De filósofo a contratenor: el viaje musical de Adrián Lara
Texto:
Diana ChávezFotos:
Melissa Merino
«La vida alcanza para muchas cosas». Esta es una de las frases que Adrián Lara, contratenor, multiinstrumentista y pedagogo radicado en Oslo (Noruega), recuerda con especial aprecio de su tiempo en la carrera de Filosofía de la PUCP. Este consejo que le dio Salomón Lerner Febres, su entonces profesor, marcó un antes y un después en su vida. Lara se encontraba en un momento en que se debatía entre seguir su camino como filósofo o dejarlo todo para perseguir su verdadera pasión: la música.
El pasado 3 de octubre, nuestro egresado se presentó junto al Conjunto de Música Antigua PUCP y al Coro de Madrigalistas PUCP, en Chorrillos, en el concierto de clausura del XXI Festival Internacional de Música Antigua 2024. En esta ocasión, interpretaron Un vergel de villancicos y danzas: el cancionero musical de Gaspar Fernández.
Adrián Lara y su paso por la PUCP
Cuando Adrián Lara ingresó a la PUCP, la carrera de Música aún no existía. Fue mientras estudiaba Filosofía que esta opción apareció. A lo largo de su paso por la Universidad, dedicó gran parte de su tiempo a cantar, participando activamente en diversos grupos como el Coro de Madrigalistas, el Coro General de la Universidad y el ensamble masculino In Limine, entre otros proyectos musicales.
“También me inicié en un proyecto que se llamó Jazz Perú, dirigido por Mónica Gastelumendi. Allí empecé a conocer lo que se convirtió en mi manera principal de cantar. Yo soy contratenor y eso significa que canto con el falsete. Jugando con la voz me di cuenta de que tenía un potencial y eso se afianzó en mi paso por el Coro de Madrigalistas de la Católica. Allí vi que existía una carrera para dedicarse a cantar de esa manera, solo que no había algo así en Perú”, contó.
Mis estudios en filosofía, entre otras cosas, me sirvieron para encontrar amor a las fuentes, a ir a los orígenes de una corriente de pensamiento, una idea concreta o hechos que hicieron que las personas hagan las cosas de una manera determinada".
Noruega, el viaje que lo cambió todo
Es durante su último año en la carrera de Filosofía que Lara decide realizar un intercambio de estudios en Noruega. Él viajó con la idea de hacer su tesis allá sobre Nietzsche y la música. Pensaba quedarse solo un semestre pero terminó extendiéndolo a un año, pues tenía acceso a una biblioteca mucho más variada y también porque estaba cada vez más enganchado con cantar allá.
«En Noruega, me metí a dos coros, al hacerlo se duplicó mi experiencia de conocer más repertorio, otros músicos y compositores, y de hacer música contemporánea. Entre las personas que conocí, encontré algunos mentores que me ayudaron a creer que podía apostar por una profesión como cantante», señaló.
Lara aterrizó en el dilema sobre qué hacer: si usar los meses que le quedaban en el país europeo para culminar su tesis de licenciatura o utilizar ese tiempo para prepararse para ingresar al Conservatorio Noruego de Música (NMH). “En ese dilema, opté por lo que en verdad más me apasionaba: la música”, sostiene.
La filosofía lo ayudó en la música
Adrián encontró un fuerte apoyo por parte de sus profesores desde que ingresó al Conservatorio Noruego. Ellos lo alentaron a desarrollar sus propios proyectos. Su interés por la música barroca, la cual mejor se ajustaba a su voz, fue creciendo mientras se integraba al entorno musical. Como inmigrante latinoamericano, tomó la decisión de visibilizar el vasto y poco conocido repertorio de música colonial. Y así, poco a poco, fue consolidándose como artista en Noruega.
«Mis estudios en filosofía, entre otras cosas, me sirvieron para encontrar amor a las fuentes, a ir a los orígenes de una corriente de pensamiento, una idea concreta o hechos que hicieron que las personas hagan las cosas de una manera determinada«, señaló.
Yo soy contratenor y eso significa que canto con el falsete. Jugando con la voz me di cuenta de que tenía un potencial y eso se afianzó en mi paso por el Coro de Madrigalistas de la Católica. Allí vi que existía una carrera para dedicarse a cantar de esa manera, solo que no había algo así en Perú”.
Aunque Lara no proviene de una familia de músicos profesionales, sus antepasados eran grandes aficionados a la música. Recuerda con cariño las reuniones familiares en las que sus abuelos interpretaban canciones de su época y también componían piezas propias. Especialmente su abuelo materno, quien integraba la creación musical en su trabajo como pedagogo.
«Eso es algo que también me marcó porque yo también tengo un cariño especial por hacer producciones y contenido pedagógico a través de la música. Yo utilizo mucho de mi tiempo y de mi actividad artística en hacer música para niños y en tocar para ellos«, compartió.
Tengo un cariño especial por hacer producciones y contenido pedagógico a través de la música. Yo utilizo mucho de mi tiempo y de mi actividad artística en hacer música para niños y en tocar para ellos".
Adrián Lara: un vínculo crucial con la PUCP
Lara también recuerda con especial cariño a sus profesores de la PUCP, quienes lo guiaron en una etapa crucial de su vida. Aún mantiene contacto con algunos de ellos, lo que lo hace sentir bienvenido cada vez que regresa a Perú.
«La Católica es mi alma mater, y allí no solo recibí mi primera formación humanística, sino que también cultivé amistades valiosísimas que, hasta ahora, me hacen sentir que pertenezco a esta institución. Tengo un sentido enorme de gratitud hacia ella y siempre me gustaría contribuir con algo. Parte de esas amistades son también mis antiguos profesores, como Fico Camino o el actual rector, Julio del Valle, quien fue mi tutor cuando recién comenzaba en Filosofía», precisó.
La Católica es mi alma mater, y allí no solo recibí mi primera formación humanística, sino que también cultivé amistades valiosísimas que, hasta ahora, me hacen sentir que pertenezco a esta institución. Tengo un sentido enorme de gratitud hacia ella y siempre me gustaría contribuir con algo".
También recuerda al profesor Salomón Lerner, quien le aconsejó en un momento crucial de su vida, cuando se debatía entre continuar estudiando Filosofía o dedicarse por completo a la música. «Algo que me dijo es que uno puede empezar tarde y, aun así, llegar lejos», recordó. Añadió que, aunque el arte llegó a su vida de manera tardía, «la vida alcanza para muchas cosas».
En ese sentido, invitó a los jóvenes que, si alguna vez se sienten atrapados entre los libros y creen que el tiempo se les escapa, no se preocupen: «Hagan un espacio para lo que les apasiona y todo saldrá bien».
Su búsqueda para recuperar el arpa en la música afroperuana
Actualmente, Lara está dedicado a rescatar el uso del arpa en la música afroperuana. «Este proyecto tiene un carácter urgente, ya que hoy en día solo queda una persona en Perú que se puede considerar un verdadero portador de esta tradición: Noel Adrianzén, de 73 años, que vive en Piura y toca el arpa de manera tradicional».
Lara advierte que el tiempo para preservar esta herencia cultural es limitado. «No nos queda mucho tiempo para conocer su obra, su repertorio, su técnica y toda la memoria que lleva consigo». Comentó además que, recientemente, viajó a Piura para reunirse con Adrianzén, grabar algunos videos y aprender sobre su técnica.
«He estado en conversaciones con el Ministerio de Cultura porque estoy muy interesado en establecer bases sólidas para crear escuelas dirigidas a jóvenes y niños, donde se les enseñe a tocar el arpa dentro de estas tradiciones. Este es parte de nuestro patrimonio inmaterial, y espero que se genere conciencia y se visibilice esta necesidad y urgencia», sostiene el contratenor.
Por ello, invitó a la comunidad universitaria a sumarse a este esfuerzo. «Espero que esto despierte la curiosidad y el interés de todos. Cualquier persona interesada en aprender sobre la música afroperuana y quiera colaborar en este proyecto puede contactarme para que no perdamos nuestra historia musical», concluye.
Deja un comentario