Para Carla Colán, ser educadora es una vocación que trasciende horarios y espacios. En los últimos años, nuestra recién egresada de Educación Inicial participa con gran compromiso en La Mochila de Koeko, una organización de voluntarios que desarrolla estrategias de autoestudio para niños de primaria a través de una plataforma web que ofrece videos animados, talleres sincrónicos y material descargable.

Además de gestionar las actividades de los voluntarios, nuestra egresada realiza capacitaciones para profesores y participa como tutora de varias aulas virtuales.  

“La familia y los amigos siempre me preguntan por qué invierto tanto tiempo en una actividad que no me retribuye económicamente o que me puede ‘quitar’ tiempo para un trabajo de clase o de descanso. Pero La Mochila de Koeko, más allá de ser una organización juvenil, se ha convertido en una red de apoyo, en un espacio seguro y de aprendizaje», comenta la joven educadora. Carla cuenta que lo que más la motiva a continuar es ver cómo los niños aprenden a ser estudiantes autónomos. «Es algo que les va a servir a lo largo de su vida”, añade.

Vocación de educadora

La importancia de las iniciativas educativas las vivió en carne propia. Cada día, al volver del colegio, Carla disfrutaba al explicarle a su mamá todo lo aprendido durante el día en una puerta de madera que usaba como pizarra. Al terminar la secundaria, cuando decidió estudiar Educación, vio la convocatoria de la Beca Vocación de Maestro de Pronabec y se enfocó en cumplir con los requisitos para obtener una vacante en la PUCP.

“La Beca Vocación de Maestro me dio la oportunidad de estudiar una carrera universitaria que concordaba con lo que yo realmente deseaba ser y hacer. Fue un sueño hecho realidad», comenta entusiasmada. Ella señala que este programa le ayudó a crecer personalmente y sintió que con su talento podía construir un mundo mejor desde la docencia. Es así como se ha dedicado a este compromiso desde su etapa de estudiante, en la que ha ganado experiencia a través de las ayudantías a profesores de diversos colegios de Lima y de su participación en varios programas de voluntariado vinculados con la educación.  

En julio del 2022 concluyó sus prácticas profesionales de un año como profesora del aula de 4 años en la Institución Educativa 1088 Francisco Bolognesi. «Me tocó atender a 18 niños, que en las aulas deben usar mascarilla, un elemento con el que no se sienten cómodos. Para nosotras, las docentes, también es complicado lograr que nos entiendan, porque hay que hablar con más volumen y, como los niños no ven nuestro rostro, tenemos que expresarnos con gestos, mover más las manos o el cuerpo”, comenta la educadora, quien realizó esta labor sin recibir ninguna remuneración, ya que las prácticas en colegios públicos no son pagadas.

“En la Facultad de Educación de la PUCP aprendí a ser resiliente y a defender mi vocación. Con ello, podremos aportar en la revalorización de la carrera docente en el Perú», afirma Carla. La educadora agrega que en la Especialidad se vive un clima de comprensión, sensibilidad y compañerismo ante las diversas circunstancias que pueden aparecer. Ahora que inicia su etapa profesional con entusiasmo y energía para emprender nuevos proyectos, seguirá enfocada en uno al que le tiene más cariño: el desarrollo de programas para preescolares en La Mochila de Koeko.

Una mochila que inspira

La Mochila de Koeko es una propuesta educativa creada por un grupo de estudiantes de la promoción 2017-2 de la Especialidad de Educación Primaria PUCP que obtuvieron la Beca Vocación de Maestro de Pronabec. El proyecto, que surgió en el 2019 como parte del curso «Estrategias para aprender a aprender», dictado por la profesora Sylvana Valdivia, cobró nueva vida en el 2020 para brindar un servicio educativo virtual para los escolares durante la pandemia. Para esta etapa, se contó con la participación de voluntarios PUCP de la Especialidad de Comunicación Audiovisual.

“Las voluntarias han desarrollado competencias para su profesión: son educadoras comprometidas que innovan y crean recursos más allá de las horas de clase. Este gran esfuerzo las vuelve aún más competentes”, dice la profesora Valdivia, satisfecha y orgullosa del desempeño de sus estudiantes.

Para más información sobre esta organización, puedes escribir al correo koeko.educa@gmail.com.

Entre los buenos resultados, La Mochila de Koeko ha beneficiado a más de 1,200 escolares que han participado en los talleres sincrónicos, aparte de quienes han utilizado la plataforma de manera independiente. En el 2020, esta organización recibió dos impulsos importantes: obtuvo el Fondo de Iniciativas Estudiantiles RSU en respuesta a la COVID-19, estímulo brindado por la Dirección Académica de Responsabilidad Social (DARS), y fue reconocida por la Municipalidad de Lima como organización juvenil.

“Los educadores necesitamos desarrollar muchas habilidades e infinidad de recursos para el aula, desde aprender a cantar, a expresarte, leer un cuento, utilizar títeres en clase, además de capacidades para mantenernos centrados y saber gestionar momentos donde los niños pueden presentar enojo, frustración o tristeza”, dice Carla, quien gracias a esta experiencia como coordinadora de voluntarios ha decidido convalidar cursos para obtener la Especialidad de Educación Primaria en la PUCP.