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"Hay generaciones perdidas para el deporte que pagan por lo que se hizo o no se hizo antes"

El profesor Ortega fue invitado por la Facultad de Educación para ofrecer una charla sobre entrenamiento deportivo como parte de la Diplomatura de estudio en educación física y deporte. Conversamos con él sobre la práctica del deporte y la educación física en las instituciones educativas.

  • Emilio Ortega

¿Qué otros modelos sobre deporte universitario  destacan además del estadounidense?

El modelo de deporte universitario de Estados Unidos y el europeo no tienen nada parecido. En EEUU está basado en atraer a candidatos para reforzar sus equipos y con ellos formar una base de atracción, empleando la publicidad y demás, para así lograr mayores matrículas. La Liga Universitaria, después de la NBA, es espectacular. El modelo está concebido como una locomotora que tire, por ejemplo, del nombre de la universidad. En cambio, en Europa, esto no existe porque el concepto de universidad privada -hasta hace unos años- era el de una universidad estatal que medía la excelencia de su cuadro docente y así no competía con otra. Uno puede ir a EEUU y visitar alguna de sus ciudades y encontrarse con media docena de universidades que están compitiendo unas con otras.

Por tradición puede decirse que en el Perú se aplica el modelo europeo, pero ¿qué ocurre con la práctica del deporte en las universidades en general?

Hay dos niveles de práctica. Está el nivel de deporte cuasi profesional, es decir, la gente que compone los equipos titulares de la universidad, y la práctica deportiva del estudiante. Desde luego que ambos conviven y, lógicamente, el segundo se incrementa o disminuye en la medida que se le dé posibilidades y el alumno llegue de secundaria con los hábitos deportivos adquiridos. De nada sirve tener buenas instalaciones y un buen cuadro técnico si el estudiante no está motivado.


¿En qué se basa la estructura del deporte universitario?

La estructura del deporte universitario se basa en ofertar servicios, desde artes marciales hasta deportes de grupo o aventura. Una universidad que se aprecie tiene que tener un polideportivo cubierto, una piscina cubierta climatizada, un campo de atletismo y uno de fútbol en la medida de lo posible. Hay otra oferta que cada vez tiene más adeptos que son las actividades de fitness ofertadas a toda la comunidad. Así, estudiantes, profesores y administrativos pagan una cuota simbólica para acceder a este tipo de servicio, que es una traslación de lo que ocurre en la sociedad.

¿Por qué cree que en algunos países como el Perú no se le da la debida importancia al deporte universitario?     

Como peruano se deben preguntar por qué pasa eso. Como extranjero puedo decir que, a priori, es porque hay una falta de estatus de los profesionales del deporte, sean profesores de educación física o entrenadores, por lo tanto, no tienen reconocimiento social en los «medios intelectuales». ¿Por qué ocurre esto? porque estos profesionales, bien en su ejercicio profesional o en su etapa de formación, no están valorados. Vayamos a una escuela de Cuzco, por ejemplo, ¿qué tipo de educación física se da allá? Lo más probable es que salga un maestro con unos balones y les diga a los estudiantes que jueguen.

No se le da valor a la disciplina.

Desde luego que el profesor no tiene la culpa de ello, yo me pregunto, ¿a este profesor el Gobierno le paga igual que al profesor de lengua? Si la respuesta es sí, el Ministerio de Educación debería hacer un programa de cumplimiento obligado como pasa con las matemáticas, las ciencias o la lengua. Eso, automáticamente, le da estatus al profesor, porque ya no se trataría del tipo que lleva balones y los infla cuando se pinchan. Asimismo, así se crean hábitos en los alumnos. Si un inspector revisa lo que se enseña en matemáticas y también en educación física, estaríamos frente a otra problemática. Hay que empezar a prestigiarla desde allí. El responsable último no es el seudointelectual de cafetería que está indigesto con Rosa de Luxemburgo o Galeano. Esto es una consecuencia de toda esta inercia que se parece a un pez que se muere en el agua.


La idea también es lograr que los estudiantes se interesen por hacer deporte.

Sigamos con el ejemplo: si ese profesor al que le han dignificado su profesión no tiene capacidad profesional y tiene vergüenza torera, lo primero que hará será recabar información, recursos para estar a la altura de lo que se le exige. Entonces, tendremos por un lado un muchacho que tiene la actividad física como una actividad de contenido en la escuela, es decir, en primaria como facilitadora de aprendizajes escolares básicos y en secundaria como creadora de hábitos -de salud, de convivencia, etc.-; y por otro, tenemos la actividad extraescolar, y allí si el estudiante puede jugar al fútbol, hacer lo que le dé la gana de acuerdo a la oferta que tiene a la mano. Cuando ese niño llegue a la universidad seguramente el deporte le va a seguir interesando porque le han creado hábitos de calidad de vida.

Estamos en una sociedad que en los 90 prácticamente limpió a los profesores de educación física de todas las escuelas y le encargó esa labor al de aula. Desde la educación no se invirtió ni en cultura ni en deporte. Para muchos el deporte es una pérdida de tiempo.

Cuando hablamos de educación se habla de ciclos, de generaciones. Hay generaciones perdidas para el deporte que pagan por lo que se hizo o no se hizo antes. Lo que ocurre es un mal endémico que sin duda alguna tiene responsables.

El Perfil

Nombre: Emilio Ortega

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