El inicio de los adobes
La Dra. Cecilia Mauricio, el Dr. Francisco Rumiche y el Dr. Rolf Grieseler trabajaron un proyecto que reveló que el adobe que habían estudiado era el iniciador de la técnica de la fabricación de este milenario material. El análisis de las muestras fue posible en el Centro de Caracterización de Materiales.
Texto:
Yuriko Aquino
El valle de Chao es una pequeña área de La Libertad poco conocida. Sin embargo, esconde una información que ha cambiado la historia del Perú prehispánico para siempre. Todo empezó cuando un equipo de arqueólogos, dirigido por la Dra. Cecilia Mauricio, docente de Humanidades, encontró en ese lugar restos de lo que serían los primeros adobes de los Andes. Estos habían formado parte de unos edificios de construcción de 10×7 m2. La investigación fue posible gracias al auspicio de la National Geographic (NatGeo).
El descubrimiento
La arqueóloga, quien también es exploradora de la NatGeo, se dio cuenta de que el ladrillo que tenía entre sus manos era muy diferente a otros que existen. “Lo que llamó mi atención fue su composición. Se desintegraba y salía mucho polvo cuando uno lo tocaba. Parecía que solo estaba hecho de arcilla”, revela. Su extrañeza se dio porque, por lo general, los adobes son una mezcla de arcilla con otros elementos, como arena, piedras, conchas, cerámica, huesos, carbón y más, para que el resultado final sea resistente y duro.
La docente se puso a pensar cómo podrían haber hecho los pobladores hace 5,000 años para construir con este material y llegó a una conclusión interesante gracias a sus conocimientos en geoarqueología. Plantea que los habitantes de la zona encontraron un depósito natural de arcilla, probablemente acumulado por el fenómeno de El Niño. Entonces, ellos cortaron directamente el adobe de ahí y lo usaron para las construcciones sin ningún tipo de procesamiento previo. “El fenómeno de El Niño para nosotros es algo negativo, pero ellos supieron aprovecharlo y les resultó una relación positiva”, señala.
Una vez que regresó de la salida de campo, la Dra. Mauricio decidió llevar el adobe al Centro de Caracterización de Materiales (CAM-PUCP) para seguir analizándolo y compararlo con muestras de la cultura Moche y Chimú. En este proceso, intervinieron el físico Dr. Rolf Grieseler y el ingeniero Dr. Francisco Rumiche.
Laboratorio
En el CAM-PUCP previamente se había desarrollado un trabajo con otra arqueóloga sobre cerámicos, pero esta era la primera vez que trabajan con un material así. Sin embargo, sus laboratorios están equipados con toda la tecnología necesaria para ello.
Para este proyecto, utilizaron el microscopio electrónico de barrido que da la posibilidad de ver estructuras dentro del adobe a una magnificación y resolución más alta que la de un microscopio óptico. Aparte de eso, el equipo brinda información sobre la composición química del material. “Hicimos una especie de mapeo del adobe de Chao, vimos qué tan grandes eran los granos en ciertas áreas y descubrimos que son extremadamente finos en comparación con los granos de adobes convencionales”, afirma Francisco Rumiche sobre este primer proceso.
Luego, Rolf Grieseler se encargó de la difracción de rayos X, que es aplicable para análisis de arcillas. De esta manera, identificó y cuantificó los minerales del material. Con estos resultados, se puede saber también de dónde es que vienen los componentes: si fueron traídos de otro lugar o, por el contrario, son los mimos que se producen en donde se encontró. El análisis demora alrededor de dos horas.
Al término del estudio de rayos X, en la computadora del laboratorio se puede ver los resultados. El Dr. Grieseler indica: “Al inicio se ve aburrido porque lo que uno ve son líneas, rayas, picos… Pero gracias a una base de datos que la Universidad adquirió, puedo decir qué compuestos formados por elementos de la tabla periódica hay dentro del ladrillo con la previa investigación del microscopio que Francisco hace”.
Una vez concluidos todos los procesos de análisis, se pudo corroborar la hipótesis principal. “Como Ana Cecilia había adelantado, el material que encontramos en el adobe de Chao no es —y esto es algo único— un material procesado”, indica Grieseler. La Dra. Mauricio, al respecto, concluye diciendo que “esto marca el inicio de este material constructivo que, poco a poco, fue perfeccionándose y que su tecnología fue evolucionando hasta como la conocemos hoy en día”.
Ahora, los investigadores están a la espera de la publicación de un artículo científico sobre el adobe de Chao, que han escrito en conjunto con otros arqueólogos de la Universidad de Maine en EE.UU. Definitivamente, la historia de los adobes como la conocemos no volverá a ser la misma.
Centro de última tecnología
Ubicado en el Pabellón O de nuestro campus, el Centro de Caracterización de Materiales (CAM-PUCP) constituye un espacio que aloja equipos de envergadura para brindar soporte en el desarrollo de investigaciones y servicios en el campo de la evaluación de materiales en escala micro y nanométrica. El CAM-PUCP cuenta con equipos de última generación de microscopía y espectroscopía, los cuales son requeridos por investigadores de diversas disciplinas, como ciencia de materiales, física, química, arqueología, ingeniería, medicina, odontología, entre otras; y por personal de diversas industrias, como la minero-metalúrgica, hidrocarburos, alimentaria, farmacéutica, metal-mecánica, electrónica y manufacturera. Los principales servicios ofrecidos por el centro son microscopía electrónica de barrido, difracción de rayos X, fluorescencia de rayos X, entre otros. Para más información, ingresa a su página o escribe a cam@pucp.edu.pe
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