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"Las superheroínas producen un efecto de reconocimiento de poder en las mujeres"

«El cómic empezó siendo un espacio marginal y ahora ha logrado posicionarse en el mercado y en la academia», afirma sin dudar Carla Sagástegui, docente del Departamento de Humanidades de la PUCP. Especialista en temas de oralidad y escritura, es investigadora de la historieta peruana y participará en el II Festival Internacional de Historietas «Lima en Cuadritos», que tendrá lugar del 14 al 16 de noviembre y que en esta oportunidad enfoca su atención a la producción latinoamericana de cómic hecho por mujeres.

  • Carla Sagástegui
    Docente del Departamento de Humanidades.
  • Texto:
    Luis Yáñez
  • Fotografía:
    Felix Ingaruca

¿A qué se debe el reciente incremento de historietistas mujeres en la región?

Hasta 1980, el cómic había estado ligado a los medios periodísticos. Y por tradición, la prensa escrita ha sido un espacio muy masculino. Recién a fines de los sesenta en el Primer Mundo, y a fines de los setenta en América Latina, ingresaron las mujeres periodistas y fotógrafas. Fue todo un cambio cultural.

Pero también a partir de esa fecha, se abrió otra puerta para el cómic: la novela gráfica. Y es en ese espacio donde las mujeres historietistas se han sentido mucho más cómodas para desarrollar su talento, con trabajos casi todos autobiográficos o ligados a la literatura.

¿Un cómic desarrollado por mujeres es necesariamente un cómic feminista?

Si bien es cierto que organizaciones feministas han utilizado el cómic como un medio de difusión popular para trabajar los derechos de la mujer, creo que al vivir en una sociedad patriarcal y al ser la autobiografía un recurso importante, lo más probable es que los cómics hechos por mujeres aborden problemas vinculados a este tema.

¿Cuáles son los temas cotidianos de las novelas gráficas femeninas?

El cómic de prensa está ligado a los estereotipos, a las convenciones, ya sea de manera crítica o conservadora. En cambio, la novela gráfica, ya sea hecha por hombres o por mujeres, te acerca a una mirada reflexiva y psicológica de los personajes y del autor. Con excepción de Maitena, que es crítica respecto a los estereotipos y que ha tenido éxito en la prensa, el resto de historietistas –como Marjane Satrapi (Persépolis)– comparten esta mirada profunda. El cómic juega con un lenguaje convencional. Lo interesante es ver los recursos que se han ido creando con las convenciones para poder hablar de temas tan privados e íntimos.

¿Tenemos historietistas mujeres en el país?

¡Por supuesto! Me parece que el trabajo más profesional en cómic en este momento lo lideran Águeda Noriega y Avril Filomeno. A Águeda le interesan las adaptaciones literarias, tiene un gusto por la literatura y un gran talento como ilustradora y narradora. Avril maneja un estilo que parece encontrarse dentro de las convenciones de la ilustración infantil pero con un contenido lírico muy novedoso para el cómic peruano.

¿Y cómo se accede al trabajo de estas artistas? No hay mucha difusión sobre ellas…

En el medio, contamos con la Editorial ContraCultura que es una maravilla porque no solo difunde novela gráfica, sino que también paga por adelantado a los dibujantes, lo que no es usual en el Perú. Esta editorial también publicó Venus ataca (2010), una antología de diez historietistas peruanas donde puedes ver una gama de propuestas estéticas y de contenido.

¿Hubo alguna vez una industria del cómic en el Perú?

No, nunca llegamos a tenerla, recién la estamos desarrollando. Hubo un intento durante el gobierno de Odría para crear personajes 100% nacionales, a través de la dupla Osito-Monky (Rubén Osorio y Hernán Bartra), que crearon los personajes de Coco, Vicuñín y Tacachito que salían publicados en la revista Avanzada, publicada por la iglesia católica y que se vendió obligatoriamente en los colegios durante 17 años. Eso fue lo más cercano a una industria.

Las superheroínas -tanto de Marvel como DC Comics- son representaciones de mujeres decididas y empoderadas. ¿Cuál es su impacto en las niñas y jóvenes?

No he profundizado en este aspecto, pero sí veo que estos personajes se comparten a través de redes sociales y tienen mucha vigencia. Las superheroínas producen un efecto de reconocimiento de poder en las mujeres, pero sus dibujantes suelen ser hombres que manejan un estereotipo de mujeres voluptuosas y sensuales. Si bien son un modelo de mujer que toma decisiones, que se defiende sola y que defiende a la sociedad, también están ligadas con una noción del cuerpo que tiene sojuzgada a la mujer hasta el día de hoy.

¿Qué espera del II Festival Internacional de Historietas Lima en Cuadritos?

Estoy muy contenta que me hayan tomado en cuenta. Me parece que ya tenemos un conjunto de autoras que nos pueden representar en el mundo entero, ya tenemos una voz y propuestas estéticas que cuando yo era adolescente no existían. Tengo mucha expectativa por escuchar las lecturas que se han hecho desde otras culturas y otros espacios académicos respecto del tema. Este festival servirá para fomentar nuevas obras y encontrar un diálogo de nuevos enfoques.

El Perfil

Nombre: Carla Sagástegui

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