“Cuando termine este periodo de emergencia, debemos ser una universidad renovada que mire el porvenir con esperanza”
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Redacción PuntoEdu
Llegó al Rectorado con un plan de trabajo. ¿Cuánto ha avanzado hasta hoy y qué balance hace de este primer año de gestión?
Se ha hecho mucho en distintos aspectos de la vida de nuestra Universidad. Me explico: cuando cumplimos los primeros 120 días en el cargo, contrastamos lo que prometimos realizar en ese tiempo y lo que efectivamente habíamos hecho. El resultado fue que habíamos cumplido con cerca del 80% de lo prometido. No es poco si se piensa que recién empezaba una gestión y que recibimos una Universidad que no terminaba de procesar la crisis del 2018. A fines del 2019, es decir, dos meses después, cumplimos prácticamente con todo lo que se prometió para ese periodo. Hicimos varios cambios, empezamos algunas reformas y asumimos el diseño de otras. Obviamente, siempre surgen necesidades y demandas, pero, en cualquier caso, el resultado era positivo. Empezamos el 2020 cosechando los cambios y elaborando el plan de desarrollo que nos permitiría empezar con el giro que teníamos previsto realizar durante el primer año de gestión. Pero nos cayó la cuarentena y, sin descuidar ni olvidar nuestros objetivos, tuvimos que asumir y anteponer nuevas urgencias y desafíos para mantener el funcionamiento de la Universidad en un contexto inesperado e impredecible.
En el proceso de adaptación a la emergencia sanitaria mundial, ¿qué decisiones fueron las más difíciles de tomar? ¿Cuáles son los principales impactos sobre la comunidad?
La emergencia sanitaria nos puso en un contexto absolutamente impensable; llegó con una altísima dosis de incertidumbre y miedo. No exagero. En ese marco, tomar decisiones que comprometían a toda la Universidad fue muy difícil. Todas fueron complicadas. A cada paso veíamos cómo se afectaban nuestros planes y cómo los márgenes de acción iban modificándose día a día. El entorno cambiaba en cuestión de horas. Sin el apoyo de los directores académicos, de los decanos, de jefes de departamento y profesores hubiera sido imposible avanzar en medio de la dura tormenta que enfrentamos. Estaré siempre muy agradecido a ellos, por cierto. Ahora, si tengo que elegir las decisiones más difíciles, elegiría dos: la primera, anunciar que el semestre, por primera vez en la historia de la PUCP, sería a distancia; la segunda, informar que debíamos realizar ajustes temporales en las remuneraciones. Tengo grabadas en la memoria las interminables reuniones antes de tomar esas dos decisiones. Fueron momentos duros. Creo, sin embargo, que fueron decisiones acertadas.
¿Qué lecciones nos está dejando la crisis sanitaria?
Pienso que son varias lecciones. En lo primero que pienso es en el sentido y en el valor que tiene para la PUCP ser una comunidad solidaria, tanto entre sus miembros como con el país. Pienso también en que debemos acelerar algunos cambios en el interior de la PUCP: debemos ser más ágiles, dinámicos, menos burocráticos e integrar más a nuestras unidades para facilitar el trabajo, y evitar la duplicación de procesos y la pérdida de tiempo en asuntos sin relevancia. Una tercera lección es que debemos enraizar aún más la costumbre a dialogar; el diálogo debe ser el espacio en que se resuelven las diferencias y se vive en comunidad. La cuarta es una confirmación: el rol fundamental del docente en la Universidad. Pero, junto a ello, me ha quedado claro que hay reformas que no pueden esperar y que debemos diseñar durante el próximo semestre para implementarlas el 2021. Vamos a priorizar cuatro, cada una estará a cargo de un grupo de trabajo: 1: Reforma del modelo económico de la PUCP; 2. Reforma integral de remuneraciones, complementos y bonificaciones; 3. Reforma de la estrategia y gestión del reclutamiento de estudiantes y el fortalecimiento de la empleabilidad de nuestros egresados; 4. Plan de transformación digital pospandemia. Los objetivos, plazos e integrantes serán presentados al Consejo Universitario y de inmediato serán puestos en conocimiento de la toda la comunidad. Dicho sea de paso, las cuatro reformas están asociadas a las propuestas que hicimos hace un año. Hemos avanzado en ellas y ahora serán prioritarias. En paralelo, por cierto, continuarán los cambios que ya empezaron los vicerrectores y los directores académicos.
La transparencia parece ser una demanda insatisfecha para un sector de la comunidad. ¿Qué hace falta para incrementar la confianza?
Creo que la confianza se gana, no se impone; pero las partes involucradas deben estar dispuestas a construirla recíprocamente. Si no hay esa disposición, es imposible confiar en alguien. Como Rectorado, estamos comprometidos con la transparencia y con el diálogo. Lo que debemos erradicar es la suspicacia y esa actitud de querer encontrarle a todo un lado oculto, una trampa. Quienes tenemos la responsabilidad de conducir la Universidad no hemos dejado de ser docentes que estamos cerca a nuestros colegas y estudiantes. Persistir en una lógica de confrontación hace mucho daño a todos quienes integramos la PUCP y nos divide cuando lo que debemos hacer es trabajar juntos, unidos, no enfrentados. Debemos impedir que se instale en nuestra comunidad la cultura del reproche, de la suspicacia, del prejuicio y del enfrentamiento que existe en muchos espacios de la política peruana. Esa manera de actuar impide sacar adelante proyectos comunes. ¿Qué estamos haciendo? Estamos dialogando mucho, trabajamos con las autoridades académicas y estudiantiles, mejoramos todo cuanto podemos la comunicación, y somos siempre sinceros y honestos.
La adaptación a la educación a distancia que impuso la pandemia nos obligó a docentes, alumnos y administrativos a realizar grandes cambios en nuestros hábitos y formas de trabajo. ¿Cuál es su visión de Universidad después de la crisis?
En efecto, tuvimos que adaptarnos con rapidez a un nuevo contexto. El compromiso de los docentes y administrativos fue esencial. Hemos visto perfilarse un sinnúmero de oportunidades, de posibilidades de mejora y de un inmenso campo de trabajo; pero, al mismo tiempo, hemos confirmado que la formación presencial es irremplazable por infinidad de razones que no puedo explicar aquí. Nuestro reto inmediato es, por ello, asegurar un equilibrio sensato entre la formación a distancia y la presencial. Asumir esta premisa es fundamental para el futuro de la Universidad. Cuando termine este periodo de emergencia, debemos ser una Universidad renovada que mire el porvenir con esperanza.
Un puesto de poder es complejo, más en una institución como la nuestra, con un fuerte espíritu crítico y gran diversidad de pensamiento. ¿Qué lo mantiene motivado a continuar?
A eso del poder hay que quitarle un poco de solemnidad y distancia. El rector no es dueño de la Universidad. Entiendo mi actual posición como un encargo institucional, que proviene de la propia institución y que implica, ante todo, servir a toda la comunidad. Esa vocación de servicio es la que me motiva y en la que creo firmemente. Lo demás es circunstancial.
Usted es lingüista y abogado de formación. Si bien fue electo jefe de departamento y decano previamente, ¿cómo ha vivido el gestionar una institución de las dimensiones y complejidades de la PUCP?
El prestigio, la complejidad y la diversidad de nuestra Universidad hacen que la gestión sea un desafío que se presenta en distintos planos, en ocasiones simultáneos. No lo digo pensando únicamente en la intensidad del trabajo diario, sino también en el ámbito personal. El Rectorado exige una dedicación absoluta, casi sin pausa. Encontrar espacio para la familia o para el entretenimiento es complicado pero, aunque parezca contradictorio, también es lo que renueva el entusiasmo y el optimismo ante la responsabilidad de conducir a nuestra Universidad. ¿Por qué? Porque la PUCP somos todos; y, en esta frase, “todos” incluye a profesores, estudiantes, administrativos y a nuestras familias. Cuando se toma conciencia de ello, se aprecia que se trabaja en buena compañía, y que sí hay tiempo para recuperar energías y darle nuevo aire al buen humor.
Conoce más…
Esta entrevista es parte del balance hecho por el equipo rectoral en su primer año de gestión. Mira aquí el resumen y revisa las entrevistas a la Dra. Cristina Del Mastro, vicerrectora académica; al Dr. Aldo Panfichi, vicerrector de Investigación; y al Dr. Domingo González, vicerrector administrativo.
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