El tiempo libre que nos dan las vacaciones de verano es un momento ideal para avanzar la lectura de un buen libro. Aquí, nuestra profesora del Departamento de Humanidades Cecilia Esparza recomienda cinco obras que, por distintas circunstancias, cayeron en sus manos durante el año y le resultaron cautivadoras.

Sanzu (Eduardo Tokeshi)

Sanzu es el libro debut del reconocido artista plástico Eduardo Tokeshi, profesor en nuestra Facultad de Arte y Diseño. “Como el gran artista que es, Tokeshi ha construido una suerte de silabario ordenado alfabéticamente de ciertas palabras en japonés, que es el idioma de sus padres y abuelos”, señala Esparza. “La novela contiene cortos textos narrativos a partir de estas palabras, llenos de recuerdos entrañables de su infancia”, agrega.

De esta manera, el autor retrata el mundo de los inmigrantes japoneses que vivían en el centro de Lima para encontrar las claves de su identidad en esos recuerdos. “El libro está acompañado de preciosas y muy delicadas ilustraciones que ha hecho Eduardo Tokeshi. Quedé absolutamente fascinada por la experiencia estética y las palabras poéticas”, afirma Esparza.

Artilugios (Mariangela Ugarelli Risi)

La colección de cuentos góticos Artilugios es la primera obra de la escritora Mariangela Ugarelli Risi, egresada PUCP de la carrera de Literatura.

“Este libro es muy original. Ha sabido combinar relatos tradicionales como el del chullachaqui, ese ser de la selva que toma la apariencia de alguien conocido para engañar a la gente, con historias de médiums en el centro de Lima durante el siglo XIX”, comenta Esparza. “Así, la autora juega con tópicos de la literatura gótica para colocarnos en unos ambientes dibujados con gran maestría”, expresa.

Madame Gauguin (Fietta Jarque)

Madame Gauguin, de la escritora y periodista peruana Fietta Jarque, relata la vida de Aline Gauguin, hija de la intelectual feminista de ascendencia peruana Flora Tristán y madre de Paul Gauguin, famoso pintor francés. La obra narra el viaje de Aline al Perú junto a su esposo, quien muere en el trayecto, y su posterior estancia en Lima.

“Es una novela histórica que nos muestra cómo era la Lima del siglo XIX y qué posibilidades había para las mujeres en una época de turbulencia política tremenda”, dice Esparza. Para la docente, el libro complementa a la novela de Mario Vargas Llosa El Paraíso en la otra esquina, que intercala la vida de Flora Tristán con la de Paul Gauguin. “Fietta Jarque decide recrear la historia de Aline Gauguin, que es el nexo entre ambos”, señala.

La niña que iba en hipopótamo a la escuela (Yōko Ogawa)

Esta novela de la reconocida escritora japonesa es algo diferente a lo que nos tiene acostumbrados. En La niña que iba en hipopótamo a la escuela, Ogawa narra la historia de Tomoko, una niña que se va a vivir a casa de unos adinerados familiares tras la muerte de su padre, donde ella y su prima Mina pasan a la adolescencia y descubren la literatura. Ese lugar es un espacio mágico que antes había sido un zoológico y donde ahora solo queda un hipopótamo que usa Mina para ir a la escuela.

“La novela retrata el momento en que Japón se abre a otras culturas, y cómo eso impacta en las tradiciones familiares y de vida”, comenta Esparza.

Medio sol amarillo (Chimamanda Ngozi Adichie)

“Este año me entusiasmé mucho con la obra de la autora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie y creo que Medio sol amarillo fue mi favorita”, dice Esparza. La novela, de carácter histórico, documenta la efímera existencia de la República de Biafra, una zona separatista de Nigeria que gana su independencia durante una guerra civil y que es reconquistada tres años después.

“La novela se narra mediante una saga familiar, de manera que el lector puede adentrarse en los diferentes estamentos de la sociedad nigeriana, que son impactados por la guerra civil. Me parece una forma estupenda de empezar a conocer la historia de África, de la cual los latinoamericanos sabemos muy poco”, afirma Esparza.