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Un soplo del Espíritu Santo

  • P. Edmundo Alarcón
    Director del Centro de Asesoría Pastoral Universitaria (CAPU)

La Pontificia Universidad Católica del Perú esta semana se viste de gala para rendir homenaje a tres insignes docentes del Departamento de Teología. Ellos son Luis Fernando Crespo, Felipe Zegarra y Adelaida Sueiro, quienes serán nombrados como profesores eméritos por la excelencia de su labor docente en nuestra Universidad.

Evidentemente, esta superlativa triada docente -junto a varios otros teólogos entre los que destaca Gustavo Gutiérrez- ayudó a configurar el quehacer histórico del Departamento de Teología, su desarrollo, su expansión y su presente, que, hoy por hoy, es muy apreciado tanto dentro y fuera de la Universidad. Ello se debe a la calidad que han impreso en su trabajo docente, precioso legado que entregan a las nuevas generaciones, que aspiramos se mantenga, porque la valla que dejan es muy alta.

Luis Fernando Crespo, Felipe Zegarra y Adelaida Sueiro han ayudado a configurar el quehacer histórico del Departamento de Teología, su desarrollo, su expansión y su presente, que, hoy por hoy, es muy apreciado tanto dentro y fuera de la Universidad

En efecto, lograr una carrera en la docencia universitaria, por más de 50 años, es un privilegio concedido a pocos mortales; por otra parte, conseguir que, esos más de 50 años, tengan el sello de la excelencia es una virtud difícil de lograr; pero que todo eso se dé en tres teólogos al mismo tiempo y en la misma Universidad, supera cualquier expectativa, azar, coincidencia, los astros o cualquier otra eventualidad.

Sin embargo, puestos a pensar y para decirlo en términos de fe, sería más oportuno expresar que ha sido el soplo del Espíritu Santo quien ha permitido esta conjunción de dos teólogos y una teóloga por más de ¡medio siglo! en nuestra Universidad.

Esta feliz ‘travesura’ del Espíritu ha hecho que esta semana, en un acto de justo y necesario reconocimiento, celebremos con sincera gratitud su nombramiento como profesores eméritos, porque Luis Fernando, Adelaida y Felipe se constituyen en bastión innegable y su legado llega a nosotros, casi todos discípulos suyos, como llama ardiente que nos calienta el corazón, pero al mismo tiempo nos quema por la enorme exigencia que comporta esta herencia para las jóvenes generaciones que están asumiendo la posta.

Muchos como ellos han entregado su vida por la enseñanza, pero pocos como ellos lo han hecho entregándolo todo con pasión, alegría y sobre todo coherencia".

Toda la pléyade de estudiantes que han escuchado sus clases y disertaciones abrieron sus ojos al entendimiento de la teología, su razón de ser, su relación con la realidad social, con la vida de fe, con la experiencia cercana o lejana de Dios, en fin, con la vida misma.

Como lo expresa Luis Fernando Crespo, con la experiencia de sus 58 años de docencia, la Universidad, “por su naturaleza misma, está llamada a ser un espacio de diálogo, de intercambio de experiencias, razones y sentidos de vida. Diálogo abierto a la escucha y a la interpelación, desprejuiciada y no simplificadora, tratando de entender, aun sin necesariamente compartir y aceptar, las razones y sentidos del que piensa y siente diferente”. De ese modo, la teología encuentra en ella el espacio fecundo y sugerente para explicar y explicarse a sí misma.

Asimismo, Felipe Zegarra, con 56 años de docencia y desde los cursos que dictaba y aún dicta, sabe entrar en diálogo y cercanía con sus jóvenes estudiantes desafiándolos a que se “atrevan a pensar”; él hace posible que cualquier reflexión teológica, filosófica o económica se haga comprensible para que resuene en sus estudiantes de forma clara y sencilla. Sin duda, su vocación por la docencia puede más que el tiempo transcurrido.

Luis Fernando, Adelaida y Felipe se constituyen en bastión innegable y su legado llega a nosotros, casi todos discípulos suyos, como llama ardiente".

Completando la fundante triada teológica tenemos a Adelaida Sueiro con 52 años de camino en la docencia y enseñanza de la teología. Ella, con audacia y valentía, supo asumir los desafíos que el Concilio Vaticano II planteó a la Iglesia de abrir las puertas de la teología a los laicos, asunto impensable pocos años antes. Ella fue más allá: se “atrevió” a ser una de las primeras mujeres en enseñar teología en la Universidad, y quizá en el Perú, en un tiempo que apenas se asumían las renovaciones que había propuesto el Concilio.

Finalmente, es tiempo para celebrar el camino recorrido y mirar con admiración a nuestros maestros. Muchos como ellos han entregado su vida por la enseñanza, pero pocos como ellos lo han hecho entregándolo todo con pasión, alegría y sobre todo coherencia. Por eso, a los tres va nuestra admiración, respeto, cariño y el sentimiento agradecido por tan bello ejemplo de vida y docencia que ya quisiéramos emular.

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Ana Maria Vidal Cobian

Felicitaciones queridos maestros P.Luis Fernando Crespo, Felipe Zegarra y maestra Adelaida Sueiro profesores emeritos de Teologia en la PUCP!
Abrazos