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"Un espacio para reflexionar sobre la democracia no solo es necesario, sino urgente e imprescindible"

  • Dr. Carlos Garatea Grau
    Rector de la PUCP

*Discurso del rector Carlos Garatea en la inauguración del evento “El papel de las memorias y los derechos humanos en la educación para la democracia” en el marco del Simposio Permanente “Educar para la Democracia”

Que este evento ocurra en Lima ahora parece casi una obra de Dios porque coincide con este momento de la historia de nuestro país. Desde hace pocos días no solamente estamos viviendo una nueva crisis política, sino que, además, se vuelve a poner por delante la falta de legalidad, la corrupción y el cinismo.

Justamente, vivir esta situación nos confirma que un espacio para reflexionar sobre la democracia no solo es necesario, sino urgente e imprescindible. 

En Chile, Colombia y Perú, tenemos en común un marco histórico social de inestabilidad, de pérdida, de dolor, de duelo, que en nuestros tres países, por distintas razones, no hemos sabido subsanar y muchas veces, ni siquiera, voltear la página. 

«Lo que nos motiva realmente a realizar estos eventos es recuperar el auténtico sentido de vida universitaria, sobre todo en un siglo como el que nos ha tocado vivir. El auténtico sentido que es formar personas para que sean ciudadanos y respondan a los retos que van a atender cuando terminen sus estudios. Esa es la gran misión. Es lo que nos une como universidades y lo que queremos como autoridades de la universidad frente a nuestros estudiantes».

No obstante, no sé si voltear la página sea lo más indicado ahora. Hace menos de una semana, el diario El Comercio publicó una larga entrevista al director de Idea Internacional. En ella, se daba cuenta de una encuesta realizada en toda América Latina. De ahí he tomado dos cifras. La primera es que el 54% de latinoamericanos no ve mal vivir bajo un régimen autoritario y la segunda es que el 70% de latinoamericanos no está satisfecho con la democracia. Y para terminar de redondear las cosas, en nuestro país, el 93% de peruanos rechaza al Congreso de la República. Entonces cómo no hablar sobre la democracia. 

En lo que llevo de rector, he tenido seis presidentes de la República y han pasado solo cuatro años. Tenemos un récord de alrededor de más de 60 ministros de Estado en este tiempo.

En esta coyuntura, entonces, cómo no hablar de democracia o cómo no hablar de memoria. Creo que el momento que nos ha tocado vivir no solamente nos obliga a recuperar estos temas que, valgan verdades, muchas universidades han ido dejando de lado. El mismo movimiento social y la cultura nos dice que acá hay una deuda que las universidades tienen la responsabilidad de contribuir a sanear. Una de ellas, ciertamente, es formar para la democracia pero también es el de la memoria.

En el Perú celebramos, este año, los 20 años de la entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. El día de la ceremonia aquí, en la Universidad, me tocó decir unas palabras y cuando me puse de pie ante el auditorio me pasó una cosa que no me pasaba hace mucho tiempo. Y es que conocía a casi todos los asistentes porque los había visto también hace 20 años. Es decir, era como un encuentro de personas que ciertamente han vivido comprometidas con la memoria. No obstante, al mismo tiempo, la ausencia mayoritaria de caras nuevas me decía, también, que había un mensaje que era necesario renovar. Por esa razón, propuse que teníamos que pensar en la memoria para el futuro. 

Justamente, tenemos la obligación de hablar de memoria a quienes no han vivido una experiencia. Cuando yo estudiaba en la Universidad y nos hablaban de los eventos en Los Cabitos, Cayara o Accomarca, inmediatamente, había un resorte que nos resonaba a violencia. Cuando se hablaba de Abimael Guzmán, inmediatamente, ocurría una reacción. Hoy día, eso, claramente, no pasa. 

Entonces cómo hablamos de memoria a chicos que no la han vivido y a chicos que, además, la vida y el destino les impuso algo, la COVID-19, que les cambió la misma perspectiva y les impuso nuevas maneras de comunicación. Cómo hacemos para llegar a estos jóvenes para hacerles ver lo que significa la memoria histórica, la memoria social de un período de nuestro país que no podemos olvidar. 

Creo que el reto está planteado. En eso coincidimos las tres universidades que conformamos este simposio. Somos tres universidades católicas y pontificias, y eso es un hecho que ocurre, por primera vez, en la historia de las universidades pontificias en América Latina. Y estamos unidas por lo mismo: en nuestra responsabilidad de formar a nuestros estudiantes para hacer de este mundo un lugar mejor. Y ese mundo mejor solo será posible si formamos para vivir en democracia y si ponemos todo nuestro empeño en que esa memoria no se pierda. Y ese es parte de la tarea que ahora nos une. 

Quiero mencionar, hablando del Perú, que, a nosotros, la situación política de los últimos seis o siete años nos demanda mucha creatividad, por decir lo menos. Se ha reestructurado, hace relativamente poco, todo el sistema político de una manera impredecible; y se ha generado un discurso de odio realmente intolerable con unos modelos inaceptables de tratamiento social recíproco que, lamentablemente, han comenzado a normalizarse.

Hace pocos días, cuando se hizo pública la denuncia contra la fiscal de la Nación por corrupción, hubo gente que salió a buscar y ensayar trampolines verbales para tratar de justificar algo que era evidente. Y no pasó nada. Cuando salen los medios de comunicación y algunos líderes de opinión y preguntan por qué no se sale a marchar a las calles. Nada. A lo mucho salen 10 personas con una pandereta y apenas ven una circulina de un patrullero, inmediatamente, se van. 

Al abrir los diarios vemos que se dan diagnósticos, pero no se expresan opiniones de fondo sobre lo que en realidad está en juego. Y creo que eso es, nuevamente, responsabilidad de las universidades. Es nuestra obligación contribuir a que se adecente la política y a recuperar el espacio público porque este tiene, en el mejor sentido de la palabra, una responsabilidad pedagógica y no se está prestando la debida atención a estos espacios de construcción de ciudadanía. 

Pienso que si hacemos un poquito de abstracción, lo que nos motiva realmente a realizar estos eventos es recuperar el auténtico sentido de vida universitaria, sobre todo en un siglo como el que nos ha tocado vivir. El auténtico sentido que es formar personas para que sean ciudadanos y respondan a los retos que van a atender cuando terminen sus estudios. Esa es la gran misión. Es lo que nos une como universidades y lo que queremos como autoridades de la universidad frente a nuestros estudiantes. 

Por ello, es imprescindible que, en los próximos encuentros, participen los estudiantes. Tenemos que escucharlos y ellos, también, tienen que escuchar a sus autoridades. Es vital generar este espacio de diálogo para que vean que, no obstante las diferencias generacionales y de especialidades, tenemos una base común que nos alimenta en la esperanza de que un mundo mejor siempre es posible.

Etiquetas:
democracia

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