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"Fue muy duro pasar de las declaraciones políticas y la diplomacia a la realidad"

En el 2004, Colombia, Ecuador y Perú iniciaron sus negociaciones para la firma de un tratado de libre comercio (TLC) con los Estados Unidos. Si bien logramos que nuestros acuerdos fueran firmados el 2006, Perú logró que el suyo entre en vigencia el 2009 mientras que Colombia tardó tres años más en hacerlo. ¿A qué se debió este retraso? El profesor José Manuel Álvarez (Colombia) participó en estas negociaciones como representante de industrias locales y observó este proceso de cerca. A fines de noviembre visitó nuestro campus como invitado de la Maestría en Derecho Internacional Económico para dictar el curso «El derecho administrativo global y la experiencia de Colombia con el TLC».

  • José Manuel Álvarez
    Docente de la Universidad Externado de Colombia.
  • Texto:
    Luis Yáñez
  • Fotografía:
    Roberto Rojas

¿Cuál era la situación del comercio internacional colombiano antes de la firma del TLC?

Teníamos una participación superavitaria con Estados Unidos. Aproximadamente el 70% de nuestras exportaciones correspondían a flores, plátanos, carbón y petróleo. El otro 30% venía de productos manufacturados, textiles y plásticos.

¿Cuánto tardó el proceso de negociación?

La formalización de la intención de negociación se inició el 8 de agosto del 2002, con una visita de Robert Zoellick, representante comercial de los EE.UU., a Colombia. En ese momento se anunció y formalmente iniciamos el proceso en mayo del 2003 en Cartagena y terminamos el 2006. Fueron cuatro años.

¿Cuál fue el momento más complejo dentro de esta negociación?

Creo que hubo dos momentos complejos. Al inicio de la negociación, cuando se recibió la propuesta de los EE.UU. con sus ambiciones comerciales, vimos que era maximalista en todos los sectores, prácticamente proponía la destrucción total del aparato productivo colombiano. Fue muy duro para el país pasar de las declaraciones políticas y la diplomacia a la realidad y al ejercicio del poder duro y puro al negociar con una potencia como los EE.UU.

Y el segundo momento fue cuando se trataron los temas sensibles que estratégicamente habían sido dejados al final por parte de los EE.UU., en particular en materia agrícola, propiedad intelectual y protección de inversiones. Fue difícil ver cómo las aspiraciones de contar con un mejor tratado no se cumplieron.

¿Las expectativas fueron altas?

Sí, los políticos nos vendieron la supuesta necesidad de un tratado de libre comercio. Nos dijeron que habría un mayor acceso, pero no se logró eliminar las barreras arancelarias para el ingreso de nuestros productos a los EE.UU. Básicamente, quedamos en las mismas que estábamos antes, con el agravante que los productos norteamericanos entrarían más fácilmente a nuestro mercado. Si bien nuestros países (porque Colombia y Perú negociamos juntos) resistieron de manera digna y ponderada, considero que el resultado ha sido desventajoso y va a ser difícil sobreponerse. En algunos años veremos las consecuencias.

Si el acuerdo fue firmado en el 2006, ¿por qué el TLC recién entró en vigencia en mayo del 2012?

El acuerdo se paralizó porque la Cámara de Representantes de los Estados Unidos (en su mayoría, demócrata) percibía que el gobierno del presidente colombiano Álvaro Uribe presentaba serios déficits políticos, debido a los graves cuestionamientos que tenía en temas vinculados a la violación de derechos humanos, derechos laborales y medioambientales.

Uribe creyó que gastando millones de dólares en lobbys al interior del congreso estadounidense iba a conseguirlo, pero su estrategia no funcionó. La lectura que le dimos algunos fue que mientras Uribe continuara en la presidencia no se iba a aprobar el TLC. Y esto se comprobó luego porque cuando Juan Manuel Santos comenzó su mandato el 2010, se destrabó el proceso y al año siguiente pasó sin tanta dificultad por el Cámara de Representantes y el Senado de EE.UU. El mensaje fue claro.

Luego de dos años y medio de puesta en marcha, ¿qué resultados concretos se han obtenido?

Es muy pronto para hacer una evaluación general. Tocaría esperar unos años más para hacer un análisis de los flujos comerciales colombianos y norteamericanos, pero uno sí puede ver a corto plazo ciertas reacciones. Por ejemplo, el pequeño sector del trigo ya desapareció en Colombia y el precio de los productos farmacéuticos se ha incrementado debido a las protecciones de propiedad intelectual implementadas.

En el caso peruano, se cuestionó la capacidad de reacción del empresariado, que no estuvo preparado para entrar a un mercado más competitivo. Analistas señalaron que el sector empresarial no le saca provecho a estos tratados. ¿Ocurrió lo mismo en Colombia?

A mi criterio, no se le puede echar la culpa a los empresarios, porque hay que ver la realidad de nuestras estructuras y de nuestras capacidades económicas. Tenemos empresas que en el ámbito interno pueden parecer grandes, pero que no tienen los recursos de capital de las compañías multinacionales. Entonces, entrar a competir a los mercados globales no es fácil. Quienes hacen ese tipo de declaraciones, están equivocados: son tecnócratas de escritorio que no saben hacer negocios y que sí saben criticar.

¿Qué tipo de ayuda podría brindar el Estado a los empresarios para que sus productos sean más atractivos e innovadores?

Tendría que haber una política industrial estatal para apoyar a estas empresas, que les permita ser sectores de alta competitividad internacional, que puedan sostenerse ante los mercados globales. Y para esto se necesitan dos elementos fundamentales: acceso a tecnología barata y adaptable, y capital suficiente para apalancar los procesos productivos y de comercialización con una perspectiva a largo plazo. En Colombia tenemos programas de apoyo a los exportadores pero las tasas de interés son demasiado altas. Y por otro lado, menos del 0.2% del presupuesto nacional se destina a la investigación y al desarrollo. Así no vamos a llegar a ninguna parte.

¿El gobierno colombiano busca actualmente firmar más tratados de libre comercio con otros países?

Hace un año se discutió este tema, debido a que algunas empresas empezaron a verse afectadas con los TLC ya firmados, pero el presidente Santos ya anunció que por ahora no se van a negociar más TLC. Y es que, cuando ya has negociado TLC con Europa y EE.UU., cuando se tienen acuerdos con Japón y los países del Pacto Andino, Mercosur y ALAIC, y cuando todo el aparato productivo de tu país ya ha quedado expuesto ante tus principales competidores y socios comerciales… ¿con quién más vas a negociar? Colombia no tiene comercio con países africanos.

¿Cuál es la sensación de la ciudadanía frente a la firma de estos TLC? ¿Se debate este tema?

No. Recuerdo un gran debate durante la negociación del TLC con la Unión Europea, porque se negoció terriblemente el acceso de la leche europea, lo que puso en riesgo a 400 mil campesinos colombianos que viven de la producción de leche. Pero no tuvo mayores consecuencias, termina el escándalo y no pasa nada. Es un tema tan amplio, complejo y segmentado que es difícil que la ciudadanía vea el efecto real de estos acuerdos. Será cuestión de tiempo, veremos qué pasa.

El Perfil

Nombre: José Manuel Álvarez

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