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El nuevo reporte climático AR6 Synthesis Report: nos quedamos sin tiempo ante mayores riesgos por el calentamiento global

  • Ian Vázquez Rowe
    Docente del Dpto. de Ingeniería, y miembro del comité directivo de la carrera de Ingeniería Ambiental y Sostenible

El Dr. Ian Vázquez-Rowe es director de la Red Peruana Ciclo de Vida y Ecología Industrial (Pelcan), y profesor principal del Departamento de Ingeniería de la PUCP. En el año 2021 fue seleccionado como unos de los 1,000 científicos climáticos más influyentes del planeta en The Reuters Hot List.

Los informes climáticos que emite el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) volvieron a ocupar las portadas de los periódicos internacionales el pasado 20 de marzo con la publicación de un nuevo informe AR6 en el que se actualiza y sintetiza la información climática más reciente. El informe es contundente en el uso de vocablos, describiendo un horizonte actual de 3.2 °C de incremento de la temperatura promedio del planeta, más del doble de la meta que nos marcábamos hace un puñado de años. Sin embargo, nada de lo descrito ha despertado grandes sorpresas en la comunidad científica, en la clase política o en la ciudadanía. El mensaje principal es claro: el mundo se calienta por acción del ser humano y este sigue dejando que la ventana de oportunidad para revertir este calentamiento se cierre. Sin embargo, una lectura más pausada del documento nos muestra una serie de tendencias que no deberíamos pasar por alto si la humanidad verdaderamente quiere combatir este desafío.

El mensaje principal es claro: el mundo se calienta por acción del ser humano y este sigue dejando que la ventana de oportunidad para revertir este calentamiento se cierre".

En primer lugar, el IPCC es categórico al afirmar que la ventana de tiempo en la cual todavía podemos contrarrestar los efectos más nocivos del calentamiento del planeta es cada vez más estrecha. Esta ventana se rebaja a una década en la que el organismo esperaría una mitigación de gases de efecto invernadero (GEI) profunda, rápida y sostenida en todos los sectores productivos de nuestra economía. Para ello, siguen apostando por una mayor financiación a través de mecanismos supranacionales, potenciar la implementación de tecnologías bajas en carbono y fomentar la cooperación internacional, todos estos mecanismos ya en marcha, pero que no necesariamente están mostrando la suficiente solidez para alcanzar las metas a corto y mediano plazo. De fallar estos mecanismos, un número creciente de modelos auguran un final de siglo con una anomalía de temperatura de por los menos 4 °C, con consecuencias impredecibles en muchos ecosistemas y haciendo amplias partes del planeta invivibles para humanos y muchas otras especies animales.

10 años

Esta es la ventana de tiempo en la que el IPCC esperaría una mitigación de gases de efecto invernadero profunda, rápida y sostenida en todos los sectores productivos de nuestra economía.

En segundo lugar, el IPCC suele acompañar sus afirmaciones con una descripción del grado de confianza con que emiten sus enunciados. Llevo leyendo estos documentos más de una década y en informes anteriores era común poder leer algunas afirmaciones que se emitían con un nivel de confianza bajo o medio. Esto ha cambiado. En el informe de 2023, los enunciados vienen acompañados de vocablos como “alta confianza” o “muy alta confianza”, demostrando que la abundante producción científica que revisa el IPCC para publicar estos documentos está empezando a converger en torno a unos escenarios climáticos cada vez más alarmantes.

De fallar estos mecanismos, un número creciente de modelos augura un final de siglo con una anomalía de temperatura de por los menos 4 °C.

Un tercer punto es que muchos de los cambios que se están identificando en el planeta a consecuencia del calentamiento global son ya irreversibles e inevitables. Algunos ya los estamos presenciando lentamente, como el incremento del nivel del mar o el alargamiento de la temporada de incendios forestales en muchas zonas. Otros todavía no se manifiestan, pero podrían surgir de manera repentina si se alcanzan puntos de no retorno. En cualquier caso, el informe deja en claro que estos efectos irreversibles pueden ser limitados si se multiplican las acciones para mitigar el cambio climático. Accionar ya no es suficiente para esquivar el problema, pero no accionar lo único que hará es multiplicar los riesgos a medida que sigan aumentando las temperaturas.

La abundante producción científica que revisa el IPCC para publicar estos documentos está empezando a converger en torno a unos escenarios climáticos cada vez más alarmantes".

Por último, el informe se centra en tres riesgos críticos que podrían desencadenar problemas de enorme envergadura para la humanidad a final de siglo. El primero es la pérdida de especies. Con una anomalía de 3 °C, más del 80% de las especies en zonas tropicales estarían expuestas a temperaturas peligrosas de manera habitual, acelerando la Sexta Extinción Masiva iniciada en el Antropoceno. El segundo es el número creciente de días a lo largo del año en el que la temperatura y la humedad son extremadamente altas, aumentando el exceso de mortalidad, especialmente en grupos poblacionales vulnerables. Con 2.4 °C de anomalía vastas zonas de Indonesia, Filipinas, Centroamérica o Amazonía estarían expuestas a esta combinación durante prácticamente todos los días del año. El último es el riesgo ligado a una inseguridad alimentaria creciente. Sin ir más lejos, la reducción de stock biológico de pescado en las zonas tropicales del planeta podría reducirse en más de un 35% con un crecimiento de 3.4 °C. Dicho de otra manera, podríamos estar ante la desaparición de los stocks de anchoveta en el mar peruano, con graves consecuencias económicas y sociales en gran parte de la costa del Perú.

El informe se centra en tres riesgos críticos que podrían desencadenar problemas de enorme envergadura para la humanidad a final de siglo. El primero es la pérdida de especies. El segundo es el número creciente de días a lo largo del año en el que la temperatura y la humedad son extremadamente altas, aumentando el exceso de mortalidad. El último es el riesgo ligado a una inseguridad alimentaria creciente".

A pesar de la severidad del informe, este no está carente de soluciones que nos permitirían tener un siglo XXI más benigno si, como mencioné anteriormente, se establecen esfuerzos de mayor calado en el próximo decenio. En concreto, el IPCC considera que hay espacio para reducir nuestras emisiones de GEI un 44% en el sector alimentario, un 67% en el transporte terrestre y un 66% apostando por la edificación sostenible. ¿Cómo hacerlo? A través de la implementación de tecnologías transversales a la economía de los países, combinando tecnologías de diferentes costes. Lo interesante de este último punto es que el informe cuantifica la importancia de las diferentes tecnologías, mostrando que algunas tecnologías bajas en carbono han logrado ya estar por debajo de los costes de referencia en su sector. El ejemplo más claro es el sector energético, en el cual las energías solares y la eólica ya son las más competitivas en el mercado, por delante del carbón, y podrían de manera conjunta mitigar más de 8 gigatoneladas de CO2eq por año. Insuficiente para solucionar el problema en su conjunto, pero sí suficiente para mantener el inevitable incremento térmico dentro de niveles más razonables. Lamentablemente, otras intervenciones, como los cambios en la dieta alimentaria, en la que tendremos que limitar la ingesta de proteína animal, o las edificaciones sostenibles, serán más costosas para la economía planetaria.

El tiempo se agota mientras seguimos desaprovechando múltiples oportunidades para impulsar acciones climáticas contundentes en una ventana de tiempo que se cierra a velocidad de galope".

En definitiva, el IPCC nos vuelve a avisar, esta vez con menos rodeos que en ocasiones anteriores. El tiempo se agota mientras seguimos desaprovechando múltiples oportunidades para impulsar acciones climáticas contundentes en una ventana de tiempo que se cierra a velocidad de galope. A pesar de ello, el camino que nos muestra, si bien angosto y accidentado, es claro en cuanto a las acciones que se deben llevar a cabo y viable económicamente a pesar de los esfuerzos que se tendrán que hacer. Por lo tanto, la esperanza es que la humanidad, todavía en fase de recuperación tras el shock pandémico, recupere consensos climáticos para avanzar sólidamente hacia un planeta que solo sea moderadamente más cálido.

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