El fútbol y la psicología
¿Qué es lo que pasa por la cabeza de un deportista cuando está en el último minuto de juego, cuando falla un penal o cuando se lesiona por mucho tiempo? Los psicólogos deportivos trabajan con ellos para poder enfrentar estas situaciones.
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Yuriko AquinoFotografía:
Tatiana Gamarra
Alrededor del mundo, los deportistas no solo practican y refuerzan su capacidad física, sino también la mental, pues esta va de la mano con un mejor rendimiento. Desde el siglo pasado, la psicología del deporte es clave en la preparación para cualquier tipo de competición. Se suele pensar, de forma errónea, que su función principal es la de motivar o corregir a aquellos deportistas con peor temperamento, sin embargo, su trabajo consiste en conocer los fenómenos psicológicos que experimentan los atletas, el carácter y la personalidad de cada deportista y el contexto deportivo en el que se desenvuelven. De este modo, se ejecutan una serie de técnicas que optimizan el rendimiento deportivo y psicológico de un jugador y de un equipo.
“En el origen del deporte, el entrenador era más ‘todista’», sostiene Dante Nieri, psicólogo especializado en deporte y rendimiento, docente de la Diplomatura en Estudios de Gestión Deportiva de la PUCP. Y explica: «Ahora se habla del entrenador y su comando técnico. Cada vez los equipos de trabajos son más amplios y hay más especialistas porque el DT no puede tener toda la información”. Por este motivo, los equipos deberían incluir a los preparadores físicos, al asistente técnico y los psicólogos dentro de su plantel.
Una persona está sometida a una situación de estrés cuando hay demandas que sobrepasan sus recursos. “Como seres sociales que somos, cualquier cosa influye sobre nosotros, pero de acuerdo a la experiencia, la etapa en la cual está el deportista o su desarrollo personal, este se verá afectado de manera distinta” sostiene Nieri. Según explica, el estrés no siempre es algo nocivo, pues, en muchas ocasiones, saca lo mejor de cada persona y genera un pequeño disfrute. En tanto, el estrés negativo asusta y paraliza, lo que a su vez produce tensión física y descoordinación. “Los jugadores deben aceptar a la dificultad y la frustración, e incluso quererlas como parte de la vida”, recomienda.
Cuando vemos un partido de vóley en el que la capitana de un equipo está enérgica, gritando y animando a sus compañeras, suele parecer que los bloqueos son más efectivos y el ataque es contundente, pero cuando vemos la angustia en su rostro, la barrera nunca se forma y la recepción tiende a ser mala al igual que los saques. Esto sucede porque el estrés también puede ser contagioso, sobre todo si es el líder quien lo padece. “Las neuronas espejo son las encargadas de este tipo de cuestiones. Estamos hablando de la ciencia empática”, afirma el psicólogo. Es decir, las jugadoras reflejan las expresiones faciales y emociones de la capitana.
Los psicólogos deportivos trabajan en los consultorios tradicionales, pero también visitan los espacios naturales del jugador. “Por eso, en los entrenamientos, recreamos situaciones similares a las que se darían en una competencia y así practicamos las estrategias que desarrollaríamos”, detalla Nieri.
¿Cómo me recupero de un penal fallado?
En la final de la UEFA Champions League 2018, el portero Karius comete dos errores que le costaron a él y a su equipo, el Liverpool de Inglaterra, la derrota. El Real Madrid de España se coronó campeón una vez más. En una situación así, ¿cómo se recupera alguien que acaba de cometer tremendo error y seguir concentrado?, ¿cuál es el secreto? Es evidente que si el deportista se quedara pensando en su error, en lo que resta del partido, probablemente volvería a equivocarse. Una situación similar, seguramente, le tocó vivir a Christian Cueva, tras fallar el penal a favor de la selección peruana de fútbol en su debut ante Dinamarca en la Copa del Mundo Rusia 2018. “Los mejores deportistas tienen una rápida capacidad de auto perdón. Tienen que decirse a ellos mismos: ‘Me equivoqué, sí, pero ese segundo ya pasó. Ese segundo está en el pasado, y ahora solo debo seguir concentrándome porque el partido continúa’”, indica el psicólogo deportivo al respecto.
El portero es la figura diferencial en un equipo porque es el único que puede usar las manos. Son los únicos que celebran y sufren los goles aislados. Podría decirse que se ubica en un puesto individual dentro de un deporte colectivo. Según Nieri, una persona que no tiende a analizar mucho un encuentro de fútbol, lo primero que puede pensar cuando ocurre un gol es que “el arquero no atajó bien el balón, que no achicó a tiempo, o que así no debió poner las manos”, ya que no es capaz de observar con detalle la jugada previa, y así, pensar, por ejemplo, que los defensas o centrocampistas pudieron haber cometido errores también. Para el especialista, los guardametas son los jugadores que reciben mayor estrés durante un partido de fútbol porque deben evitar a toda costa que los oponentes marquen y, por ello, deben realizar un trabajo diferenciado. Además de la importancia de su fortaleza mental, se valora mucho su experiencia. Arqueros icónicos, como Higuita o Fillol, duraron varias décadas en las porterías, mientras que un futbolista promedio se retira a los 35 años.
En otras líneas, los centrales, por ejemplo, pueden presionar al atacar y marcar un tanto luego de haber metido un autogol minutos antes. Nieri asegura que esta compensación puede ser positiva para ellos, ya que tienen la alternativa de borrar un error con un acierto. En otro deporte, el tenis, se presenta la imagen de Rafael Nadal, quien puede cometer 20 errores y aún así ganar un encuentro, física y mentalmente desgastante. “El error forma parte de la competición”, precisa Nieri.
La montaña rusa de Paolo
En octubre del año pasado, el capitán de la selección peruana de fútbol, Paolo Guerrero, dio positivo en un control de dopaje y fue suspendido un año por la FIFA. Posteriormente, la pena fue rebajada a seis meses. Guerrero, con el objetivo de demostrar su inocencia, acudió al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), pero este, en lugar de rebajarle la pena, la amplió a 14 meses. Después de esa montaña rusa de emociones, el 31 de mayo, Perú amaneció con una noticia alegre: el Tribunal Federal Suizo aceptó la medida cautelar solicitada por el delantero y decidió posponer la sanción impuesta por el TAS. Paolo Guerrero jugaría el Mundial de Rusia, un campeonato al que nuestra selección no ha ido en 36 años.
Los hinchas sintieron emociones diversas semana a semana. El plantel de la selección peruana de fútbol, sin su capitán, también tuvo las mismas sensaciones, aunque su técnico, Ricardo Gareca, trató de disminuir esas ansias y fue claro en una rueda de prensa que otorgó antes del inicio del certamen: “Lo más importante es la selección y Paolo es solo un miembro más”, dijo. Lo cierto es que desde adentro, se trabajaba la psicología de los demás seleccionados para que no perdieran la concentración.
“Sin duda, la situación generó inestabilidad e incertidumbre en el grupo, pero el comando ha hecho un buen trabajo para tener un grupo maduro. No debemos olvidar que lo más importante es el colectivo, y que la idea del individualismo ya no sirve”, asegura Nieri. Y aunque los «cuatro fantásticos» desaparecieron hace mucho, ahora tenemos a 23 muchachos que demostraron que los goles peruanos son posibles en cualquier portería del mundo y que, ahora, tienen un reto más que afrontar: superar su derrota ante Dinamarca y dar lo mejor de sí mismos en la Copa del Mundo Rusia 2018 que apenas ha iniciado.
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