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“Un suelo bueno se mantiene intacto durante un terremoto y resiste bastante peso”

Cada vez más buscamos prevenir los desastres de la naturaleza como los terremotos, pero estos fenómenos, impredecibles en esencia, nos han demostrado que las tragedias, muchas veces, son inevitables. Ante esto, las estructuras de las construcciones se convierten en protagonistas pues de ellas dependemos para que haya la menor cantidad de muertes. En una ciudad que crece para arriba, ¿estamos preparados para posibles terremotos? ¿Nuestro suelo es el adecuado para elevar tantas torres? El ingeniero Alejandro Muñoz, quien dicta el curso Ingeniería Antisísmica, nos explica la situación en la que estamos los limeños de cara a un terremoto.

  • Alejandro Muñoz
    Docente del Departamento de Ingeniería
  • Texto:
    Gonzalo Silva
  • Fotografía:
    Jorge Ruiz

¿Cuáles son las características del suelo limeño de cara a la posibilidad de un terremoto?

Lima tiene un excelente suelo, es muy bueno en general, pero tiene algunas zonas que no son buenas; por ejemplo el Callao, donde hay zonas con suelo muy malo, en algunas zonas de La Molina también hay suelo malo. Pero una cosa es el suelo y otras las obras que se construyen encima.

¿De qué depende, entonces, la calidad del suelo para una construcción?

Un suelo bueno se mantiene intacto durante un terremoto y resiste bastante peso. Eso pasa en Lima, por ejemplo. Pero si vas a Chimbote o en zonas de arena, cuando venga un gran terremoto esas arenas se convierten en líquido (licuación) y pierden su capacidad de soportar.

Los edificios que se están construyendo son inmensos y están en lugares acostumbrados a soportar casas. ¿El suelo limeño está preparado para este cambio de estructuras?

El suelo resiste mucho más que esos edificios, que son juguetitos que están encima. El suelo limeño es bastante bueno y se podrían poner edificios de cincuenta pisos sin dificultad, como existen en otros países del mundo. Comparativamente tenemos un estupendo suelo. Por ejemplo, Santiago de Chile tiene un buen suelo, pero no tan bueno como el nuestro, que resiste más. Nuestra ciudad está en una zona de buen suelo, excepto en los conos. Estos tienen suelos muy diversos, que podrían ir hasta los suelos malos, arenales.

¿Cómo encuentra estas nuevas construcciones? ¿Recogen las técnicas necesarias para poder resistir terremotos?

Sí. La ingeniería sísmica es una ingeniería compartida: lo que se sabe acá se sabe en Japón o en Chile. Por su misma naturaleza social es una ingeniería que se comparte en el mundo y la ingeniería sismorresistente en el Perú es muy buena, justamente porque tenemos estos problemas; es muy buena en relación con lo que sucede en otros países. ¿Pero qué es un gran terremoto? Los terremotos que hemos tenido son los del 40, 66, 70, 74; pero esos no son sismos grandes. Cuando hablamos de terremotos grandes nos referimos a un evento que viene cada 500 años y que no hemos tenido desde que hacemos edificios de concreto armado.

Todavía no pasamos esa prueba…

Efectivamente, como sí pueden decir nuestros vecinos de Chile. Ellos han pasado tremendos terremotos y saben bien de esto. Sin embargo, el mundo de la ingeniería sismorresistente se encarga de ver lo que pasa en todos los sitios, y en función de esa mirada puedo decir que confiamos en que le vaya bien a nuestros edificios. Estos se tienen que dañar en un gran terremoto, pero no esperamos colapsos.

¿Cuáles son las características que debería tener un buen edificio para resistir un terremoto? ¿Qué ha hecho Chile a raíz de sus experiencias?

Los edificios que soportan bien los terremotos son los que tienen muros de concreto armado, de albañilería; los edificios que se comportan pobremente son los que están llenos de vigas y columnas, que se conocen como edificios de pórtico. Chile es famoso porque sus edificios son puro muro de concreto armado. Es una escuela de ingeniería que intuitivamente fue desarrollada por ellos. Ha funcionado en todos los terremotos que han tenido, incluido el del 60, que es el más grande de la historia (más de 9 en la escala de Richter). Ellos sí saben y es una escuela que han defendido a punta de ejemplos contra corrientes de otro lado. Han ido por su lado y el tiempo les ha dado la razón.

¿Las nuevas torres que se están construyendo en nuestra ciudad siguen esta técnica?

Sí, son edificios con muros, no tanto como los de Chile, pero sí tienen muros. Y hay una combinación: muros más pórticos más vigas más columnas.

Se dice que para que un edificio pueda resistir un terremoto tiene que tener movilidad para que no colapse. ¿Es esto cierto?

No, es al revés. Ha quedado demostrado que no funciona hacer que las cosas se muevan, que sean flexibles para que cuando venga el sismo liberen energía. Ahora se dice que mientras más rígido se haga el edificio, tiene más probabilidades de sobrevivir a un terremoto. Hay que evitar que se deforme, que se mueva a como dé lugar, usando muros, pórticos más rígidos, etc.

Mirando la estructura de la ciudad y cómo ha ido creciendo, ¿está preparada para resistir un terremoto de gran magnitud?

Hay un dicho que dice que nadie está preparado. Después de cada terremoto todos los interesados van a la ciudad donde ocurrió y ven lo que pasó. La conclusión siempre es que no estamos preparados. No lo estamos ni en tecnología ni como ingenieros sabemos muy bien qué hacer, cada terremoto enseña cosas que no se pensaba y como organización social estamos terriblemente mal preparados. El problema no va a estar en las construcciones masivas de concreto armado porque, primero, están ubicados en suelo bueno; segundo, los edificios altos son construidos por empresas con buena trayectoria profesional. El problema está en los edificios diseñados por personas sin mucho oficio y construidos por personas de empresas pequeñas con poco control. Por ahí podría haber un punto de fuga, pero donde claramente el problema es serio es en la autoconstrucción. No hay intervención de ingeniería para saber cómo es el suelo, lo que es imposible de hacer porque cuesta, no hay un estudio de ingeniería para decidir cuál es el sistema estructural, cómo se debe comportar, cómo hay que construir, diseñar, ¡no hay planos! La parte vulnerable de Lima está en los conos y asentamientos humanos.

¿Estos edificios podrían caerse sin un terremoto?

Sin un terremoto nada se cae. A lo largo del tiempo y de la experiencia se aprendió a construir para que las cosas no se caigan por gravedad. Los niveles de seguridad en ingeniería son tan altos que es imposible que se caiga algo por puro peso propio. Sin embargo, estas construcciones están absolutamente desatendidas para la eventualidad de un terremoto. Usan materiales de mala calidad, ladrillos que no se deben utilizar para resistir cargas sísmicas, no tienen ni por lejos un diseño de ingeniería, no tienen control. Se supone que un edificio se construye y en cincuenta años ha cumplido su función; en algunos países, efectivamente, se demuele y se vuelve a hacer otro, en nuestro país sigue funcionando bastante más tiempo. Pero no hay una respuesta a cuánto les queda hasta que venga el terremoto porque no sabemos cuándo va a venir.

Ante el inevitable panorama de autoconstrucción, ¿qué alternativas nos quedan para evitar las tragedias?

El problema es muy complejo. ¿Por qué empieza la autoconstrucción? Primero por las carencias económicas y segundo por la desatención del Estado. Es más, antes que eso, debe haber un plan estricto del uso de los suelos: en donde no se puede construir debe ponerse algo para que nadie construya ahí. Es igual que cuando ocurre un huaico: la gente construye en el camino por donde este pasa. Igual, hay suelos donde no se puede construir porque se sabe que son como agua y lo que se construya se va a hundir. Entonces, si se sabe que eso va a suceder durante un terremoto, cualquier zona debería estar diferenciada.

El Perfil

Nombre: Alejandro Muñoz

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