“Los principales desafíos de la Universidad se encuentran en la coordinación de los procesos que atraviesan sus diversas unidades”
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Redacción PuntoEdu
Si tuviera que mencionar las tres principales acciones desde el Vicerrectorado Administrativo (VRAD) en este primer año de gestión, ¿cuáles serían?
Este primer año de gestión amerita la distinción entre lo realizado antes y después de la pandemia, pues responden a desafíos diferentes. Antes de la pandemia, la gestión estuvo concentrada en reorientar las direcciones del VRAD hacia un esfuerzo más colaborativo y de equipo, y en aprovechar las potencialidades y fortalezas de cada una de sus unidades para la gestión interna de la Universidad y de los proyectos institucionales en desarrollo en los distritos de Santa María y San Isidro. De esta forma, se buscó fortalecer los procesos de planificación operativa y de inversiones, una mayor eficiencia en el uso de los recursos de la Universidad y promover el desarrollo de las unidades externas de la PUCP.
En los últimos cuatro meses, producto de la pandemia, los esfuerzos del VRAD se han reorientado a apoyar la continuidad de la actividad académica, y monitorear permanentemente el entorno financiero y económico. Estos meses están caracterizados por una altísima incertidumbre. Las direcciones del VRAD están respondiendo con solvencia a este gran desafío institucional en términos tecnológicos, de soporte financiero, de gestión de infraestructura y de recursos humanos. Actualmente, los esfuerzos continúan para descubrir y preparar a la Universidad para lo que se cree que será la nueva normalidad universitaria en los próximos años.
Previamente ha hecho énfasis en la organización y diálogo con distintas unidades que conforman nuestra Universidad. ¿Cómo se ha avanzado en ese sentido?
La Universidad tiene unidades académicas y administrativas que, en general, funcionan relativamente bien si uno las observa de forma aislada; sin embargo, los principales desafíos de la Universidad se encuentran en la coordinación de los procesos que atraviesan las mismas. Además, es importante recoger en cada momento las necesidades expresadas por los estudiantes, para lo cual los gremios y representaciones estudiantiles desempeñan un rol fundamental.
Por ejemplo, la implementación del ciclo de verano 2020, que pasó a durar ocho semanas en lugar de seis, requirió comprender las necesidades de los estudiantes y realizar un esfuerzo conjunto de las distintas direcciones administrativas de los vicerrectorados Administrativo y Académico, de la Dirección de Comunicación Institucional, de la Secretaría General, y de las facultades y departamentos.
Cabe destacar que la pandemia ha incentivado la colaboración entre los estudiantes, la administración y las unidades académicas. Por ejemplo, al inicio de la implementación de la educación a distancia, los gremios y representaciones estudiantiles estuvieron muy activos para expresar las necesidades y dificultades de conectividad que podrían tener nuestros estudiantes. Con esta información, profesores del Departamento de Ingeniería le dieron forma, de manera paulatina, al Fondo de Conectividad que el VRAD apoyó desde el primer momento. Si bien en este semestre ha habido divergencias de parte de grupos de alumnos o de docentes sobre los caminos seguidos por la administración o el Rectorado, la colaboración de la comunidad universitaria ha sido mucho más significativa y se ha manifestado de diversas formas. Esta ha tenido un rol fundamental en garantizar la continuidad de la Universidad.
El contexto actual es uno de los más difíciles que ha tenido que enfrentar la PUCP en términos económicos. ¿Cuál es el panorama financiero de la Universidad?
Sin duda, estamos frente a una crisis sin precedentes para el país y la Universidad. Sin embargo, la buena gestión financiera y económica de la PUCP ha permitido tener el respaldo suficiente para garantizar su continuidad y realizar los cambios necesarios para encaminarnos, en el 2020, hacia una operación a distancia, no solo en términos académicos, sino también en el trabajo remoto. Han sido momentos en los que se ha puesto de manifiesto el elevado compromiso de la comunidad universitaria y las diversas capacidades institucionales. Sin embargo, la crisis ha sido muy aguda y esto se ha visto reflejado en reducciones muy grandes de los ingresos estimados para este año que, además, encuentra a la Universidad con costos fijos altos que, por sus características, no se pueden reducir rápidamente. Esto ha generado un déficit presupuestal que ha sido, paulatina y parcialmente, cubierto con importantes ajustes en las inversiones, grandes reducciones en los fondos institucionales, y en los presupuestos operativos y subvencionados de las distintas unidades académicas y administrativas.
A pesar de ello, debido a que se trata de un déficit grande, se ha necesitado recurrir a varias medidas adicionales, tales como los recientes ajustes salariales, el refinanciamiento de los préstamos que tiene la Universidad y nuevos préstamos de corto plazo. También se están estudiando nuevas medidas financieras y de reforma estructural para garantizar la viabilidad económica de la Universidad en el mediano y largo plazo. Al mismo tiempo, se viene trabajando en ampliar en lo posible todas las fuentes de ingresos de la Universidad y explorar nuevas oportunidades. Se estima que todas estas medidas, en conjunto, permitirán tener un presupuesto equilibrado el año 2020 y desarrollar una perspectiva de mediano plazo que sirva de sustento para iniciar la recuperación esperada en el 2021.
La comunidad sabe que, entre las medidas de ajuste económico, se ha debido apelar a la solidaridad de docentes, autoridades y trabajadores. ¿Cómo se llegó a este acuerdo? ¿Cómo respondió la comunidad?
Dada la gravedad de la crisis, ha sido necesario proponer un ajuste en las remuneraciones hasta fin de año. Buscando la transparencia, se mantuvo a la comunidad permanentemente informada de la gravedad de la crisis, se conversó con distintas instancias, incluido el Sindicato Único de Empleados y Obreros de la PUCP, y se solicitó a cada trabajador docente y administrativo su consentimiento con la medida. La respuesta de la comunidad ha sido de gran compromiso con la institución, pues el 98% de las personas consultadas ha estado de acuerdo, lo cual es notable.
Para hacer frente al estado de emergencia, la Universidad impulsó medidas de apoyo económico para los estudiantes. ¿Cuál fue la inversión para estos programas solidarios? ¿Se van a mantener? ¿Se están lanzando nuevas medidas para el siguiente semestre?
En marzo, el estado de emergencia se decretó luego de que los alumnos se hubieran matriculado en el semestre 2020-1. Por ello, se implementó, de manera excepcional, el retiro de cursos con devolución de dinero. También se lanzó el Fondo de Conectividad, que permitió atender a miles de alumnos y también a docentes y administrativos. Fue importante también el Fondo de Contingencia, el cual permitió extender a un mayor número de estudiantes los mecanismos históricos que existen en la Universidad, tales como la reclasificación de escalas de pago, las becas y los refinanciamientos. Estos mecanismos han funcionado en el pasado como amortiguadores frente a las diversas crisis económicas que afectan a las familias y han funcionado nuevamente en esta. Adicionalmente, se redujo el aumento del valor del crédito previsto para el 2020, se eliminaron las moras y se modificaron calendarios de pagos, entre otros beneficios. Todas las medidas de apoyo a nuestros estudiantes han sido muy significativas y representan más del 10% del presupuesto de la Universidad aprobado para el año 2020. La administración de la Universidad está en estos momentos evaluando cuáles de estas medidas podrán extenderse al semestre académico 2020-2.
¿Cómo un contexto de crisis económica afecta los planes de mejora de infraestructura de la Universidad?
La Universidad tiene préstamos con el sistema bancario para la ampliación de Plaza San Miguel, la construcción del Complejo de Camino Real y otras obras ya realizadas en el campus. Estas deudas se están refinanciando y las obras en marcha deberán concluirse. También se debe concluir la ampliación de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, hecha con recursos propios, que está muy cerca de terminarse.
Por otro lado, las nuevas inversiones en infraestructura se postergan hasta que haya mejores condiciones económicas. Cabe resaltar que las necesidades de infraestructura se modificarán por el impacto que tendrá la entrada masiva de la educación a distancia: el nuevo modelo académico significará un cambio en los requerimientos de infraestructura, pues demanda más inversión en tecnologías de información.
¿Qué acciones se vienen implementando para cubrir el déficit que ha causado la pandemia en nuestro presupuesto?
El año 2019 fue bueno para la Universidad en términos económicos y financieros, lo cual ha permitido tener un respaldo importante para el primer semestre del año. Sin embargo, debido a la pandemia y al cierre del campus, la reducción de todos los ingresos anuales de la Universidad se estima en aproximadamente 30%. Por ello, el presupuesto que había sido aprobado para el presente año ha venido siendo modificado mes a mes. Con la reducción de los ingresos, se han recortado algunos egresos, pero no en la misma proporción, pues la Universidad tiene altos costos fijos.
En este periodo, la Universidad ha realizado sucesivamente varias reducciones presupuestales en actividades de inversión, proyectos de investigación y otros, fondos institucionales, y en los presupuestos ordinarios y subvencionados. Sin embargo, subsiste un déficit presupuestal proyectado para este año, para lo cual se están tomando medidas adicionales: generación de ingresos en pregrado, posgrado, formación continua, servicios, alquileres y búsqueda de nuevas fuentes de ingreso. Al mismo tiempo, se plantean reducciones de egresos con las siguientes acciones: reperfilamiento de la deuda para postergar las cuotas de los préstamos, toma de préstamos de corto plazo con la banca comercial, y búsqueda de financiamiento de mediano plazo con la banca de fomento internacional y otras entidades financieras.
En este contexto y de cara al futuro, ¿cómo afrontará la Universidad un plan de transformación digital a gran escala?
La transformación digital en la Universidad se ha acelerado producto de la pandemia. En el ámbito académico, de manera extraordinaria y notable, la PUCP ha cambiado, en menos de un mes, su oferta presencial por educación a distancia. En este sentido, elementos de este cambio deberán mantenerse y perfeccionarse a lo largo del tiempo, aun cuando se retorne a la enseñanza presencial. Es posible que avancemos hacia un sistema híbrido semipresencial, con distintos grados de componentes a distancia, para adaptar la educación al contexto sanitario que se presente.
Por otro lado, la transformación digital también ha impactado a la administración, y a los procesos académicos y administrativos, pues ha profundizado la automatización de procesos y el uso de diversos medios digitales. En este semestre, las capacidades existentes para la educación virtual y la disponibilidad de recursos humanos, sistemas y tecnología en general para la administración han sido fundamentales para la continuidad de las actividades de la Universidad. Sobre esta base, la transformación digital será un eje importante de desarrollo de la Universidad en el corto y mediano plazo.
Conoce más…
Esta entrevista es parte del balance hecho por el equipo rectoral en su primer año de gestión. Mira aquí el resumen y revisa las entrevistas al Dr. Carlos Garatea, rector de la Universidad; a la Dra. Cristina Del Mastro, vicerrectora académica; y al Dr. Aldo Panfichi, vicerrector de Investigación.
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