Estábamos en el carro volviendo a Huancayo, después del concierto didáctico en Acolla, y empezamos a cantar los temas que tocamos. Fue genial, porque cada uno se sabía su parte y sonaba muy bello, me hizo reflexionar sobre lo mucho que tenemos interiorizado nuestro repertorio”, recuerda Camila Tello, estudiante de la Especialidad de Música de la PUCP y miembro del Ensamble de Clarinetes, rememorando la gira por la sierra y selva de nuestro país de la que acaban de regresar. Ella, junto con otros cinco jóvenes, todos estudiantes de dicha especialidad de la Fares, integra este conjunto musical liderado por el maestro Marco Antonio Mazzini, profesor de la Especialidad de Música de la Fac. de Artes Escénicas PUCP.

La iniciativa comenzó por el deseo de conformar un grupo en el que los estudiantes puedan poner a prueba todo lo aprendido y desarrollar su formación artística. Con dos años de creación, el ensamble ya tiene más de 60 conciertos y presentaciones en festivales en diferentes regiones de nuestro país.

Lo que hace único a este grupo es que se puede escuchar una gran variedad de clarinetes —instrumento considerado dentro de las familias de las cañas—, como el pícolo, el alto, bajo y el contrabajo. “En un ensamble tan pequeño se puede oír esta variedad enorme de clarinetes y eso le da una gran riqueza sonora”, precisa Mazzini.

GIRA MUSICAL

Ser parte del ensamble les ha permitido viajar y, sobre todo, conocer el país. Hace unas semanas, el grupo ha vuelto de su última aventura musical, la Gira Valle del Mantaro 2019, donde visitó la ciudad de Huancayo, el Instituto Superior de Música Público Acolla en Jauja y La Merced, por lo que es el primer y único conjunto musical de clarinetes que da un concierto en la selva. En esos cuatro días de viaje, hubo ocho conciertos y clases maestras para los jóvenes músicos de esos lugares.

“El Perú es un país donde la cultura quiere florecer, pero se encuentra aún limitada. En las giras vemos que hay personas que enseñan y juntan a otras para hacer música que busca un verdadero impacto social”, comenta Juan Pinedo, estudiante que toca el clarinete pícolo. “Con mi amigo Nick, el percusionista, mirábamos a nuestro alrededor tanta vegetación y caímos en el hecho de que no hay límites, que, cuando se quiere, realmente se puede encontrar un ejemplo de vida”, dice.

Más allá de las enseñanzas teóricas y prácticas que tienen estos jóvenes, el maestro Mazzini se encarga de formarlos como una familia, con reglas establecidas. La paciencia y la puntualidad, así como la comunicación entre todos son fundamentales al momento de los ensayos y cuando se imponen retos. La responsabilidad y la actitud positiva también caracteriza a estos músicos.

“La idea es plantearnos retos con la música. No es cuestión solo de llegar, en un primer ensayo, con tu parte y tocar la pieza sin haberla estudiado antes”, determina Ruby Rubio, una de los clarinetistas. La exigencia siempre va a ser un pilar fundamental de este grupo, que, si bien está formado por siete integrantes ahora, está abierto a quienes se interesen en nuevos retos.

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