, explica el profesor.

Recomendación

Si bien es difícil prohibir que se revienten juegos pirotécnicos, los padres deben estar atentos de que si sus niños juegan con estos explosivos, si bien pueden generar diversos accidentes, también es importante tomar en cuenta el ruido que estos generan. Algunos llegan a ser tan fuertes que puedan dañar los oídos y los efectos son algo que tan solo se podrán notar con el tiempo.

Una forma de ayuda puede ser el colocarle a los niños tampones en los oídos pero de todas maneras el ruido se colará. Por cada metro que uno se aleje del origen del ruido, se estarán disminuyendo 6 decibeles. Por lo tanto, lo mejor es mantenerse alejado.