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Un músico de intercambio

  • Edgardo Benedetti
    Alumno de la especialidad de Música de la Facultad de Artes Escénicas

Viajar al McNally Smith College of Music como parte de un intercambio ha despertado en mí nuevas aspiraciones y, a su vez, me ha hecho cambiar costumbres, maneras de pensar e impulsos que no me dejaban avanzar. Ahora, gracias a este tiempo pude darme cuenta de mis propios errores, corregirlos y saber cómo trabajar cada aspecto de mi vida.

Pasé de ser un alumno de los últimos años a lidiar con los “freshman”. Me tocó vivir la primera semana donde nos dan el recibimiento y ver a los estudiantes todos los días todo el día y tener el college a su entera disposición, con reuniones casi diarias con los profesores, que nos daban recomendaciones muy específicas sobre nuestras metas y qué cursos llevar. Fue satisfactorio saber que el nivel brindado por la especialidad de Música está a la altura de McNally Smith, una de las 20 mejores universidades de música privadas en los Estados Unidos.

Mi objetivo era reforzar todos los aspectos en los que estaba débil para superarlos. Considero que no pude haber escogido mejor los cursos que llevé y tuve mucha suerte de tener maestros como Pete Whitman en Improvisación, Adi Yeshaya (arreglista oficial de “The Voice” y de artistas como Whitney Houston) en arreglos y Adam Meckler en trompeta. Gracias a ellos tuve experiencias muy gratas como tocar como líder de sección y acompañar a una de las mejores trompetistas del mundo, Ingrid Jensen, junto a la McNally Smith Jazz Orchestra. También logré viajar y hacer tours por distintas ciudades como Harrisburg, New Jersey, Chicago, New York, Wisconsin etc.

¿Todo fue muy feliz? Pues, no. Me tocó estar un país donde no hablan tu idioma: el inglés no es como te lo enseñan en los institutos. Las personas hablan rápido, no repiten las frases para que las entiendas y existen palabras que jamás en tu vida habías escuchado o expresiones que significan una cosa completamente distinta a lo que dicen los libros.

Soy de las personas que casi nunca está en casa, así que pensé que sería fácil vivir solo. No contaba con que debía aprender a lavar, cocinar y limpiar. Incluso comencé a hablar como mi madre diciendo cosas como “qué caro está el jabón”, “no… ese champú es malo, pero este otro es muy caro”, “voy a darme una vuelta a ver si encuentro algo mejor”.

No obstante; ver, escuchar y conversar con las estrellas del jazz, así como, tocar con tanta gente, conocer tantas ciudades, te da en definitiva otra perspectiva de vida y de lo que quieres ser. Es una experiencia súper valiosa que la llevaré siempre conmigo, así como a los nuevos amigos, contactos importantes, y sobre todo mucha nueva música. Esto compensa todo lo pesado que pudo haber sido adaptarme a esta nueva vida.

No puedo dejar de agradecer a los coordinadores y profesores que hicieron esto posible, a la coordinadora de la Especialidad de Música, Lyscenia Durazo, al director del Instituto de Etnomusicología PUCP, Raúl Renato Romero, a los maestros Andrés Prado, Laureano Rigol, entre otros más y sobre todo a mi maestro de instrumento, Abel Páez por darme una excelente preparación, que fue fundamental en esta experiencia.

Fotos: Archivo personal

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