El viajero es una muestra que está compuesta de obras en formatos y técnicas variadas, la mayoría fueron hechos en tinta sobre papel, algunos con pintura acrílica y en otros se mezclan diversos materiales mediante el collage. La unidad de la muestra se mantiene gracias al concepto del dibujo, la línea y la repetición de algunos personajes.

La obra principal de la exposición consta de un grupo de tres piezas armadas con cajas de cartón, “el hecho que estas se puedan armar y desarmar me atraía mucho, de esta manera, dan una sensación de temporalidad e inestabilidad”, menciona Germán y explica que en cada lado de una caja, como en un cubo mágico, se muestra una imagen distinta, “para mi toda historia tiene muchas versiones, tantas como los actores que intervienen en ella”, agrega.

El artista, que vive y trabaja en Dubái, se ha inspirado en diversos libros antiguos ilustrados de historia, esto porque le interesa la narrativa visual como herramienta expresiva como la secuencia de los movimientos, “durante mis años escolares recuerdo haberme sumergido recolectando apuntes de cada una de estas obras en la biblioteca del colegio, esas eran las historias que llenaban mi imaginación”, explica German. Entre las colecciones que recuerda están las de historia universal del Instituto Gallach, la de Carl Grimberg, Albert Malet, entre otras.

La ausencia y la desconexión. German explica que la muestra no trata de un viaje turístico o de negocios, con partida y regreso establecido, sino del éxodo, la odisea, ese viaje con destino incierto y de duración desconocida. Evoca esa sensación de no estar, de haber salido de la escena, de que el mundo que dejas sigue corriendo sin ti como en una línea de tiempo paralela.

El diseño gráfico ha permitido que su arte muestre una multiplicidad de técnicas y cómo estas se fusionan, mediante una revaloración del dibujo y manejando diversos niveles de interpretación a través de la forma y el contenido. Por otro lado, la tecnología está presente pero no en una visión apocalíptica, sino como una aceptación de esta como una especie de mediadora en tanto es una forma de cuestionar la posibilidad de una real comunicación. Esto se puede ver en los diversos personajes de sus obras. “Ellos crean con su propia presencia, con sus cabezas de animales o sus máscaras, un mundo carente de rostros humanos, y por lo tanto, ajeno a la empatía o identificación del viajero con su entorno, por eso varios están amordazados, vendados o con los oídos cubiertos”, agrega.

Finalmente, el artista menciona que al ser invitado a una sesión de preguntas y respuestas, pudo comprobar lo sorprendente es que cada persona le encuentre significados diversos, “algunos lo expresan de manera tan vívida que incluso uno no podría decirlo de mejor manera”, explica German que espera haber logrado despertar la curiosidad de los espectadores.