Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página

“La memoria colectiva implica tensiones, se puede movilizar y modificar”

El profesor Darío Páez tuvo contacto con diferentes culturas desde temprana edad. Nació en Antofagasta, hijo de padre chileno y madre española. Vivió en Costa Rica y en Bélgica, donde tuvo una formación francófona, y ahora vive en España. El especialista, quien fue reconocido por el Departamento de Psicología como profesor honorario, conversó con nosotros sobre el trabajo que ha venido desarrollando en la PUCP y sobre la importancia de la psicología transcultural en el Perú y la región.

  • Darío Páez
    Profesor de Psicología Social en la Universidad del País Vasco, España
  • Texto:
    Andrea Burga Villanueva
  • Fotografía:
    Roberto Rojas

¿Cómo ha sido su trabajo con nuestro Departamento de Psicología?

Vengo trabajando con el departamento hace diez años. Este año estuve un mes con la Cátedra Paniagua –junto con un colega neozelandés– en un seminario internacional de psicología social, política y cultural. He colaborado en un proyecto de evaluación de la opinión pública y el efecto que tuvo la Comisión de la Verdad y Reconciliación en Perú, que se llevó acabo con el departamento. Este proyecto se replicó en Argentina, Uruguay, Paraguay, Ecuador y Chile. A partir de eso se generó una línea de evaluación de cómo la gente ve las comisiones y qué efecto percibe que ha tenido en toda América Latina.

¿Cuál es la relevancia de la psicología transcultural?

La psicología transcultural ha tenido el valor de examinar cuán reales son las diferencias entre las culturas y mostrar que no son extremas. En contra de la idea de que un campesino de la India es muy distinto de uno peruano, lo que se ha encontrado es que son diferencias matizadas. Como decía un amigo en broma, “el problema fundamental que alguien tiene en Calcuta es que hay sol, hay que limpiarse el sudor y tomar agua; son necesidades que cualquier persona del mundo va a tener”. Y lo segundo es que te permite mirar las cosas que la gente da por hecho y que se consideran buenas psicológicamente. Por ejemplo, que los niños duerman separados de los padres y de las madres. Cuando comparas las culturas eso es un rasgo minoritario. La psicología transcultural te permite decir que lo que en este contexto es bueno psicológicamente no necesariamente lo es en otro.

En el Perú no hay un consenso sobre la memoria del conflicto armado interno. En ese sentido, ¿cómo construir una memoria colectiva?

Un problema importante en el que el informe de la CVR insistió era en que había que hacer una memoria inclusiva que incorporara las narrativas de los diferentes grupos étnicos. La memoria oficial está muy centrada en Lima metropolitana, entonces una parte importante es la inclusión de la experiencia andina, quechua, aimara, afroperuana, etc. La ventaja de una memoria colectiva es que no es únicamente la oficial, también son las memorias específicas de otros grupos. Por ejemplo, cuando estuve en Cusco en el 2010, había una manifestación y salió un grupo de campesinos con fotos de Velasco. Me llamó la atención cómo esa gente reivindicaba la experiencia de la reforma agraria que está muy demonizada. Creo que lo importante es estar atento a las diferentes memorias parciales que hay, reconocerlas e intentar validarlas.

Una memoria inclusiva se vuelve una tarea difícil cuando existen discursos que buscan imponerse.

Cada grupo intenta imponer su visión de lo ocurrido. Si vas al Museo de la Memoria e Inclusión Social y comparas las narrativas que hay con la de las Fuerzas Armadas, hay una visión más tibia de lo que ocurrió. Entonces lo importante es que la memoria colectiva implica tensiones, y hay que saber que se puede movilizar y modificar.

En Latinoamérica hay una serie de conflictos sociales. ¿De qué manera es posible analizarlos desde una mirada de la psicología transcultural?

Una parte importante de estas movilizaciones se explican por valores culturales que la gente ve amenazados o quiere defender. En el caso de Bolivia, las clases medias se movilizaron en contra de un Gobierno de centro-izquierda que ellos veían como corrupto, que rompía las reglas del juego y que no daba adecuadamente respuesta. En Chile también es parecido, pero el Gobierno al que se enfrentan es más conservador, hay una manifestación en contra del modelo neoliberal. La psicología transcultural estudia qué valores movilizan a la gente, por ejemplo, los conservadores sienten que se amenaza la tradición, la seguridad, y una imagen idealizada de lo que consideran que es la comunidad nacional; en cambio la gente más de izquierda se moviliza porque considera que la situación es injusta, para ellos los valores de injusticia son muy importantes.

En Perú tampoco somos ajenos a la crisis.

El tema de la corrupción genera en la gente indignación moral, asco y disgusto, porque se están violando cosas consideradas sagradas, se están utilizando bienes públicos para fines privados. Eso en gran medida explica por qué hubo esta movilización anticorrupción aquí y también en otros países, pero con otros elementos –y teniendo un efecto político contrario, porque aquí se logró disolver un parlamento que estaba muy afectado por la corrupción y con fuerzas políticamente muy primarias¬–. En cambio en otros lugares eso dio pie a que echaran abajo a Morales, por ejemplo. Los efectos son distintos, pero creo que las lógicas son similares.


Profesor honorario

En noviembre de este año, Darío Páez fue reconocido como Profesor Honorario de nuestro Departamento de Psicología.

Deja un comentario

Cancelar
Sobre los comentarios
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los comentarios pasan por un proceso de moderación que toma hasta 48 horas en días útiles. Son bienvenidos todos los comentarios siempre y cuando mantengan el respeto hacia los demás. No serán aprobados los comentarios difamatorios, con insultos o palabras altisonantes, con enlaces publicitarios o a páginas que no aporten al tema, así como los comentarios que hablen de otros temas.